Actividad física en la vida moderna. Año 2. Número 4

Autor: Justo Daniel Ramos Puentes.

Resumen

La práctica de actividad física tiene efectos benéficos en las personas, tanto física como mentalmente, pero el exceso tiene riesgos en la presencia de enfermedades crónicas provocando estrés. Y la realización de ejercicio de manera moderada tiene efectos muy positivos en las personas, sobre todo en los niños. Sobre ello versa este trabajo.

Palabras clave: Actividad física, beneficios, ejercicio.

Introducción

En este trabajo se planteará a la actividad física y sus beneficios mediante instrumentos para lograr un entendimiento profundo de la relación existente entre la actividad física y el rendimiento en la vida cotidiana.

Desarrollo

Aunque el ejercicio físico brinda beneficios a la salud física y mental se ha demostrado que si se realiza de manera extenuante propicia estrés oxidativo, incrementado el riesgo para enfermedades crónico degenerativas, aunado a un envejecimiento acelerado; no obstante, si el ejercicio físico es de moderada intensidad, con una duración de 30 a 60 minutos, tiene un efecto positivo (Wilson, 2009).

“Las personas que se mantienen activas tienen en general menor riesgo de padecer enfermedades degenerativas, especialmente enfermedad cardiovascular, obesidad, hipertensión, infarto cerebral, osteoporosis y diabetes”. El ejercicio físico realizado regularmente también produce una mayor sensación de bienestar general: se ha destacado su relevancia en el control de la ansiedad, el estrés y en la mejora de la autoestima (Sánchez, 2006).

La activación física no sirve únicamente para controlar el peso corporal, haciendo un balance entre las calorías que ingerimos y las que gastamos. Llevarla a la par con una sana alimentación brinda numerosos beneficios tanto físicos como mentales.

Los niveles de actividad física se definen como la capacidad del ser humano para moverse, y además, tienen un papel fundamental sobre la satisfacción general de las actividades cotidianas.

A medida de que transcurren los años, la forma física tiene cambios, pero no todo se debe a esto, sino también a la falta de actividad de algunas personas. Con esto se debilitan ciertas capacidades que se pueden mejorar con la práctica adecuada de ejercicios. Ya que el ser humano fue creado para estar en movimiento, reconocemos que la actividad física contribuye o determina la buena salud física, mental, social y espiritual. Dentro de la actividad física se encuentra el ejercicio, es decir, una acción planeada y estructurada con el propósito de mantener o mejorar las condiciones físicas de la persona (Montilla, 2004).

La realización de ejercicio tiene efectos benéficos para la salud como medida preventiva, de mantenimiento y rehabilitación, además del aspecto recreativo y de relación social (Serra, 2001). Por ejemplo, las actividades de jardinería o subir escaleras en el hogar no pueden catalogarse como “ejercicio”, pero evidentemente constituyen actividades físicas.

Desde hace tiempo se ha enfatizado la práctica de actividad física o ejercicio para prevenir enfermedades y estar en forma, una vez que se ha tomado la decisión de cambiar a un estilo de vida más saludable es conveniente el análisis de algunos puntos que son importantes para comenzar con una rutina de ejercicios.

Al practicar ejercicio físico se producen cambios y modificaciones adecuadas y coordinadas en el organismo de los sistemas funcionales como el cardiocirculatorio, respiratorio, hematológico, endócrino y renal, entre otros, fortaleciendo las expectativas de una vida más saludable y prolongada, estos cambios se sienten inmediatamente al empezar a realizar el ejercicio físico (López y Fernández, 2008).

Se puede estar delgado pero sin condición física, para que el organismo funcione mejor y logre el desempeño de las tareas diarias es necesario darle mantenimiento, la alimentación es parte fundamental en el proceso de adquirir los beneficios físicos que el ejercicio proporciona, es el complemento para lograr una homeostasis en todos los niveles, tanto físicos como psicológicos (Ferrer, 2010).

Al programar una rutina de ejercicios estamos garantizando el logro de varios objetivos que pueden ser fundamentales o específicos. Objetivos fundamentales: Incrementar el nivel de actividad física habitual y mejorar los parámetros de la condición física. Objetivo específico: Mejorar la forma física.

Estos objetivos complementan la práctica de ejercicio físico de cada persona e incluyen: forma de ejercicio más apropiada, intensidad requerida, duración apropiada, frecuencia y ritmo en la correcta progresión de la activación física, esto se aplica en prescripciones de ejercicio no sólo en atletas sino para las personas que deseen tener una mejor calidad de vida; sin importar cuál sea su edad.

Otra de las razones para realizar ejercicio son los cambios fisiológicos que ocurren en la niñez, son progresivos, por tal motivo es de gran importancia preparar al organismo para enfrentar estos cambios, también se incrementan las funciones mentales y las relaciones sociales.

Los cambios en la personalidad son notables con la práctica de ejercicio, desarrollando la autoconfianza, el sentido de autosuficiencia y mejorando la visión que se tiene de sí mismo, el ejercicio se ha utilizado también con fines terapéuticos produciendo un bienestar mental, al practicar ejercicio físico se experimenta este tipo de bienestar, ya que las mejoras en la salud física, psicológica y emocional son inmediatas dando seguridad y confianza (Weingber y Gould, 2010).

Con un mayor volumen sistólico por aumento de la masa muscular miocárdica y la cavidad ventricular, en situaciones de esfuerzo medio a máximo, la persona experimentará un mayor humedecimiento sanguíneo, dado que el músculo que optimiza su eficiencia bombea mejor la sangre hacia el corazón. Los glóbulos rojos aumentan en cantidad, favoreciendo la elevación de los niveles de hemoglobina y el incremento en la captación de oxígeno, también se movilizan los almacenes de grasas en el cuerpo y la deflación de los niveles de colesterol LDL (colesterol malo), estas mejoras circulatorias reducen los trombos y el aumento de la potencialidad miocárdica.

Con la constancia del ejercicio físico se optimizan los métodos de recuperación tras la ejecución del esfuerzo debido al ejercicio aeróbico, también la piel se ve favorecida evitando o previniendo variaciones tales como la celulitis y la oxidación debido a la mejora de la circulación adyacente de las zonas exteriores de nuestro cuerpo. Y las bases pulmonares se ventilan y oxigenan manteniendo activas las áreas ventilatorias y evitando su vahído con el transcurso del período de ejercicio y la inactividad posterior, la mecánica de la musculatura respiratoria mejora favoreciendo el desempeño al momento de realizar la rutina de ejercicios.

Las cápsulas articulares tienen una mejor irrigación perfeccionando el funcionamiento de la articulación, el líquido sinovial también se regula produciendo mejores movimientos articulares y dando paso a una mayor amplitud en los movimientos desarrollando la flexibilidad, algunas enfermedades como la artrosis mejoran retrasando las etapas posteriores o incluso las disminuyen.

El tono muscular aumenta incrementando su fuerza, esto se debe al aumento de las miofibrillas (estructura de las células musculares con propiedades de contracción y elasticidad), si no existiera movimiento en los músculos se produciría una atrofia muscular; el trabajo físico en los músculos refuerza las articulaciones provocando una recuperación pronta en caso de una lesión articular.

Por otra parte, los estereotipos estéticos de la sociedad actual son de gran influencia y el ejercicio es la mejor forma de modificar el aspecto físico, ya que se reducen los almacenes de grasas intramusculares, aumentando el peso seco corporal y reduciendo el peso total por reducción de sebo, las acciones musculares tienen más coordinación otorgando fluidez y economía en los movimientos.

Con la experiencia regular del adiestramiento físico se obtienen efectos saludables y ajustes fisiológicos que tienen efectos a largo plazo mejorando considerablemente todos los aspectos del ser humano. Se debe tener en cuenta que no es recomendable excederse en la actividad física ya que esto puede provocar un sobre entrenamiento y generar una lesión. El ejercicio tiene un límite y siempre depende de una buena recuperación para incorporarlo como un estilo de vida.

La actividad física especializada brinda relajación mental, mejora el cuerpo y puede evitar lesiones causadas por la postura corporal, “los ejercicios de estiramiento deben formar parte de nuestra vida diaria pues nos permiten relajar la mente y poner el cuerpo en forma, además pueden realizarse en cualquier lugar y momento” (Anderson, 1991).

“Pero las investigaciones han determinado que, para la mayoría de las personas, un programa de ejercicios programado individualmente para complementar sus actividades cotidianas es importante para mantener un nivel óptimo de salud” (Wilmore y Costill, 2007). Y las investigaciones acerca del impacto del ejercicio físico específico sobre la salud han demostrado que cuando se diseñan programas dirigidos a grupos de personas con características similares se logran mejores resultados: “La edad es un factor orientativo pues muchos juegos propuestos para edades inferiores son factibles de ser realizados en edades superiores” (Navas, 2010).

En cualquier etapa de la vida es posible jugar, buscando las adaptaciones necesarias a los juegos. El juego es placentero en cualquier momento de la vida y puede ser llevado a cabo casi en cualquier área aplicando variantes que permitan la adaptación de tal juego.

Conclusiones

La activación física es un fenómeno más allá de lo estético o de sentirse a gusto con el propio cuerpo, es una necesidad imperativa en la vida actual dadas las exigencias que se afrontan cotidianamente.

La importancia de la actividad física es real, no basta sólo con ser un excelente atleta y tener condiciones para desarrollar un determinado deporte; es necesario elevar las capacidades físicas para entender a cabalidad la verdadera excelencia de la vida.

Bibliografía

Anderson, B. (1991). Ejercicios de estiramiento flexibilidad y elasticidad. México: Trillas.

Ferrer, V. (2010). Prescripción de ejercicio físico para el acondicionamiento Cardio-respiratorio. España: Universidad de Murcia.

López, J. y Fernández, A. (2008). Fisiología del Ejercicio. Madrid: Médica Panamericana.

Montilla, E. (2004). Viviendo la tercera edad. Chile: Editorial Clie.

Nava, T. M. (2010). Juegos individuales y de grupo. España: INDE.

Sánchez, E. (2006). Actividad física. Publice Standart, Grupo de Entrenamiento.

Sierra, J. (2001). Salud integral de deportista. España: Springer Ibérica.

Wilmore, J. y Costill, D. (2007). Fisiología del esfuerzo y el deporte. España: Paidotribo.

Wilson, E. L. K., Sánchez R., M. A. y Mendoza N., V. M. (2009). Sedentarismo como factor de riesgo de trastornos depresivos en adultos mayores. Mediagrafic.org. Revista Facultad de Medicina, 2(6).

Actividad física en la vida moderna. Año 2. Número 4

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