El efecto resonancia a través del método de cambio de frecuencia vibratoria. Año 4. Número 9

Autora: María del Pilar Jiménez San Vicente.

RESUMEN

El método de cambio de frecuencia vibratoria es un proceso psicoterapéutico que Jiménez San Vicente y González Muñoz han aplicado desde hace varios años. Dicho método incluye bases teórico-metodológicas de Programación Neurolingüística, Inteligencia Emocional, Psicología Transpersonal, Frecuencias Vibratorias, Kinesiología, Capital Emocional, Psicología Espiritual e Hipnosis Ericksoniana. En el presente artículo se describe el proceso psicoterapéutico que se desarrolla al momento de aplicarlo y algunos resultados basados en estudios de caso.

PALABRAS CLAVE: Frecuencia vibratoria, inteligencia emocional, estados, conciencia, campos morfogenéticos, cargas, energía vital.

INTRODUCCIÓN 

El presente artículo tiene como finalidad dar a conocer la integración de un método de ayuda personal novedoso y eficiente; un proceso psicoterapéutico que supone un efecto de resonancia a través de la modificación de las frecuencias vibratorias. Lo anterior supone un trabajo de aplicación, análisis y seguimiento de la metodología por varios años, además de un trabajo de investigación de tipo cualitativo por medio de la descripción fenomenológica.

La estrategia para conformar este análisis fue la siguiente: cursar un diplomado presencial sobre Capital Emocional (durante ocho meses cada quince días, con sesiones de tres horas). Los participantes son adultos, empresas u organizaciones. El nivel socioeconómico y las edades de los integrantes varían.

Se pide a los participantes escuchar con “los ojos abiertos” y con una actitud de valoración real sobre los temas y casos a tratar. Esto es posible cuando se disponen a “desaprender” e implementar cambios en sus creencias, se pide su autorización para el seguimiento del proceso. Los participantes que aceptan son monitoreados para verificar los cambios presentados a lo largo del proceso y a partir de la aplicación del método.

El trabajo anterior permitió obtener testimonios de personas que han comprobado la efectividad del método de intervención en su vida personal, profesional y laboral. Usando y aplicando herramientas como la observación, la entrevista y el estudio de caso se ha verificado el cambio de creencias a través del reencuadre y el cambio de frecuencia vibratoria: el cambio de actitud de la persona frente a un evento específico.

Con este trabajo se pretende demostrar que los participantes pueden cambiar a voluntad sus frecuencias vibratorias y que dependiendo de éstas, las manifestaciones se alinearán al ser y no el ser a las manifestaciones exteriores.

DESARROLLO

El método de cambio de frecuencia vibratoria nace hace años durante los cursos de desarrollo humano impartidos por la autora del artículo y el maestro González Muñoz a distintas empresas, escuelas e instituciones de bienes y servicios, pero es hasta 2013 cuando comienzan a obtenerse resultados con su uso y aplicación. Dicho método se basa en la siguiente propuesta: si hemos avanzado con muchas cargas emocionales que no fluyen (odio, culpa, resentimiento), ¿cuáles serían los resultados si estas cargas se “alinearan” (como la paz o la armonía) para crecer personalmente? Se parte de identificar la carga emocional para, mediante técnicas terapéuticas, cambiar la “frecuencia vibratoria”, es decir, pasar de una sensación de “densidad” ―ego― por el evento traumático, hacia una sensación de “alineación” o “plenitud” ―paz―.

Las bases teórico-metodológicas del proyecto están sustentadas en la Inteligencia Emocional, la Programación Neurolingüística, la Psicología Transpersonal, las Frecuencias Vibratorias, la Kinesiología, el Capital Emocional, la Psicología Espiritual  y la Hipnosis Ericksoniana.

Derivado de lo anterior, si se aprende a “gestionar” las emociones saludablemente se podrán usar en cualquier momento (de crisis o no). Para Weisinger (2006): “la inteligencia emocional es útil en tiempos de bonanza e imprescindible en tiempos de crisis”. Si esto es verdad, la vida emocional no está resuelta por racionalidad, como lo plantea Goleman (1995): “el CI [coeficiente intelectual] contribuye aproximadamente en un 20% a los factores que determinan el éxito en la vida, con lo que el 80% queda para otras fuerzas”. Así gran parte del éxito personal o profesional dependerá de la capacidad para desarrollar su inteligencia emocional y es aquí donde el cambio de frecuencia vibratoria tiene una vital importancia porque es de esperar que a través de la misma cambien los resultados de la persona, empresa u organización.

De acuerdo con Goleman (1995), “la inteligencia emocional es la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar los estados de ánimo en uno mismo y gestionar inteligentemente la relación con los demás”. Por ello durante esta investigación se aprendió y practicó la inteligencia emocional. Y al desarrollar el método fue indispensable trabajar con las inteligencias: interpersonal e intrapersonal, con el objetivo de propiciar el autoconocimiento, logrando ser menos vulnerable y con relaciones más sanas con los demás. Antes de desarrollar el método se estableció que era indispensable el autoconocimiento para localizar las cargas emocionales.

Si las emociones son impulsos para actuar y enfrentarse a la vida, si cada emoción prepara al organismo para una respuesta diferente, ¿qué pasa si suelo escoger la sensación negativa en la experiencia que vivo y los eventos de la vida los transformo en experiencias de sufrimiento?

“Lo que uno percibe no es el resultado de lo que ocurre en la vida, sino la interpretación que damos a lo que ocurre” (Velasco Flores, 1995), no podemos hacer nada con lo que nos pasa, pero sí podemos hacer todo para sentir algo concreto sobre lo que nos pasa.

Según Hawkins (2003) “la buena salud y la riqueza son consecuencias de la sabiduría[,] ¿pero qué es la sabiduría?” Según la investigación es el resultado de alinearnos con los patrones atractores de alto poder. Así, todos los seres humanos varían su índice de energía vital dependiendo de lo que piensan, lo que creen y lo que sienten, manifestando en su cuerpo mayor o menor energía física, mental o emocional. De tal manera que los cuerpos que viven con cargas emocionales vivirán sin energía y destruyéndose por dentro. Por lo que si se logra eliminar la carga emocional se lograría la dicha, se podrían esperar resultados espectaculares en sentido positivo.

Según las investigaciones realizadas por la Universidad de Harvard con respecto a la propuesta de Hawkins (2003), las cargas emocionales bajan el “índice de energía vital” ―prueba de medición de tono muscular―, se correlacionan en 99.99% con el sistema inmunológico por lo que su efectividad tiende a bajar cuando las cargas emocionales son negativas, de tal manera que si lográramos cambiar la carga subiría el índice de energía vital y mejoraría la salud, la percepción de problemáticas, mejoraría la toma de decisiones y los resultados de actuar. Ahora bien, si logramos cambiar la sensación ante la situación que está generando una carga emocional, ¿cómo se manifiesta en elementos tangibles o en conductas observables? 

Para Sheldrake (2014), “este campo ordena los sucesos que quedan bajo su influencia, de tal manera que se actualiza la forma virtual”. Por lo tanto la interpretación para la demostración en estos casos (campos morfogenéticos) y del estado de conciencia del sujeto permite medir el índice de energía vital que va a influir alineando las relaciones de los seres vivos. ¿Cómo? Trasmitiendo información, manejando el pensamiento y la emoción de manera consciente. Se trata de la resonancia mórfica de personas con patrones de conducta positivos o negativos. Entendiendo que el campo morfogenético puede alinear la conciencia colectiva, podremos esperar que el cambio de la carga a plenitud emocional cambie el campo morfogenético y la manifestación de la persona para analizar en una magnitud importante.

Como establece Hay (1991): “cada uno de nuestros pensamientos y palabras determinan nuestro futuro, es como si enviáramos nuestros pensamientos al universo y éste lo aceptará y nos lo devolviera en forma de experiencia”. De igual forma Dyer dice: “te conviertes en lo que piensas quieras o no”. Mientras Hicks y Hicks (2005) establecen que “los pensamientos son de naturaleza vibratoria y por lo tanto atractiva”. Así mismo los pensamientos influyen en las manifestaciones por lo que podríamos confiar en que los cambios en los resultados aparecerán de manera natural.

Gerardus ´t Hooft, físico neerlandés, ganador del Premio Nobel de Física en 1999, ha realizado investigaciones sobre la manifestación de los “principios holográficos” ―lo real de la realidad, de acuerdo a la percepción― obteniendo resultados sorprendentes y que se relacionan de manera directa con el método de cambio de frecuencia vibratoria. Según él, el ser humano genera frecuencias vibratorias dependiendo de su índice de energía vital, estas frecuencias influyen en el inconsciente personal y colectivo, y se manifiestan como están. Lo anterior deja ver que las premisas del método manifiestan casos donde “si cambia el ser, cambia el entorno y no al revés”. Derivado de lo anterior: los pensamientos y creencias pueden generar emociones y cargas emocionales, que cambian el índice de energía vital e influyen en los demás a través de los cambios morfogenéticos. La metodología a seguir se explica a continuación:

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Tabla 1. Descripción gráfica del método.

Propuesta

Por lo anterior se propone que el método de cambio de frecuencia vibratoria a través de la inteligencia emocional determina la emoción que mueve a la acción hasta llegar a la carga emocional que la mueve y que a través del análisis de estos elementos y técnicas de resignificación y de reencuadre -¿en qué me convertí?- se puede cambiar una carga emocional (odio, culpa o resentimiento hacia el amor), tal como lo establece un curso de milagros (método de entrenamiento mental) donde el máximo milagro que puede manifestar un ser humano es convertir un odio en amor. 

Todo indica que si logramos cambiar el índice de energía vital y la frecuencia vibratoria de cualquier evento que haya generado una carga emocional en una sensación de paz y armonía honesta, lo que se obtendría es una respuesta ligada a la salud del cuerpo o a manifestaciones de dicha, abundancia, alineación de conciencia o sabiduría hacia uno mismo y hacia el exterior: mi relación intrapersonal con la interpersonal. Los casos analizados se presentan a continuación:

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Tabla 2. Presentación de casos.

Con base en la tabla de resultados anterior, entenderemos que el método que se trabajó se enfocó en vivencias de personas, familias u organizaciones que vivieron alguna situación inesperada que generó una carga emocional: Primero se detectó la interpretación del evento dramático sin solución en el mundo interno. Se validó que generó una carga emocional y se cuestionó qué había pasado en la vida de estas personas o sujetos para encontrar elementos positivos de transformación, situaciones o manifestaciones para provocar un: “Gracias a este evento traumático, gracias a esta situación o gracias a estas personas me pude convertir en un ser más grande, en un ser lleno de bendiciones, que de no haber sucedido esta situación no me hubiera permitido salir de mi zona de confort y convertirme en lo que me transformé”.

Así, el objetivo del estudio de casos era encontrar que a pesar de los eventos traumáticos es posible valorar sus resultados. Al lograrlo se cambiaría la sensación de odio, culpa o resentimiento por una sensación de gratitud, cambiando, también, el índice de energía vital y su manifestación hacia la salud, las relaciones personales o las manifestaciones exteriores. Los indicadores permiten demostrar el cambio de conducta en los dos últimos rubros de la tabla 2.

CONCLUSIONES

Por medio de este análisis se concluye que el método de cambio de frecuencias vibratorias junto con el de reencuadre logró que los sujetos de investigación modificaran sus creencias limitantes en 100% de los casos y las cambiaran por experiencias gratificantes, logrando alcanzar el grado de armonía que buscaban encontrar. La propia experiencia manifiesta nuevas sensaciones a través de esta estrategia de intervención terapéutica, deshaciendo la emoción anterior y logrando así una liberación.

En este trabajo se buscó demostrar que si uno entiende la inteligencia emocional como un proceso para poder detectar cargas emocionales, situaciones conflictivas manifiestas y entendimiento de relaciones del tipo yo gano-tú pierdes, yo pierdo-tú ganas, o los dos perdemos y cambiarlas por relaciones del tipo ganar-ganar con técnicas como el reencuadre. Logrando visualizar el evento traumático como generador de una bendición, cambiando, al mismo tiempo, la frecuencia vibratoria. Por lo que este trabajo propone cambiar el contenido vibratorio y energético asignado a la experiencia. Al cambiarlo habrá movimientos morfogenéticos, cambios de la ruina hacia la dicha y la abundancia.

Con los casos expuestos se propone a los investigadores que trabajen con este método para manifestar situaciones del tipo ganar-ganar construidas en el mundo interpersonal y que serán manifiestas en el mundo exterior arreglándose en el mundo interior y demostrando que la llave de entrada es la inteligencia emocional. Así, a través del cambio de conciencia con la inteligencia espiritual se alinearán las manifestaciones transpersonal y transgeneracional.

Nuestros pensamientos y emociones dan forma a nuestra realidad. Aquello que pensamos y sentimos afecta a nuestro exterior, la mente está compuesta de pensamientos y una de las funciones del cerebro es crearlos (y contienen energía). Toda energía implica una vibración, así se pueden cambiar los sentimientos a través de los pensamientos, de ahí que los científicos reconozcan la capacidad para cambiar nuestras creencias. En general y a manera de conclusión, se puede decir que: 1) las cargas emocionales destruyen al ser; 2) las cargas emocionales influyen en el índice de energía vital y, 3) las cargas emocionales generan cambios morfogenéticos que se alinean en la materia de su vibración, ya sea en ruina o dicha.

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El efecto resonancia a través del método de cambio de frecuencia vibratoria. Año 4. Número 9

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