“Si la afición por los libros crece con la inteligencia, sus peligros, ya lo hemos visto, disminuyen con ella. Una mente original sabe subordinar la lectura a su actividad personal. No es para ella más que la más noble de las distracciones, la más ennoblecedora sobre todo, ya que únicamente la lectura y la sabiduría proporcionan los “buenos modales” de la inteligencia. La fuerza de nuestra sensibilidad y de nuestra inteligencia sólo podemos desarrollarla en nosotros mismos, en las profundidades de nuestra vida espiritual” (Proust, 2011).
¿Por qué conmemorar y festejar la lectura en un país donde pocos leen?
Porque la única forma de cambiar la cultura, a nosotros, al mundo, es haciendo saber a quienes no lo saben, que el sólo hecho de leer cambiará sus vidas para siempre. Leer es uno de los alimentos del alma más cercanos y maravillosos que tenemos. Algunos nos hemos aventurado entre libros y bibliotecas desde muy pequeños, otros no han sido tan afortunados, pero desde 1979, en México, cada 12 de noviembre celebramos el Día del Libro, es nuestro festejo nacional, además del Día Internacional que se celebra cada 23 de abril.
Un buen pretexto para leer hoy. Es cierto, no se necesitan pretextos, la lectura debería estar presente cada día de nuestra vida, sin importar edad, género, nacionalidad. Además, nunca hay un buen pretexto para empezar a leer un nuevo libro, comprarlo o regalarlo.
“Una vez leída la última página, el libro estaba acabado. Había que frenar la loca carrera de los ojos y de la voz que los seguía en silencio, deteniéndose únicamente para volver a tomar aliento con un profundo suspiro” (Proust, 2011).
Por Érika Hernández Jiménez.
Aliat Universidades.
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Referencias:
Proust, M. (2011). Sobre la lectura. Barcelona: Centellas.
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