Uno de los órganos más importantes para el ser humano es el cerebro ya que controla la mayor parte de las funciones del organismo y sirve como el área donde se procesan y centralizan las actividades del sistema nervioso. De ahí que cuando una persona tiene un accidente cerebral o cerebro-bascular puede perder la capacidad de algunas funciones, desde el habla, hasta el procesamiento de la ironía o el movimiento de ciertas partes del cuerpo.
Es conocido que el cerebro del ser humano moderno es significativamente más pequeño que el del hombre de Neandertal, de ahí que algunos expertos afirmen que esta reducción cerebral trabajo consigo una disminución en la violencia del hombre.
También es cierto que la edad es un factor que provoca la pérdida de ciertas habilidades y provoca que el cuerpo humano sufra una disminución importante. Quizá hemos visto o escuchado de ancianos que son menos altos que en su juventud y de ellos mismos que ahora tienen una masa ósea y corporal muy diferente. Esto último ha sido confirmado en el caso del cerebro.
Esta contracción cerebral se debe a que la masa neuronal se compacta y es menos consistente que en la juventud. De ahí que alrededor de los 80 años de edad el cerebro pesa un 15% menos que a los 20 años. Este factor se debe a la falta de regeneración neuronal, lo que produce una masa neuronal menos consistente y que afecta la efectividad de reparación neuronal hacia los daños que sufre el anciano. De esto que enfermedades como Parkinson o Alzheimer tengan su generación en estos déficits en los procesos cerebrales.
A pesar de que este proceso es normal, nos ocurrirá a todos los que lleguemos a vivir edades avanzadas, las investigaciones recientes reportan que un mecanismo para reducir el ritmo de contracción cerebral es mantenerse físicamente activo entre los 70 y los 80 años. Por lo que no todo está perdido, mantenerse activo sigue siendo la solución, también a este mal.
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