La autoaceptación como parte del desarrollo en la adolescencia, síntomas y consecuencias. Año 5. Número 12

Autora: Yulisa López Hernández.

RESUMEN
El objetivo de este texto es dar a conocer que un adolescente puede mejorar, superar algunos obstáculos, para poder tener un buen desarrollo, una buena calidad de vida. Se prioriza que es necesario saber y tener en cuenta el valor de aceptarse para resolver los conflictos internos y que no generen caos,

PALABRAS CLAVE: Autoaceptación, desarrollo, síntomas, consecuencias, adolescencia.

INTRODUCCIÓN
El presente artículo tiene la finalidad de dar a conocer la autoaceptación como parte del desarrollo en la adolescencia. La aceptación es muy importante ante la sociedad, es más que aceptarse tal y como se es, es aceptar no ser igual a otros, es no conformarse con el presente, se trata de buscar constantemente mejorar a nuestra persona para estar en una cima alta.

Factores de riesgo social
Un inadecuado ambiente familiar, cuando la familia es disfuncional y no cumple sus funciones básicas, dificulta el libre y sano desarrollo de la personalidad del adolescente. Es necesario que se tenga un soporte familiar abierto, capaz de aceptar los cambios requeridos para la individualización del adolescente.

La promiscuidad es otro factor de riesgo que puede propiciar embarazos precoces y provoca en el adolescente una autoestima y autovaloración negativa, esto puede ser disfuncional en la personalidad del joven.

La aceptación o autoaceptación consiste en aceptar lo que somos, nuestras decisiones y lo que pensamos, también las situaciones que vivimos. Esta consiste en admitir, ser capaz, sentir, poder decir que mi cuerpo, mis emociones, deseos, ideas, son parte de mí. Aceptarse no significa que me conformo con lo que soy y no hacer nada para mejorar mi persona, sino que si me acepto como soy, puedo cambiar lo que no me gusta, trabajar para mejorarlo o cambiarlo. Se trata de aprender a amarse, las capacidades, las limitaciones, los aciertos y los errores.

También implica la relación con los demás. Cuando uno no se siente a gusto consigo mismo, tiende a tener miedo a que los demás descubran ese defecto y no sea aceptable. Al aceptarse no se temerá y se estará relajado, seguro, coherente. Aceptación no es conformarse con el presente, no es estancarse, consiste en buscar ser mejor.

Abraham Maslow (1943) menciona en su jerarquía de necesidades la estima, una baja y otra alta. La baja es la del respeto de los demás, las necesidades de respeto por uno mismo, incluyendo sentimientos como confianza, competencia, logros, maestría, independencia y libertad. Este tipo de necesidades están relacionadas con sentirse querido, para ello el ser humano busca el afecto o el reconocimiento de otros, como al llamar la atención, tener reputación o estatus, o sentirse importante. Para poder tener esa sensación de confianza y alcanzar el logro. La estima alta consiste en las necesidades de respeto por uno mismo, teniendo en cuenta las realizaciones en su vida, sus logros, confiando plenamente en sus éxitos, etc.

Una de las causas de la no aceptación es el autorechazo y no quererse. Trae consigo que la persona tienda a despreciarse y a creer que otros lo ven con hostilidad y menosprecio, no confía en sus propios sentimientos y actitudes, su autoconcepto oscila de acuerdo con el trato que tenga con los demás. Hay algo de autoengaño en las personas que creen lo que no son.

Maslow (1943) también habla de la necesidad de pertenencia: los amigos la pareja o la familia forman parte esencial de estas necesidades. Este nivel se logra cuando las necesidades anteriores se encuentran cubiertas, el miedo al no cubrir esta necesidad es por quedarse solo. El individuo debe de tener la necesidad de pertenencia cubierta para sentir aceptación.

El concepto de uno mismo consiste en aceptar la forma de hablar, tratarse, motivar o desmotivar. Aprobarse a uno mismo en todas nuestras partes. Y este es un problema que aumenta y preocupa a los padres, ya que los adolescentes requieren especial atención en la actualidad.

Los adolescentes deben ser educados para que se acepten y tomen el control en sus vidas, para aceptar la vida, el hogar, la escuela, tener un buen estado de ánimo, que sean agradecidos y hacer mejores elecciones de vida y futuro.

La familia es un factor definitivo de la aceptación. Con la presencia de los padres en casa, la comunicación con los hijos, para conocerlos, interesarse por ellos y por sus amistades y lo que les gusta. Si hay vida de hogar agradable, una buena interrelación a través de padres e hijos, el adolescente será más asertivo. Sin comunicación y desinterés hay una alteración con pérdida de roles que afectará el entorno familiar y repercutirá en el desarrollo de la personalidad del adolescente, quien carecerá de orientación en asuntos de su propia edad: sexualidad, amigos, estudios, diversiones.

El desequilibrio familiar puede detonar factores de riesgo, como embarazos precoces y enfermedades de transición sexual. Y propiciar una autovaloración y autoestima negativa, que generen una crisis de identidad.

DESARROLLO
¿A qué se refiere crisis de identidad?
Es una fase de cambios bruscos en el adolescente, con sentimientos de angustia, mucha confusión, miedo por no saber quién es y qué es lo que quiere ser. Esta crisis es normal por los cambios y el desarrollo del pre-adolescente.

La identidad es la cualidad de una persona de ser única e irrepetible. Si el adolescente logra experimentar estos rasgos será capaz de aceptarse. La identidad del ego es la seguridad que permitirá satisfacer las necesidades del individuo.

De acuerdo con Erick Erickson (1963) esta crisis de identidad ocurre entre los 13 a 21 años, en esta edad el preadolescente o adolescente está en busca de su identidad. Esta etapa será crucial en el desarrollo de la persona, dentro de las ocho que para el autor componen ese desarrollo.

De los 13 a 21 años, aproximadamente, los adolescentes se encuentran en conflicto en cuanto a quiénes son y quiénes quieren ser. Se llama crisis de identidad, trae consigo conflictos, como la seguridad propia, cuestionamientos de roles sociales, preferencia sexual, independencia o adhesión a grupos, cuestionamientos ideológicos y de valores. En este momento el joven debe dar solución a estas cuestiones para superar con éxito esta etapa.

Otro de los puntos importantes a tratar es que la crisis de identidad trae consigo conflictos que podrían afectar la seguridad del adolescente.

Cuando se logra el sentido de identidad se experimenta un estado emocional placentero, personal y con los otros, un gusto por el cuerpo, será más fácil decidir para el futuro. Para Erickson (1963), la identidad sana tiene dos virtudes: devoción y fidelidad (fidelidad o lealtad).

Según Erickson, la fidelidad es la virtud que se demuestra mediante el cumplimiento de promesas, compromisos, manteniendo esa lealtad. La lealtad es el sentimiento de respeto que se tiene con las personas y hacia uno mismo, útil para enfrentar los conflictos de la ida.

La autoestima
Por otro lado, la falta de aceptación provoca una baja autoestima; la percepción y evaluación de uno mismo. Con una buena autoestima la persona se tendrá respeto y atenderá sus propias necesidades, si no es así, la autoestima será mala.

Rogers (1967) define la autoestima como “un conjunto organizado y cambiante de percepciones que se refiere al sujeto”, y señala que es “lo que el sujeto reconoce como descriptivo de sí y que él percibe como datos de identidad”.

Esa autoestima es todo lo que compone a la persona, su personalidad, características, virtudes, defectos, valores hacia su persona. El individuo la desarrolla, ya sea positiva o negativa, sin estar consciente de ella.

Dos partes importantes en la autoestima son el autoconcepto y la autoaceptación. El autoconcepto es la cualidad que tiene la persona de poder describirse, su imagen, sus capacidades. La autoaceptación, consiste en poder admitir y aceptar los errores y logros; también es querer mejorar los lados negativos para autoaceptarse.

La autoestima y la autoaceptación son vitales para el desarrollo del adolescente, cuando el adolescente sea capaz de estimarse, más fácil podrá aceptarse y definirse.

Según Maslow (1943), la estima es la necesidad que tiene el individuo por obtener respeto de los demás, como su familia; la búsqueda de estatus social; la necesidad de la dignidad; y el amor de los otros.

La baja autoestima también se evidencia en la comparación con otros, sea física, social, económica o personalmente.

La crítica de los padres también genera baja estima, al comparar, olvidar las virtudes que se tienen y enfatizando los defectos; provocando inseguridad en los adolescentes.

El problema con lo anterior es que el adolescente crea las críticas y se sienta inferior, cuando sus necesidades son de aceptación y sentirse valorado por los otros. Esto genera que puedan dar prioridad a los otros y no a él mismo para satisfacer las necesidades no cubiertas en casa.

Algunos síntomas de la baja autoestima son:
• Acobardarse ante la crítica de los demás.
• Aprenden con dificultad, ya que piensan que no pueden o que es demasiado difícil.
• Tener un deseo excesivo de complacer; no se atreve a decir no por temor a desagradar.

La depresión es otro síntoma de baja autoestima, quienes la padecen, no se aceptan, todo el tiempo se están autocriticando, se desprecian, desprecian la vida que tienen, su aspecto, se quejan por todo. Tienen miedo de decir no, porque sienten que no serán aceptados, no podrán encajar y fallarán a los demás. Por un error que cometan se sienten muy mal, se frustran terriblemente, piensan que no valen, se creen menos que todos, suelen competir para demostrar que son los mejores.

No todos pueden superar lo que pasan y permiten que la tristeza y sus inseguridades los dominen, sintiéndose muy insatisfechos de ellos mismos, no logran su bienestar.

La gente insegura tiende a relacionar la aceptación con amor, logros y éxito. Entre más se obtenga creerán ser aceptados, aunque con la necesidad de demostrar que son los mejores para genuinamente ser aceptados y aceptarse a ellos mismos.

Todos estos factores se consideran normales en los preadolescentes o adolescentes por sus cambios físicos, psicológicos, sociales o emocionales. Aunque lo más conveniente es tener una buena autoestima, que se tenga autoaceptación.

A pesar de la información y la guía a los jóvenes, es fundamental que los padres y maestros atiendan los síntomas con seriedad para vigilar que el adolescente esté bien.

Para poder tener una buena autoestima es importante: recordar con frecuencia los pequeños éxitos, tener en cuenta lo que uno sabe hacer, identificar sus virtudes, hacer una lista de cualidades, aceptar los errores, entre otros.

Existen diversos talleres para poder tener una buena autoestima, diagnósticos psiquiátricos, test para fortalecerla. Lo más importante de todo es respetarse siempre.

Para poder alcanzar la autoaceptación, por su parte, es necesario tener autoconocimiento, sin autoengañarse (esto provocaría crear una autoimagen falsa, ser lo que no se es), es recomendable autoexplorarse, pasar tiempo solos, analizar lo que se es, aprender a confiar en uno mismo, tener esa seguridad, pues las últimas van de la mano.

Entender que cada quien es responsable de sus propias decisiones, evitar tener lástima de sí mismo y hacerse la víctima es vital a ese respecto. Aceptarse a sí mismo es indispensable para vivir en armonía, teniendo una autoestima equilibrada.

Sin todo esto, se genera desequilibrio emocional, con estrés y tensión innecesarias. Y los adolescentes, hoy más que nunca, requieren valores, estímulos positivos, atención y afecto que les ayuden a tener buena autoestima para que logren su autoaceptación y sepan que son valiosos y dignos de ser queridos y respetados.

CONCLUSIONES
Conocer acerca de la autoestima y la autoaceptación es necesario para el desarrollo del adolescente, de parte de los padres y maestros es vital identificar los síntomas del deterioro de estos factores para no confundirlo con el simple proceso de cambio del joven.

Es indispensable que haya una buena comunicación de padres e hijos, ya que este aspecto es la base para la comprensión entre ellos e identificar que un adolescente requiere mucha atención y afecto. Sólo un equilibrio entre los pensamientos, las acciones y las relaciones entre todos mantendrán un buen nivel de autoestima y autoaceptación en los adolescentes.

BIBLIOGRAFÍA

Acosta Padrón, R. y Hernández, J. (2004). La autoestima en la educación. Revista límite, 1(1).

Baztan Aguirre, Á. (1998). Psicología de la Adolescencia. Santafé de Bogotá: Alfaomega.

Christiansen, J. (2005). Baja Autoestima: Cómo encontrar la tuya cuando no la tienes. Minnesota: Babelcube Inc.

Dricen, W. (2002). Acéptate a ti mismo. Barcelona: Hispano europeo.

Erikson, E. H. (1963). El problema de la identidad del yo. Revista uruguaya de psicoanálisis, 2(3).

Llano Escobar, A. (2010). La aceptación de sí mismo y la autoafirmación. Bogotá: San Pablo P.

Maslow, A. (1943). Jerarquía de necesidades.

Meece, J. L. (2000). Desarrollo del niño y del Adolescente para Educadores. México: McGraw-Hill/ Interamericana.

Papalia, E. D., OldsWendkos, S. y Feldman Duskin, R. (2005). Desarrollo Humano. México: McGraw-Hill/ Interamericana.

Papalia, E. D. y OldsWendkos, S. (1997). Desarrollo Humano. México: McGraw-Hill/ Interamericana.

Parolari, F. (2005). Psicología de la Adolescencia. Bogotá: San Pablo P.

Pick, S., Givaudan, M., Tenorio, A. y Fernández, F. (2005). Formación cívica y Ética 3. Yo quiero, Yo puedo, Vol. 3. México: Limusa.

Ramírez Mota, V. (2008). Causas y consecuencias de una baja autoestima. México: Paulinas.

Seelbach González, G. A. (2013). Teorías de la Personalidad. México: Red Tercer Milenio.

La autoaceptación como parte del desarrollo en la adolescencia, síntomas y consecuencias. Año 5. Número 12

Revista Conexxión de Psicología |