La dieta mediterránea enfrenta su pronta desaparición. Mucho se ha leído sobre sus beneficios a la salud dado que con ella se consumen mayormente frutas, verduras y cereales.
Sin embargo, la vida actual ha traído consigo una serie de cambios en los estilos de vida, entre esos cambios están el aumento en el consumo de productos procesados, empacados y de fácil acceso en una tienda de conveniencia, frente a los alimentos naturales que requieren cuidados para su preparación.
De acuerdo con un informe, publicado en junio de 2016, de la FAO junto con el Centro Internacional de Altos Estudios Agronómicos Mediterráneos: “la dieta mediterránea se encuentra en declive, no por cuestiones nutricionales sino por los cambios socioeconómicos”.
El problema de la caída en el consumo de la dieta mediterránea implica la reducción en la elaboración de productos frescos y locales, y también el aumento de productos procesados, lo que implica “un cambio importantísimo en la alimentación y la pérdida de las recetas tradicionales”. Aunado al aumento en los índices de la obesidad por el alto consumo de azúcares y harinas blancas de los productos procesados. Ya en España esta alarma es evidente.
Por Érika Hernández Jiménez.
Aliat Universidades.
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