El chocolate, entre el postre y la adicción. Segunda parte

La semana anterior en la primera parte de esta nota planteaba que el gusto por el chocolate puede tener una razón situada en la presencia de la anandamida que nos provoca sensaciones de relajamiento y gusto al que muchos están dispuestos a sucumbir. Y dado que la variedad de chocolates, formas y consistencias en que es posible consumirlo es tan grande, es menester continuar con nuestra mirada puesta en la interrogante ¿gusto o adicción? Hoy esperamos plantearle al lector un par de aspectos más que lo llevan a responderse esa pregunta.

A esas razones adicionales del porqué de esta suerte de “adicción” que los amantes del chocolate sienten al comerlo. Una de ellas tiene que ver con su textura, una suave, delicada e incitadora textura que parece invitarnos a acercarnos suavemente a él, a degustarlo con tranquilidad y deleitarnos por la intensidad de su sabor mientras aspiramos su fragante aroma. Y el director del Centro para el Estudio de los Sentidos de la Universidad de Birkbeck en Londres, el doctor Barry Smith, confirma la “experiencia sumamente placentera” de comerlo.

Smith añade, “con el chocolate, el placer de la anticipación y la recompensa de comerlo coinciden”. Y recomienda realizar un experimento al comerlo, indica que en vez de comerlo con rapidez, lo hagamos lentamente, saboreándolo delicadamente, “cuando lo empiece a comer, dele vuelta en la boca para que se derrita y acaricie la lengua”. Y que en una segunda ocasión lo comamos rápidamente. El resultado: “los receptores que tenemos en la lengua responden a esta caricia y provocan una sensación diferente a lo que pasa simplemente cuando hay un contacto rápido”.

Entonces, la sensación que se produce al comerlo es parte de lo que lo vuelve tan deseable. Más que adicción parece ser de tan alta satisfacción sensorial que por ello nos resulta difícil alejarnos de él. Y este gusto es más intenso en las mujeres debido a sus capacidades olfativas más desarrolladas.

Fruto del cacao, fruto prohibido
¿Y por qué no todos sucumben ante él?
La respuesta parece tenerla el hecho de que el chocolate contiene grasa y azúcar que no son lo idóneo para mantenernos saludables, por lo que en la actualidad y después de años y años de campañas publicitarias y mercadotecnia alrededor de él, se ha convertido en un “objeto del deseo” pues las cualidades benéficas que tiene, han salido a la luz.

Ahora sabemos que contiene efectos antioxidantes gracias a los polifenoles (flavonoides) y se ha reportado que tiene efectos de protección para el corazón. Y si además mejora nuestro estado de ánimo, según la neurociencia, y mantenemos una dieta equilibrada y hacemos ejercicio, pues definitivamente, el chocolate parece ser el elixir de los dioses que los mortales podemos degustar alegremente.

Referencia de la imagen:
https://bit.ly/2lJ4BeG

El chocolate, entre el postre y la adicción. Segunda parte

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