Turismo, historia y sustentabilidad en el complejo turístico Sima de las Cotorras en Chiapas, México. Año 4. Número 10

Autor: Christian Fernando Camacho Méndez.

 

RESUMEN

A partir del paradigma cualitativo, el enfoque etnográfico y utilizando una triangulación de instrumentos metodológicos: revisión bibliográfica, de archivos, entrevistas en profundidad y observación participante; el presente artículo pretende aportar datos de corte socio-histórico sobre la Sima del Copal o Sima de las Cotorras y la comunidad Ribera Piedra Parada dada la riqueza histórica prehispánica en la cultura zoque de esa región.

PALABRAS CLAVE: Zoque, turismo, sustentabilidad, tierra, baldío, tenencia.

 

INTRODUCCIÓN

Este artículo surge de un trabajo multidiciplinario para elaborar un diagnóstico sobre la sustentabilidad del proyecto turístico Sima de las Cotorras administrado por habitantes de la comunidad Ribera Piedra Parada por medio de la Cooperativa Tzamanguimó. Partió de realizar un marco histórico para contextualizar los fenómenos presentes y tener más claridad al realizar propuestas, reflexiones y en algunos casos conclusiones.

Hecha la revisión de la literatura sobre el tema resaltan dos investigaciones: “Indicadores Turísticos como Herramientas de Evaluación de la Sostenibilidad en el Centro Ecoturístico Sima de las Cotorras” de Edali Camacho Ruiz e “Implicaciones y Contradicciones del Ecoturismo en la Sima de las Cotorras, Ocozocoautla de Espinosa, Chiapas” de Perla Alarcón Hernández. En ambos documentos existen ambigüedades en los datos históricos y ausencia de otros.

La Sima de las Cotorras se encuentra ubicada en el municipio de Ocozocoautla, en el centro del estado de Chiapas, consiste en un hundimiento de la tierra que alcanza una profundidad de 140 metros con un diámetro de 160 metros.

La primera intención de este trabajo es difundir la información histórica de los dos territorios a la sociedad y a los tesistas para que puedan contar con un contexto histórico pertinente. En segunda instancia hacer trabajo desde el enfoque socio-histórico para impulsar y demostrar que el trabajo multidisciplinario es posible, como lo es posible el turismo y la sustentabilidad desde sus tres esferas: social, económica y ecológica.

 

DESARROLLO

Metodología

La presente investigación fue construida bajo el paradigma cualitativo, utilizando un enfoque etnográfico y una triangulación metodológica: observación participante, entrevistas de profundidad y revisión documental, en diversas visitas de campo a Sima y diversos archivos e instituciones entre agosto y diciembre del 2015.

Representaciones gráfico-rupestres en la Sima del Copal

La frontera sur del territorio mexicano ha sido marco de importantes culturas prehispánicas, entre ellas destaca la imponente cultura maya que se ha reflejado en múltiples proyectos arqueológicos, y recientemente dos grupos étnicos diferenciados de la familia lingüística mayense: el grupo zoque, con origen lingüístico mixe-zoqueano y el chiapaneco, con origen lingüístico otomangue (Lozada, 2009).

La Sima del Copal ha sido testigo del transcurrir de la cultura zoque, proveniente, según citan los investigadores, de los Olmecas. Al oriente del río La Venta se encuentra la Sima, hoy conocida como la Sima de las Cotorras para fines turísticos, dentro del territorio de Ocozocoautla de Espinosa; una dolina con una cavidad hipogénica en una zona kárstica con aproximadamente 150 metros de diámetro y 93 metros de profundidad donde se ubican representaciones gráfico-rupestres, encontrándose piezas de cerámica y otros utensilios de rasgos olmecóides (Lozada, 2009).

Las paredes de la Sima de las Cotorras están cubiertas con pinturas rupestres que representan siluetas humanas, guerreros, animales y manos, están pintadas en colores rojo y negro.

La primera referencia académica de la Sima del Copal fue hecha por Ramón Rosemberg Mancilla en 1943 en una visita a la zona arqueológica Piedra Parada (Méndez y Acosta, 2012). Las investigaciones plantean la posibilidad de que en Ocozocoautla existen representaciones gráfico-rupestres con más de 10 mil años de antigüedad (Méndez, 1998 citado en Acosta, 2006), en las Simas (de las Cotorras, del Mujú y del Tigre) se encuentran representaciones zoomorfas y geométricas que indican la utilización de técnicas de escalada para la realización de estas, donde también se han encontrado vestigios de cerámica muy limitados en la Sima de las Cotorras (Acosta, 2006).

El rapelista local Pascual Méndez registra alrededor de 36 representaciones gráfico-rupestres en la zona, los investigadores Acosta y Méndez por medio de fotografía infrarroja y de alta resolución procesada bajo el programa computacional ImageJ han detectado un promedio de 100 representaciones (Méndez y Acosta, 2012).

En el caso de la Sima del Copal, Lozada (2009) comenta:

La localización de las pinturas se da en la pared norte, que es justo el lugar donde se desprende una angosta terraza, que va de 1.50 metros hasta 0.70 metros, por donde se puede acceder a lo largo de varios metros hasta llegar a una pequeña cueva y se pueden observar un total de 95 representaciones gráfico rupestres distribuidas a lo largo de dicha pared, incluyendo varios tipos, entre los que destacan: antropomorfos, zoomorfos, geométricos, manos al negativo y manchas irregulares, que han sido registrados durante varias temporadas del proyecto Cazadores del Trópico Americano del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

Entre deidades y hombres verdaderos

Dentro del actual territorio del municipio de Ocozocoautla se desarrolló el señorío de Javepagcuay que traducido del antiguo zoque significa: “aquellos que combaten con pedernal”, en la Ribera Piedra Parada y las colindancias de la Sima del Copal o Sima de las Cotorras se ubicaba este territorio (Acosta, 2006).

“El grupo zoque se apega fielmente a características y grupos olmecóides de la Zona del Golfo… sin embargo, en los siguientes periodos históricos, … retoma[n] cierta autonomía cultural teniendo en Chiapas una fuerte representatividad durante el clásico tardío y posclásico principalmente” (Lozada, 2009).

La particularidad del paisaje kárstico, los cerros y las cuevas con aguas subterráneas han formado un paisaje sagrado dentro de la cultura zoque donde por medio de rituales existe una comunicación con el agua y la fertilidad, así lo demuestran los materiales encontrados entre los que llaman la atención los cajetes negros o café con incisiones en forma de triángulo con líneas internas, a veces rellenas de cinabrio encontrados en Mirador, Pastrán, Cerro Ombligo y Piedra Parada (Domenici, 2006).

La cultura zoque es poco reconocida debido a la falta de espectacularidad de sus edificaciones o pirámides y también por la presencia de invasores chiapanecos y grupos nahuas; se tiene registro de esta cultura en Chiapa de Corzo, San Agustín, Ocozocoautla, Mirador, Miramar, San Isidro y San Antonio donde se ha reconocido la utilización de cerámica ahumada, negra o gris. Existen centros regionales zoque registrados en el periodo clásico (entre 250 y 900 d. C.) como Piedra Parada, Mirador, Santa Cruz, Chiapa de Corzo y Ocozocoautla (Low, 2006).

La Soma de las Cotorras está en la zona circundante de la Reserva de la Biosfera del Ocote. Al salir de Tuxtla Gutiérrez en dirección hacia Ocozocoautla de Espinosa se encuentra la localidad de Piedra Parada que entronca con un camino de terracería hasta la Sima.

Siguiendo a Lisbona (2000) existe una clasificación de los zoque realizada hacia la década de 1970 por el Instituto Lingüístico de Verano, dicha clasificación se basó en las diferencias dialectales presentes entre los pueblos de habla zoque tomando en cuenta su distribución territorial. De tal forma, se consideró como zoques del norte a los grupos ubicados cerca del territorio de Magdalena; zoques del noreste a los ubicados en Tapalapa, Ocotepec, Pantepec, San Bartolomé, Rayón y Chapultenango; zoques del centro a los relacionados territorialmente con Copainalá y por último como zoques del sur a los asentados en las municipalidades de Tuxtla Gutiérrez y Ocozocoautla. Esta clasificación aún se mantiene vigente y fue enriquecida con los trabajos de Thomas Lee (1970) y Lyle Campbell (1988).

De la anterior clasificación podemos entender que los socios de la Cooperativa Tzamanguimó y habitantes de la Ribera Piedra Parada pertenecen a los zoques del sur y sin hablar su lengua madre se identifican como tales (Villasana, 2006 citado en Sánchez y Lazos, 2009). El municipio se integra dentro del ámbito lingüístico, cultural, histórico y territorial en el cual los zoques recrean su cultura y su forma de vida.

Una historia entre dientes y voces apagadas

Durante la época colonial sólo un pueblo se desarrolló cercanamente a la desembocadura del río Negro: Santa María Magdalena de Las Pitas (Esponda, 2009). Su decadencia sucedió hacia el siglo XVIII. Durante la época independiente en esta región no se asentó ningún poblado significativo; esto pudo deberse a la utilización del río Grijalva para comunicarse con el pueblo de Quechula, lo que posibilitó que no fueran explorados por vía terrestre. Para la década de 1880 y movidos por la promulgación del gobierno porfirista de la Ley de colonización y tierras baldías, varias empresas deslindadoras nacionales y extranjeras se dedicaron a denunciar terrenos vírgenes y baldíos para ser medidos y vendidos mediante contratos con el gobierno. El territorio donde se encuentra la actual comunidad era conocido como “El Desierto” o como la “Selva Zoque”. Entre las compañías que fijaron su atención en esas tierras se encontraba la Deslindadora y Colonizadora del estado de Chiapas y la alemana Hüller y Cia. (Fenner, 2013).

En el expediente 254 del año 1890 denominado “Actas e Informes del deslinde del desierto” ubicado en el Archivo del Juzgado de Distrito de Chiapas; se encuentra una carta de Ismael Loya, ingeniero encargado del deslinde, fechada en San Cristóbal de las Casas en abril 14 de dicho año, donde explica al Señor Juez de Distrito que la Compañía Deslindadora Luis Hüller y Cia. adquirió el traspaso de la concesión Eisenmann mediante contrato aprobado por la Secretaría de Fomento del Estado con fecha del 27 de julio de 1887.

La mensura comenzó el 2 de febrero de 1889, en el acta que da fe de dicho acto levantada en el pueblo de Quechula se expresan los límites del terreno a deslindar:

Los expresados Ingenieros [Ismael Loya y Alejandro Brambila] procedieron a principiar la expresada mensura partiendo de la Cruz de la Iglesia de este Pueblo por todo el Río Grijalva hasta la boca del Róo Amachoite [sic], y prolongada después por el interior del desierto hasta el Cerro del Mono Pelado en que terminó dicha mensura para enlazarla después con la línea que debe partir del Cerro de la Jineta.

En ese mismo expediente se encuentra un documento cuyo título es “Registro de las propiedades rústicas contenidas en el deslinde practicado en el desierto de Tuxtla Gutiérrez del estado de Chiapas”. En este documento se encuentra uno de los datos más antiguos acerca de la comunidad Ribera Piedra Parada, donde aparece como un rancho propiedad del señor Gregorio Ochoa, perteneciente a la municipalidad de Ocozocoautla; cuenta con título expedido por el Gobierno del estado de Chiapas y tiene una superficie total dentro del polígono de 1603 hectáreas, 96 áreas y 42 centiáreas.

En el documento de la División Territorial del estado de Chiapas de 1898 Piedra Parada aún conserva la categoría de Rancho. En el Censo de 1910 no aparecen referencias sobre ella ya que la información no está desglosada y se englobó la estadística de manera municipal. En el Censo de 1921 la ranchería Piedra Parada del municipio de Ocozocoautla tenía una población total de 97 habitantes, 50 hombres y 47 mujeres. Para el Censo de 1930 la población del rancho Piedra Parada era de 4 personas, 1 adulto varón, 1 adulto mujer y 2 niños varones. El Censo de 1940 no presentó movimiento poblacional de importancia ya que tuvo una población total de 6 habitantes, 4 hombres y 2 mujeres.

Según el Informe de ejecución del Plan Chiapas 1983-1987 del periodo de gobierno del General Absalón Castellanos Domínguez y siendo presidente municipal José León Corzo (1983-1985), la comunidad se vio beneficiada con la construcción del camino municipal San Luis–Piedra Parada, con una longitud total de 4 kilómetros sin pavimentar (sólo de revestimiento) en beneficio de los 210 habitantes. Dicho camino facilitó el acceso a la comunidad siendo actualmente la principal vía de comunicación. De igual forma, en este periodo se consiguió la electrificación de tipo rural en la comunidad beneficiando a 380 personas.

A partir de la década de 1980 los gobiernos municipales de Ocozocoautla se interesaron por desarrollar el área de la Sima de las Cotorras con la finalidad de conformarla como un atractivo turístico de importancia en el municipio.

Sobre la historia de la Cooperativa Tzamanguimó, que actualmente administra el complejo turístico, Pascual Elí Méndez León (Paco Méndez) es un personaje central en el proceso de formación del Centro Turístico. Para muchos actores él dejó abandonada a la Cooperativa y mal encaminó el proyecto, para otros es el fundador y principal promotor del desarrollo del lugar.

La siguientes datos fueron recuperados del trabajo: Caso de Estudio del Centro Turístico Sima de las Cotorras (2015). La Cooperativa Tzamanguimó que administra la Sima de las Cotorras se fundó en 1999 con más de ochenta integrantes de la localidad Ribera Piedra Parada, posteriormente se conformó un acta constitutiva con alrededor de treinta personas y actualmente quedan 9 integrantes ante el desánimo y la frustración de la errática administración y por ende un proyecto sin los resultados esperados para el sustento de las familias de la comunidad. Ese mismo año con el apoyo de Caminos y Puentes Federales (CAPUFE) y Petróleos Mexicanos (PEMEX) inició la construcción de cabañas, baño, restaurante, andadores y caballeriza con un aporte de dos millones de pesos. En 2001 la obra se termina con el apoyo de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) con un monto adicional aproximado de dos millones de pesos.

Entre 2003 y 2005 la CDI proporciona equipo mobiliario (cocina, cama, muebles para las habitaciones), en ese mismo año la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) apoyó con recursos económicos para la adquisición de un vehículo para el transporte del personal.

Entre el 2005 y 2006 se inicia la obra de infraestructura eléctrica en la Sima de las Cotorras.

Es posible hospedarse en el Centro Ecoturístico Sima de las Cotorras pues cuenta con área de acampada, restaurante y servicio de guías. También está permitido descender a rappel y explorar las grutas internas.

Según datos proporcionados por la Secretaría de Turismo (SECTUR) en el 2005 se apoyó con el pago de un año de internet para el complejo, mobiliario y equipo para las cabañas y equipo de aventura (referente a tiro con arco y escalada). Del 2005 al 2006 se asignó un profesionista que apoyó cinco días a la semana en el complejo para ayudar en la administración. En 2012 participó en un curso llamado “Modelos Administrativos para Centros Turísticos” y en 2015 a través del Programa de Desarrollo Social y Sostenible (PRODESIS) se implementó la Escuela de Formación de Empresarios Sociales de Turismo Alternativo (EFESTUR) con lo cual se capacitaron a operadores de centros turísticos de naturaleza en la entidad durante tres meses en la ciudad de San Cristóbal de las Casas (con apoyo para comida, hospedaje y traslado), el representante de la Sima de las Cotorras dejó de asistir una semana antes de que terminara el curso.

Sobre los apoyos otorgados, un funcionario de la CDI, Coutiño Jiménez, encargado de gestionar apoyos al complejo turístico comentó sobre la Cooperativa Tzamanguimó: “el campesino no está mentalizado de hacer una transferencia de actividades… no es tan fácil dejar de ser campesino para ser empresario”.

Se sabe por medio del cruce de entrevista entre funcionarios de la presidencia municipal de Ocozocoautla de Espinosa, personal de la CDI y miembros de la cooperativa Tzamanguimó, que el dueño del territorio de la Sima de las Cotorras más reciente fue Bulmaro Morales el cual vendió a Enoch Castellanos Domínguez quien otorga comodatos (de uso y disfrute) para la Cooperativa. Esto arroja irregularidades serias entre las instituciones y la cooperativa debido a que, en México, es ilegal construir obra pública en propiedad privada.

 

CONCLUSIONES

La Sima del Copal o Sima de las Cotorras ha sido investigada desde múltiples perspectivas donde sobresalen los indicadores de sostenibilidad y el estudio de la flora y la fauna de la región; el aporte histórico de larga duración presentado en este artículo aporta elementos importantes para la compresión y fundamentación de futuras investigaciones y fortalece la visión del público en general e investigadores para la formación de un aparato crítico con una visión más extensa.

Es fundamental, si se pretende lograr el trabajo multidisciplinario, propio del desarrollo sostenible, guardar por un momento nuestros paradigmas de formación y escuchar con oídos atentos lo que tienen que decirnos otras disciplinas, que no imponernos, sino aportar y recuperar otras visiones que pueden ofrecernos mayor claridad y comprensión de los fenómenos que se estudian.

Immanuel Wallerstein provoca a impensar las ciencias sociales en un libro publicado por primera vez en 1991 y posteriormente invitaría a diversos investigadores para un foro que pretende abrir las ciencias sociales (primera edición en español en 1996) para unificar esfuerzos y no trabajar de forma separada formando pequeños campos de conocimientos aislados entre sí. Si el desarrollo sostenible pretende construirse en el enfoque económico, ecológico y social es necesario redoblar esfuerzos para ayudar a comprender al otro y tratar de comprendernos desde posicionamientos más integrados y holísticos.

Esta visión histórica propuesta, desde la larga duración del territorio, aporta mayores elementos para enriquecer la investigación futura sobre la Sima de las Cotorras y la comunidad Ribera Piedra Parada y abre líneas de investigación diversas que pueden ser explotadas, tal vez no sólo desde la visión de una cooperativa que parece no funcionar bien sino desde ¿cómo aportar al territorio sostenibilidad suficiente?

El historiador Fernand Braudel (2002) divisaba estos encuentros entre disciplinas como:

Hablaré, pues, largamente de la historia, del tiempo de la historia. Y menos para los historiadores que para nuestros vecinos, especialistas en otras ciencias del hombre: economicistas, etnógrafos, etnólogos (o antropólogos), sociólogos, psicólogos, lingüistas, demógrafos, geógrafos y hasta matemáticos sociales y estadísticos; vecinos todos ellos de cuyas experiencias e investigaciones nos hemos ido durante muchos años informando porque estábamos convencidos –y lo estamos aún– de que la historia, remolcada por ellos o por simple contacto, había de aclararse con nueva luz. Quizá haya llegado nuestro turno de tener algo que ofrecerles. Una noción cada vez más precisa de la multiplicidad del tiempo y del valor excepcional del tiempo largo se va abriendo paso.

Por otro lado, la visión del Estado para ayudar a este tipo de proyectos es totalmente lineal, una representación hegemónica, en palabras de Moscovici, que pretende homogeneizar el pensamiento y trasmitirlo sin aceptar ninguna réplica, cultura, historia o retroalimentación del lugar y las personas a las que se pretende ayudar, es necesario abrir el debate sobre la manera de intervenir del estado: “no venir a aprender del estado, sino aportar lo que se sabe, fruto de largos años de experiencia en las comunidades” (Cox, 1996), un diálogo de respeto e igualdad entre las propuestas del Estado y el conocimiento local de los actores sociales del proyecto que se pretenda construir.

Recordando una cita anterior: “El campesino no está mentalizado de hacer una transferencia de actividades… no es tan fácil dejar de ser campesino para ser empresario”. ¿Queremos formar empresarios del rubro turístico? ¿Qué tiene que ver la sustentabilidad con la visión empresarial? ¿Cuál es la representación social de la comunidad y del gobierno sobre el turismo sustentable y en qué punto pueden coincidir para construir un proyecto?

 

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Anexo

Anexo. “El Desierto” (1890). Compañía Deslindadora y Colonizadora del estado de Chiapas. Fuente: Mapoteca Orozco y Berra.

Turismo, historia y sustentabilidad en el complejo turístico Sima de las Cotorras en Chiapas, México. Año 4. Número 10