La imagen siempre ha sido una parte fundamental de nuestra vida, siempre estamos pendientes de las modas, buscando lo último en tendencia, procurando vernos bien no sólo para nosotros mismos sino para los demás.
Se dice que en la moda, lo que nos acomoda, también sería lo que nos gusta, pero muchas veces lo que está en tendencia no siempre es aceptado para el trabajo.
Todos sabemos que se tiene un código de vestimenta al ir a la oficina, muchas veces es diferente para las diversas áreas de la empresa y claramente su giro.
En épocas pasadas siempre se le dio prioridad al hombre para los diversos trabajos y a la mujer le tocaba atender el hogar. Por ello, sólo a las mujeres de mayor clase les tocaba portar la ropa más cara, confeccionada por diseñadores europeos y con telas finas.
Hoy, cómo te veas depende de la persona, de su personalidad, y aunque no se necesitan de prendas muy caras, la elegancia se puede resaltar con la creatividad que se posea.
Para las mujeres, hay una gran variedad de prendas que se pueden combinar y que al no tener la reglas básicas pueden llegar a proyectar una mala imagen. Una buena imagen ayuda a obtener una posición de autoridad, liderazgo y respeto, manteniendo una pulcritud ante los demás. En los hombres es más marcado el código de vestimenta, generalmente con traje si se tiene un puesto de gerencia o algo más casual en otra área.
Y aunque se utilice un uniforme, se debe portar con orgullo ya que proyectamos la imagen de nuestra empresa, somos los principales clientes de ella y al dar un servicio, se debe estar impecable
Y al final, “la moda caduca, pero el estilo jamás”, Coco Chanel.
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Por Jennifer Xanat Velázquez Soto.
Estudiante de Universidad ETAC, Coacalco.
Referencia de imagen:
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