Los productos milagro son aquellos que prometen una serie de mejoras, de cambios, de avances de orden orgánico para los consumidores. Son muy comunes en México. Y debido a una escasa legislación sobre ellos se ha debido iniciar un proceso de reforma para que los realizadores de estos mágicos productos no engañen con sus supuestos beneficios sorprendentes a los consumidores nacionales.
Los diputados mexicanos en apoyo a los consumidores mexicanos han reformado el artículo 216 de la Ley General de Salud en la cual se “obliga” a que estos productos porten una leyenda en la que aclaren a sus consumidores su verdadera condición, omitiendo la cualidad de “medicina”, ya que en realidad no lo son.
Ahora es necesario que se fortalezca el seguimiento de parte de las autoridades hacia estos productos y alimentos. Sólo entonces quienes los consumen estarán advertidos de que ningún mal o problema físico puede ser curado por los productos maravilla pues al no ser medicinas, las soluciones que parecen prometer (bajar de peso, curar el cáncer, controlar la hipertensión) o son nulas o son significativamente menores que las que prometen en su publicidad.
Las empresas productoras de estos productos deben indicar en su etiquetado, de forma vistosa y muy clara las alertas a la salud. Los diputados han propuesto este texto: “Este producto no sirve para diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad o padecimiento, ni síntoma asociado con la misma. No es un medicamento y por no tener estudios clínicos se desconocen los posibles efectos de su uso en la salud humana”.
Esta etiqueta sin duda reducirá los engaños, pero el seguimiento de las autoridades es lo principal en este terreno.
Por Érika Hernández Jiménez.
Aliat Universidades.
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