¿Hay bacterias “buenas”?
Sí las hay y son las encargadas de que ciertos procesos metabólicos, digestivos, sanguíneos e incluso motores se desarrollen de una mejor manera. Un ejemplo propuesto por Foster en su estudio propone modificar en el intestino las condiciones del equilibrio de fuerzas y así influir en el comportamiento y la salud mental de la gente.
Une investigación reciente desarrollada por la doctora Jane Foster y su equipo de la Universidad de McMaster en Canadá puso en la mira a las bacterias “buenas” como potenciales instrumentos de mejora de la salud digestiva e incluso mental de los seres humanos.
La influencia positiva de las bacterias ahora resulta más evidente gracias a esta investigación, ya que generalmente las asociamos con malestares, infecciones y problemas de salud. Sin embargo, estas bacterias “buenas” logran desinfectar su hábitat (que es nuestro cuerpo) y por lo tanto mantenernos en condiciones digestivas óptimas, lo que a su vez provoca menos estrés, poca ansiedad y en conclusión, nuestra salud mental mejora al ritmo que se incrementa nuestra salud digestiva.
En otra investigación estudiando el comportamiento de las ratas se ha comprobado lo que la una teoría sugiere sobre que en las etapas iniciales de la vida las bacterias del intestino pueden provocar daños en el cerebro y esto afectar el comportamiento de los adultos. De acuerdo con la doctora Ana María Madrid, de la Sociedad Chilena de Gastroenterología, el intestino está conectado neuronalmente con el cerebro gracias a su sistema nervioso. El resultado es alentador, las señales de bienestar del intestino llegan al cerebro que las procesa positivamente mejorando las condiciones de salud mental del individuo.
Por esto es cada vez más común escuchar de múltiples bebidas que contienen probióticos (microorganismos), los cuales mejoran la salud intestinal, el sistema inmunológico y contribuyen en una salud mental más adecuada.
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