Las clases, una situación emocional y motivacional en los estudiantes. Año 4. Número 9

Autores: Héctor Julián Bonilla y Cinthya Julián Bonilla.

RESUMEN

El presente artículo aborda la situación emocional y motivacional que se presenta durante el proceso de enseñanza-aprendizaje, particularmente durante las clases dentro de un aula escolar. Se parte de que tanto estudiantes como docentes viven emociones y tienen motivaciones que modifican la asimilación en clase.

PALABRAS CLAVE: Aprendizaje, clases, emoción, lección, motivación.

INTRODUCCIÒN

Los estudiantes emocionados y/o motivados expresan con alegría en casa, en los pasillos, en el patio central, en la calle, en el transporte: voy a mis clases, tengo clase, te dejo porque voy a mis clases, voy a tomar clase. Pero desilusionados comentan: mis clases se me hacen aburridas, poco interesantes o nada interesantes.

En este artículo se responderán interrogantes para entender qué ocurre durante el proceso en el aula, tanto de parte de estudiantes como de docentes, ya que ambos integrantes son responsables del proceso completo.

DESARROLLO

¿Qué se entiende por “clases” en el ámbito educativo? De acuerdo con el diccionario de la Academia Española (RAE, 2014) son el “conjunto de estudiantes que reciben un mismo grado de enseñanza o estudian la misma asignatura y asisten a las lecciones correspondientes o la lección que da el maestro a los discípulos cada día”.

También “es la ejecución de un conjunto de actividades pedagógicas que desarrollan los docentes con los educandos, dentro o fuera del aula, en la que se efectúan diversas experiencias en torno a un tema, contenido, capacidad, competencia u objetivo, con el fin de que los educandos logren aprendizajes en un corto periodo de tiempo 45, 90 o 135 minutos” (Hidalgo, 2007).

Según Walter (1980) es “un proceso de interacción donde intervienen los elementos del currículo (educando, docentes, métodos, materiales, etc.)”.

Así, la clase en el ámbito educativo se refiere a la enseñanza de una lección, es la sesión de enseñanza-aprendizaje.

Actualmente se “sostiene que las clases deben tener una triple característica: ser formativas, significativas y productivas. Esto supone que las clases deben tener presente la importancia de la adquisición de destrezas intelectuales, motrices y pragmáticas, así como el desarrollo del aspecto afectivo y actitudinal porque servirán al alumno de herramientas para su vida futura, con ampliación múltiple en diferentes campos del conocimiento y de la vida diaria” (Hidalgo, 2007).

Analizando las definiciones anteriores es pertinente decir que la clase se enfoca en la acción de aprender algo, según el constructivismo. Primero aprendo para mí y después comparto con los demás conjuntamente, ello involucra las enseñanzas del profesor hacia los alumnos con el propósito de construir y reconstruir el conocimiento mediante una planeación didáctica.

Pero, ¿cuántos tipos de clases hay? Existen clases “teóricas, practicas, formales e informales, unidisciplinarias, multidisciplinarias, inductivas, deductivas, experimentales, basadas en proyectos, individuales y grupales” (Hidalgo, 2007).

Y ¿en qué momento la clase se convierte en motivacional para el alumno, sin importar la disciplina?, ¿cuándo sí aprendo, cuándo hay un buen ambiente educativo, cuándo el profesor domina la materia, cuándo el contenido a aprender se vuelve dinámico, cuándo el docente hace pensar e involucrar a los alumnos en el conocimiento? Ocurre cuando la clase es de calidad, a pesar de su contenido, nivel de satisfacción y significación para el estudiante.

Sin olvidar que las clases además de conjuntar emociones y motivaciones son una lección para la vida, interesantes o no, motivadoras o no, productivas o no.

La vida dentro del aula es trascendental, va de lo pasivo a lo dinámico, a lo ejecutable, de oír cátedra a aplicar esos conocimientos fuera del ámbito escolar. El aprendizaje teórico, imágenes, voces, recuerdos en la memoria, lo aprendido se transforma en lección de vida. Por ello “la necesidad de enseñar a los alumnos a transferir lo aprendido en una situación concreta a otras muchas; la generalización del aprendizaje no se produciría a través de una abstracción desde un contexto a cualquier otro, sino desde el trabajo de una determinada capacidad en varios contextos, trabajo que, por tanto debería contemplarse y planificarse para ser llevado a cabo de forma sistemática en la actividad escolar” (Coll y Martin, 2006).

Así, determinar de qué sirve ir a clase debe ser importante para el alumno ya que mediante el aprendizaje podrá transmitir valores, emociones, actitudes, habilidades y conocimientos.

Debido a que se puede tener una clase sin docente, con apoyo o no de la tecnología, es importante considerar: ¿la motivación y las emociones dónde quedan sin docente?

Las emociones y la motivación

Las emociones son una parte sustancial de la vida humana, se requiere experimentarlas para entenderlas mejor. Una emoción puede ser el miedo ante el peligro de un accidente, la ira ante una injusticia, alegría por el nacimiento de un hijo o por aprobar un examen; desilusión por no lograr algo deseado. “Una emoción se activa a partir de un acontecimiento interno o externo, que también se denomina estímulo” (Coll y Sole, 1990). Para Bisquerra (2000) “una emoción es un estado complejo del organismo caracterizado por una excitación o perturbación que predispone a la acción”, en consecuencia se puede afirmar que las emociones se refieren a una variedad de estados con distinto contenido: ira, tristeza, alegría, entusiasmo, decepción.

Si una emoción se genera a partir de un acontecimiento la motivación también está presente. De acuerdo con Woolfolk (2005) “la motivación es algo que energiza y dirige la conducta”; incita al individuo a hacer algo, es el impulso que logra los objetivos establecidos (fines personales) o necesidades. Entonces, todos aprendemos cuando queremos o lo necesitamos.

Se ha definido a la “motivación intrínseca como una suerte de tendencia natural de procurar los intereses personales y ejercer las capacidades propias, y al hacerlo, buscar y conquistar desafíos, por lo que el individuo no necesita de castigos ni incentivos para trabajar porque la actividad le resulta recompensante en sí misma, por su parte la motivación extrínseca se relaciona con el interés que nos despierta el beneficio o recompensa externa que vamos a lograr al realizar una actividad, por ejemplo una calificación aprobatoria, obtener dinero a cambio de, complacer al profesor, etcétera” (Díaz Barriga y Hernández Rojas, 2001).

Según Woolfolk (1996), “es imposible saber si el comportamiento de un alumno está motivado intrínseca o extrínsecamente con sólo observarlo”. Quizá al estudiante sólo se le comprenderá parcialmente, no siempre se pueden conocer sus intereses, deseos o anhelos por aprender, aunque sí se logren intuir, motivar y provocar cambios en su vida cotidiana, profesional y escolar. La buena labor docente, por lo tanto, puede resultar altamente motivadora.

Para responder ¿cómo ligar una emoción a una motivación? se sondeó a 50 estudiantes universitarios, 10 de cada licenciatura: Educación, Derecho, Administración, Psicología y Gastronomía. La muestra corresponde a 50% de cada grupo seleccionado. El sondeo se realizó con la población estudiantil de la Universidad ETAC, campus Tulancingo, con estudiantes activos y se les formuló la siguiente pregunta: ¿cuáles son las emociones y/o motivaciones que te generan las clases a las que asistes?

Entre las respuestas más frecuentes se encuentran las siguientes:

De acuerdo con la tabla, las clases generan emociones y motivaciones diversas, algunas positivas y otras negativas.

La categoría de emociones positivas generadas es mayoritaria. En la licenciatura de Gastronomía los alumnos están más satisfechos con sus clases, después los de Derecho. Educación y Psicología se encuentran en un rango medio. Las clases de Administración generan más emociones negativas, por lo cual profesores y estudiantes de Administración, Psicología y Educación tienen un reto frente a las emociones negativas.

Los estudiantes llegan motivados intrínseca o extrínsecamente a sus clases, sin embargo las motivaciones intrínsecas (internas) para asistir a clase sólo provienen del alumno. Aunque llama la atención que sólo los estudiantes de Derecho y Educación mencionaron al docente como una motivación para ir a clase. Sería de utilidad saber ¿qué están haciendo los docentes?, ¿cómo manejan las emociones y motivación hacia su clase y alumnos?

Para Ausubel et al. (1978), “mientras un alumno no llegue motivado al aula difícilmente se mantendrá interesado en clase y por lo tanto no aprenderá significativamente[,] a esto se le llama disposición”, de ahí un requisito docente, generarla mediante estrategias, prácticas, maneras de llevar la clase, sólo así tanto el docente como el alumno podrán dinamizar su bagaje cognitivo logrando interés.

Como profesionales, el docente enfrenta el reto de generar aprendizaje significativo, para ello es fundamental que tenga interés, motivación, conocimientos y calidad en su práctica educativa, sin estos factores el proceso de aprendizaje se verá mermado.

CONCLUSIONES

El aprendizaje escolar, desde la perspectiva constructivista o humanista, no es estático y se vincula con las intenciones, objetivos, creencias e ilusiones del estudiante. Es decir, el proceso de enseñanza puede mejorar o disminuir la motivación por aprender, a pesar de que no se pueden establecer parámetros únicos y universales, sí es posible formular estrategias y pautas de acción para mejorar la práctica educativa: Los profesores deben fomentar la confianza, las expectativas positivas, evidenciar el valor de los aprendizajes y ayudarlos a permanecer comprometidos con sus clases y su aprendizaje.

En este trabajo se identificó la presencia de emociones que afectan a los estudiantes, su rendimiento académico, su motivación e interés. Pero también se hizo patente que esta motivación y emociones en los docentes es un factor a considerar dentro de la evolución del proceso de enseñanza aprendizaje.

Quizá en algunas escuelas se usan los mismos métodos de enseñanza y la educación sigue sin responder eficazmente a las demandas de la sociedad, pero con la ayuda de la tecnología y observando los intereses, motivaciones y emociones de los actuales estudiantes, pueda generarse un proceso efectivo si el docente es al mismo tiempo capaz de percibir sus condiciones dentro del aula.

BIBLIOGRAFÍA

Ausubel, D. P., Novak, J. D. y Hanesian, H. (1978). Educational Psychology. New York: Holt, Rinehart & Wiston.

Bisquerra, R. (2000). Psicopedagogía de las emociones. España: Síntesis.

Coll, C y Sole, I. (1990). La interacción profesor / alumno en el proceso de enseñanza y aprendizaje. En Coll, C., Palacios, J. y Marchesi, A. (Comps.). Desarrollo psicológico y educación II. Madrid: Alianza, pp. 315-386.

Coll, C. (2003). La misión de la escuela y su articulación con otros escenarios educativos: reflexiones en torno al protagonismo y los límites de la educación escolar. VI Congreso Nacional de Investigación Educativa. México: Consejo Mexicano de Investigación Educativa, pp.15-56.

Coll, C. y Martín, E. (2006). Vigencia del debate curricular. Aprendizajes básicos, competencias y estándares. México: Secretaría de Educación Pública.

Díaz Barriga, F. y Hernández Rojas, G. (2001). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. México: McGraw-Hill

Hidalgo, M. (2007). Cómo desarrollar una clase formativa y productiva. Lima: INADEP.

Real Academia Española. (2014). Clase. En diccionario de la lengua española.

Walter, R. (1980). Tecnología educativa. Lima: EEAACAB.

Woolfolk, A. (1996). Psicología educativa. México: Prentice Hall.

Woolfolk, A. (2005) Psicología educativa. México: Prentice Hall.

Las clases, una situación emocional y motivacional en los estudiantes. Año 4. Número 9

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