“Los victoriosos no repiten el mismo error. Por eso el guerrero sólo arriesga su corazón por algo que vale la pena”, Paulo Coelho.
Desde mi experiencia laboral puedo contar que no sólo los empleados suelen ser tóxicos, también las organizaciones llegan a convertirse en tóxicas y esto se debe a diversos factores:
• Los directivos cuidan los centavos en lugar de los pesos.
Y esto es gracias a que se realizan “gastos” en cosas o situaciones que no tienen relevancia y les da miedo invertir en la infraestructura requerida para optimizar la gestión de la organización.
• Los jefes no confían en sus colaboradores.
Este es uno de los puntos fundamentales por el cual tiene que pasar una organización para lograr un crecimiento, y es que si el jefe no confía en cada uno de sus colaboradores, esto será una limitante que no permitirá desenvolverse a cada integrante de la mejor manera, lo cual provocará que la empresa no pueda desarrollarse y logre posicionarse de mejor manera en el mercado.
• Nula organización empresarial.
Se pude tener a los mejores elementos en cada uno de los departamentos que conformen la empresa, sin embargo, si esta no cuenta con una buena organización, no podrán obtenerse resultados óptimos. Esto terminará convirtiéndose en una relación muy conflictiva con los colaboradores debido al estrés que se maneja por no tener definidos objetivos y alcances en cada uno de los departamentos.
• No hay comunicación.
Por muy extraño que esto suene, existen organizaciones en las cuales no se cuenta con una comunicación interdepartamental. Este es un punto crítico en la empresa ya que, cuando cada área resguarda la información para sí misma, entorpece el funcionamiento de la organización, provocando un clima laboral ríspido.
Todos los puntos citados son sólo algunos de los que contribuyen a denominar como “tóxica” a una empresa y es que no basta con ser una persona suficientemente preparada en el aspecto teórico, la capacidad para adaptación y la resolución de problemas son las mejores armas que se pueden tener para hacer frente a este tipo de organizaciones.
Por Moisés Martínez Gutiérrez.
Estudiante de Etac, Coacalco.
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