Habilidades directivas en la empresa familiar. Año 2. Número 4

Autores: Joaquín Vázquez Hernández y Haidee Guerra Herrera.

Resumen
Las habilidades que se desarrollan en el liderazgo directivo están centradas en las capacidades, destrezas, conocimientos y experiencias que se aplican en la dirección de las organizaciones. Se aprenden y desarrollan mediante cursos, talleres, especialidades, maestrías y doctorados del área. Se cultivan y educan, se vinculan a una tarea, implican un entorno y se demuestran con regularidad y eficacia en la empresa, la sociedad y en la familia de cada individuo que las ejerce. Sobre la puesta en marcha de estas habilidades en la empresa familiar versa este trabajo.

Palabras clave: Habilidades directivas, sociales, interpersonales; liderazgo.

Introducción
La palabra habilidad significa la capacidad, gracia y destreza para ejecutar algo (RAE, 2012). Cuando hablamos de habilidad estamos hablando de competencias, las cuales se deben desarrollar y aplicar en toda actividad dentro y fuera de las organizaciones. Para Gutrhie Knapp (2007), “Habilidad es la capacidad del individuo, adquirida por el aprendizaje capaz de producir resultados previstos con el máximo de certeza y con el máximo de seguridad”. La palabra deriva del latín habilitas: capacidad, disposición y realización de alguna actividad. Directiva proviene de los vocablos dirección y directivo, cuyo propósito es establecer acciones y guías encaminados al logro de los objetivos de las organizaciones.

Las habilidades se encuentran conectadas con el entorno en el que hay que realizar tareas con eficacia y eficiencia, pero también habrá que aprenderlas correctamente para dominarlas. Hoy se pueden encontrar nuevos métodos que permiten aprender dichas tareas, pero sobre todo que ayudan a adquirir habilidades directivas; para aprenderlas y cultivarlas es necesario asistir a talleres, cursos, estudiar especialidades, maestría, doctorado.

Las habilidades directivas provienen de las competencias que poseen o desarrollan los individuos que realizan actividades gerenciales o directivas dentro de las grandes organizaciones, en este artículo se abordarán las habilidades directivas en la empresa familiar.

Desarrollo
Hay distinto tipos de habilidades, y para que el directivo logre un mejor desempeño se requiere entender, desarrollar y aplicar habilidades interpersonales, sociales y de liderazgo. Como pasa con las habilidades físicas, nuestra capacidad de pensar y formular nuestros pensamientos mejora con el entrenamiento, y mejor si disponemos de un “coach”, por el contrario, a medida que vamos dejando de pensar, podemos propiciar una cierta atrofia (Madrigal, 2009).

Buchele (2007) define la dirección “como la influencia interpersonal del administrador a través de la cual logra que sus subordinados obtengan los objetivos de la organización mediante la supervisión, la comunicación y la motivación”. En todo lo realizado por los directivos se pueden detectar una serie de habilidades que les son inherentes y que se extienden con todas las demás capacidades que adquieren mediante sus conocimientos, experiencias, práctica, desarrollo de la personalidad, preparación, etc.

Cuando un directivo entiende y tiene habilidades sociales, es capaz de ejecutar una conducta de intercambio con resultados favorables, tanto para él como para sus subordinados. Las habilidades sociales son consideradas un conjunto de comportamientos interpersonales complejos. Éstas habilidades no son un rasgo de la personalidad, sino más bien un conjunto de comportamientos aprendidos y adquiridos (Torres Tasso, 1997).

Todo directivo tiene que desarrollar sus habilidades de liderazgo. El liderazgo es una acción entre humanos. El líder social, empresarial e inclusive el líder innovador tienen interacción con sus semejantes, por lo cual tienen que desarrollar sus habilidades sociales. Las habilidades sociales se aprenden y desarrollan desde la niñez. El niño aprende a convivir, a superar problemas que le plantee su propio comportamiento, y sobre todo a relacionarse socialmente con los demás. Sin embargo, este aprendizaje se desarrolla más de acuerdo con la personalidad del niño y su entorno, así el cambio de un medio a otro le crea conflictos y da pie a la aparición de personajes que socializan en forma inmediata y otros que no. Existen varios programas para el desarrollo de habilidades sociales que en forma implícita o general todo individuo va desarrollando en su formación” (Madrigal, 2009).

Según Madrigal (2009), las habilidades se clasifican como:

•    Habilidades básicas de interacción social (sonreír, saludar, presentarse, cortesía, amabilidad).
•    Habilidades para hacer amigos y amigas (reforzar a los otros, unirse al juego, ayudar, cooperar, compartir).
•    Habilidades conversacionales (iniciar conversaciones, mantenerlas, terminarlas, unirse a una conversación).
•    Habilidades relacionadas con los sentimientos, emociones y opiniones (expresar emociones, recibirlas, defender los propios derechos, defender las propias emociones).
•    Habilidades de solución de problemas interpersonales (identificar problemas, buscar soluciones, anticipar consecuencias, elegir una solución, probar una solución).
•    Habilidades para relacionarse con adultos (cortesía con un adulto, refuerzo del adulto, conversar con el adulto, peticiones al adulto, solucionar problemas con adultos).

Por lo anterior, todo líder o directivo posee o desarrolla algunas de estas habilidades, inclusive existen algunos que las poseen todas y le dedican más atención a unas que a otras. Esto dependerá del medio ambiente y los escenarios en los que se desenvuelvan.

Aquí se partirá de que en el liderazgo se pueden desarrollar habilidades que se aprenden de los padres, quienes son los maestros principales y un ejemplo eficaz. A su vez, los líderes deben aprender sus deberes y saber qué se espera de ellos; los padres como líderes de la familia son responsables del bienestar propio y de sus hijos; bajo este esquema un líder de familia y de empresa debe ser capaz de: tomar decisiones, programar actividades, administrar bien el tiempo, delegar responsabilidades, motivar a los demás, concentrarse más en las personas que en las tareas, escuchar con comprensión, conocer a las personas, ayudar a resolver problemas, y mantenerse dentro de los límites de sus normas y/o valores.

Las relaciones familiares, al verse afectadas por distintos factores como la falta de comunicación, desinterés, malos entendidos, poca capacidad para resolver los problemas, disgustos, deseo de sobresalir, entre otros, dejan a un lado los valores que los ayudarían a mantenerse firmes en el futuro, situaciones que impactan a las PYMES familiares.

Sin poder fortalecer la supervivencia, competitividad y crecimiento de la empresa al no tener acuerdos entre el fundador y sus sucesores o herederos, metas de familia con relación a la empresa y reglas de actuación para todos, estas Pymes se ven afectadas. Tampoco parecen llegar al consenso y conciliación de intereses, intenciones y puntos de vista de los miembros de una familia. Por ello es importante establecer reglas y protocolos que regulen la relación entre empresa y familia: En la Empresa (profesionalizar los procesos y las estrategias directivas, institucionalizarse, reforzar los valores familiares). Y en la Familia (promover la unidad y armonía familiar, profesionalizarse y conservar los valores organizacionales).

Esto debe acordarse libre y voluntariamente, comprometiendo a las partes involucradas, en un acuerdo familiar con una fuerza moral. Sin pretender que esto sea una solución a su problemática, esto los ayudará a crecer y desarrollarse sin tener que afectar sus relaciones familiares dentro de la empresa.

El líder puede adquirir, aprender y desarrollar las habilidades que hagan falta para mejorar sus relaciones familiares y laborales, fomentar las buenas costumbres o hábitos a través de las experiencias, el conocimiento y su aplicación, para reconocer o identificar debilidades y oportunidades de mejora y estar dispuestos a reemplazarlas y/o cambiarlas.

El aprendizaje de las habilidades directivas siempre será responsabilidad de las universidades por su compromiso de formación de competencias laborales. Estas instituciones educativas se deben centrar en enseñar a: solucionar problemas y tomar decisiones, activar el pensamiento creativo e innovador, desarrollar habilidades interpersonales y de comunicación, hacerlos empáticos, autodirigidos y dominar sus emociones y controlar el estrés.

De lo anterior es vital: desarrollar habilidades interpersonales y de comunicación que ayudarán a los jóvenes a adquirir la habilidad de autodirigirse y ser capaces de controlar sus emociones. Logrando con esto que puedan ser sus propios líderes y de los demás.

Hellriegel Woodman (2004) plantea que “El liderazgo es el proceso mediante el cual una persona influye sobre los demás para alcanzar una meta, un líder es alguien que hace las cosas indicadas para provocar o influir en los demás para que colaboren con él y alcancen objetivos comunes”. No todos los empleados o directivos ejercen liderazgo, un empleado puede ser bueno en su trabajo, pero no un líder, un buen director quizá no sea un líder efectivo. Un director dirige el trabajo de otros y tiene la responsabilidad de los resultados, un director efectivo proporciona al ambiente de trabajo y a sus empleados orden y de consistencia.

Dirigir significa “ir a la cabeza”, guiar. El que los directores posean las habilidades y conocimientos necesarios para que los empleados alcancen las metas tiene que ver con el control y los ejemplos de comportamiento. Ellos supervisan con gran detalle los resultados mediante informes y reuniones, el liderazgo efectivo exige motivar e inspirar a equipos, algunos directivos son líderes, otros no.

La vida organizacional y su complejidad requieren de líderes efectivos y eficientes que permitan que las empresas sean reestructuradas para mantenerlas en la competencia.

Los líderes también deben poseer la habilidad de transferir su liderazgo, principalmente a los empleados que dirigen, ellos necesitan ser parte de la visión de la empresa, pero sobre todo requieren ser contagiados por el líder, con el fin de sentirse comprometidos a cumplir con las metas y valores que establece la organización. Para lograr esto, el líder debe infundir confianza y persuadir a su gente de que si se enfrascan en la obtención de la visión compartida, pueden lograr el éxito.

El desarrollo de las habilidades directivas hace que los lideres puedan influir sobre otras personas, logran que los demás lleguen a cumplir con sus obligaciones y obedezcan las instrucciones recibidas. Ya que el liderazgo depende de esta obediencia, su poder e influencia es fundamental para el trabajo eficaz del líder. Aprender a dar instrucciones es esencial en el desarrollo de las habilidades directivas, porque darlas requiere claridad y dirección, y entendimiento y valor.

Muchas personas creen que el comportamiento o actitud de su líder influye directamente en el desempeño de sus actividades y toman posiciones negativas hacia su dirigente y a veces en contra de la actividad laboral. Cuando los empleados tienen éxito en sus labores lo atribuyen a sí mismos, pero cuando fracasan culpan a su líder. Es por ello que el líder debe tomar medidas para mejorar constantemente su efectividad e influir en su gente y que ellos reconozcan que el éxito se basó en la dirección de su líder.

Algunos líderes establecen atribuciones internas respecto al desempeño deficiente del empleado, lo que suele conducir a castigos, normalmente estos castigos afectan a los empleados que no se sienten responsables del problema. Una vez que el líder atribuye problemas de desempeño a los empleados, con menos probabilidad les proporcionará respaldo, asesoría y recursos. Es más, cuando los empleados cometen errores o enfrentan dificultades para llevar a cabo tareas, quizá el líder los culpe, en lugar de reconocer causas situacionales o la contribución del propio líder al problema, por lo tanto, los directivos o líderes tienen que aprender a ser cuidadosos, justos y sistemáticos en cuanto a la evaluación del desempeño.

Hay que dominarse a sí mismo en cualquier caso, ya que esto conduce a la persona de la dependencia a la independencia, por ejemplo, ser proactivo, más que la simple toma de la iniciativa, hace que la gente se responsabilice de su propia existencia, permite ejercer el libre albedrio, aceptar la responsabilidad de lo bueno o lo malo que elija y ejercer la integridad. Así, las personas elijen apropiadamente basándose en sus propios valores y no culpan a las circunstancias, sino a sus propias decisiones. Tener el dominio de sí mismo y la autodisciplina representa la comunicación abierta, efectiva de equipos y de preocupación por los otros.

Conclusiones
En conjunto, la combinación y equilibrio de los puntos anteriores puede ayudar a la empresa a profesionalizar procesos y estrategias directivas, institucionalizarse y reforzar sus valores; y a la familia a promover la unidad y armonía familiar, profesionalizarse y conservar sus valores.

Efectivamente, el liderazgo es un proceso que crea visión para el líder y que se empodera de los demás para cristalizarla. No solamente es influencia, también es habilidad y competencia de quien desea adquirir dichas habilidades directivas, tanto en las organizaciones como en la familia.

Bibliografía

Real Academia de la Lengua Española. (2012). Diccionario. Recuperado de www.rae.es/rae.html

Hellriegel Woodman, S. (2004). Comportamiento Organizacional. México: Thomson.

Knapp, G. (1999). La habilidad en el tenis. Recuperado de www.euskalnet.net/snowsky/pags_web/habilidad.htm

Luis Enrique. (s/f). Habilidades directivas I. Recuperado de www.academia.edu/9275138/HABILIDADES_DIRECTIVAS

Madrigal, B. (2009). Habilidades Directivas. México: McGraw-Hill.

Habilidades directivas en la empresa familiar. Año 2. Número 4