Actualmente uno puede encontrar en librerías, en bibliotecas, en las casas de gente que cocina y hasta de quienes no cocinan los famosos “recetarios” de cocina. Pareciera como si siempre hubieran estado presentes en todos estos espacios. Sin embargo, parece ser que sólo ahora nos es tan común verlos por todos lados.
Si hacemos un poco de memoria, quizá nos encontramos con que hace 50 años no eran tan comunes, la gente, nuestras abuelas o bisabuelas recordaban de memoria los ingredientes y pasos a seguir para preparar diferentes platillos que sus madres y abuelas mismas les habían transmitido de forma oral y de generación en generación.
¿Entonces de dónde vienen los recetarios como los conocemos? No es que no existieran hace 50 años, sí los había. La realidad es que la industria editorial y su confianza en que un recetario de cocina pueda ser “vendible” es lo que ha hecho tan común en la actualidad ver y percibir claramente la presencia de decenas y centenares de libros con recetas de cocina. Es más, incluso libros dedicados sólo a platillos con base en pescado, carnes rojas, carnes blancas, de postres y demás.
El libro de cocina más antiguo data del año 1700 a. C., su origen es Mesopotamia y está resguardado en la Universidad de Yale, son tres tablillas de arcilla con escritura cuneiforme. Por lo que esos libros que ahora compramos, esas libretas escritas a mano y que llenamos con las recetas de cocina que nos transmiten nuestras madres o abuelas, tienen una historia de casi cuatro milenios.
Así que seamos modernos o no y decidamos comprar grandes libros vistosísimos con ilustraciones preciosas, referencias bibliográficas extensas o trátese de registrar a mano en una libreta las recetas que en tu casa se han preparado casi como tradición familiar, es muy interesante saber que estos grandes recetarios modernos tienen una historia tan antigua como la de las antiguas civilizaciones de la humanidad.
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