La calidad en la educación desde el punto de vista de la administración educativa, la escuela como empresa. Año 1. Número 2

Autor: Alejandro Guillén Aguilar.

RESUMEN

En el presente artículo se aborda la calidad educativa desde la administración al observar a la escuela como una empresa y no sólo como un espacio de impartición educativa que al estar bien dirigida se transforme en una organización productiva que responda a los retos actuales.

PALABRAS CLAVE: Administración educativa, calidad, actores, planeación, empresa, producto.

INTRODUCCIÓN

México parece querer competir con los países desarrollados, sobre todo en el aspecto educativo. Pero, cómo competir con estos países si ellos apuestan por una buena organización y han utilizado la administración en las organizaciones que las conforman, ya sea educativas, eclesiásticas, comerciales, militares, mientras México ha dejado vacíos en cuanto al tema de la Administración.

En México el tema de la Administración equivale a tener los conocimientos y las herramientas que una empresa debe de poseer para alcanzar sus objetivos, lograr mayores ventas y mayores ganancias. La escuela debería verse como una empresa donde el objetivo principal es hacer uso de la administración educativa para una buena organización consiguiendo una buena enseñanza.

Ver a la escuela como una empresa es ver que los integrantes de la misma formen un equipo de trabajo sin delegar toda la responsabilidad al director de la escuela. Si bien él es la cabeza, sin comunicación con otros trabajadores, los objetivos no se lograrán. Por ello es tiempo de que la educación mexicana tome en cuenta los conceptos de la Administración frente a las exigencias actuales hacia la calidad.

DESARROLLO

En materia de administración educativa Estados Unidos le lleva a México 125 años de estudio e investigación. Según García Garduño (1991), administrar es “Planear, Organizar, Dirigir, Coordinar y controlar” (Sergiovanni, 1992; Campbell, 1971). Conceptos que recaen en el papel del director pero sin un trabajo colaborativo es difícil alcanzar los objetivos dentro de la escuela (un buen proceso de enseñanza-aprendizaje).

Planear es el principal concepto que en las escuelas mexicanas han aplicado, sin embargo se ha realizado como requisito administrativo. En su contenido existen cuestiones totalmente desfasadas o nunca llevadas a cabo, se incluyen asuntos que no son la realidad, o vistos sólo por el director de la escuela sin tomar en cuenta al colectivo docente, mucho menos atendiendo las verdaderas necesidades de los alumnos.

Una vez realizada la planeación, se procede a organizar y ¿qué se organiza en las escuelas cuando no existe una buena planeación? La mayoría de las escuelas de México no cumplen con los conceptos sobre administración de Sergiovanni y Campbell. Fullan y Hargreaves (2000) indican que “el individualismo es cuestión de hábitos, está históricamente arraigado en nuestras rutinas de trabajo”. Es difícil romper con esa cultura y esa costumbre por parte de los docentes, es el director quien debe romper con este paradigma y tratar de integrar al colectivo docente.

El director en su papel de líder debe de dirigir y coordinar los trabajos de sus docentes para lograr una buena administración. Sin embargo, este papel de líder se queda únicamente en tomar decisiones por lo general no consensuadas, su papel es más gerencial y de resolución de problemas relacionados con la conducta de los alumnos.

Pero, ¿qué papel  tiene el director de la escuela y el colectivo docente para alcanzar la calidad en la educación?, ¿por qué a pesar de las exigencias y la reforma educativa en la mayoría de las escuelas no se logra un buen aprovechamiento?, ¿es indispensable una buena administración para alcanzar los objetivos que desea la educación? Para dar respuesta a estas preguntas necesitamos ver a la escuela como una organización. Bardiza Ruiz (1997) menciona que la escuela es una unidad social, la escuela como organización tiene un poder y una influencia en el aspecto social y cultural en las personas, de ahí que el trabajo que realiza la escuela como organización debe ser administrativo, sobre todo porque se busca la calidad y hablar de calidad es hablar de una buena administración.

Si la escuela es una organización y según Schmelkes (1994) “el objetivo de esta es contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de la actual y la futura”, aparece nuevamente el concepto calidad. Pero, cómo lograr la calidad dentro de las escuelas cuando dentro y fuera de las mismas existe una gran desorganización, que inicia desde el punto de vista micro y macro político de la escuela. Por un lado vemos las exigencias del sistema en cumplir con requisitos administrativos, con documentos de carácter estadístico, cuantitativos, que se reflejan en una enorme sobrecarga de trabajo hacia el director. Desde el punto de vista micro político los docentes apuestan al trabajo individual, preciso y con miras a la reforma educativa. Según Schmelkes (1994), es fundamental “hacer primeramente una reforma dentro de las aulas ya que la calidad de la educación sólo podrá mejorarse en forma real, en la medida en que se generen desde cada plantel educativo de manera participativa y compartida las condiciones que ese plantel necesita para lograr resultados de calidad, es urgente pues que el trabajo en las escuelas sea un trabajo en equipo”.

El trabajo colaborativo debe lograrse con la guía del director de la escuela, que vea a la escuela como un empresa. Schmelkes (1994) menciona que las empresas producen bienes y servicios, satisfacción hacia el cliente y en la educación preferimos hablar de beneficiarios. El principal beneficiario de la educación es el alumno. El director debe tener conocimientos de administración, debe ser guía, debe generar un ambiente de comunicación entre sus trabajadores, aun sabiendo que dentro de las escuelas desde el punto de vista de la micropolítica se establecen grupos de interés que no permiten el logro de los objetivos.

Bardiza Ruiz (1997) indica que “Estos grupos dentro de las escuelas tienen objetivos comunes que ejercen influencia para incidir en una decisión que de modo individual no alcanzarían, el director debe pues mantener el equilibrio para el logro de los objetivos, las decisiones deben ser consensuadas, sin olvidar el papel de líder quien al final tiene la gran responsabilidad de la escuela”.

Para lograr este cambio profundo y que las reformas tengan un resultado favorable, la escuela debe de amoldarse a las diferentes necesidades actuales, como el trabajo en equipo en el aula. Lavín Herrera (2002) indica que “La Reforma implica el reconocimiento de un nuevo rol de la educación en la sociedad y ello implica un profundo cambio cultural en la escuela. Dicho cambio no se da por decreto, requiere ser promovido y, por lo tanto, gestionado, para que un conjunto de innovaciones prenda y se traduzca en aprendizajes más relevantes y más significativos para los alumnos”.

Si la sociedad cambia es urgente que los maestros y la figura del director cambien, este cambio se verá reflejado en el avance de los alumnos, pero, ¿qué incluye este cambio? Incluye el papel del director como líder y organizador, pasar de líder a gerente que tenga el pleno control de la producción, que verifique que todos los que componen la empresa cumplan con la obligación que les corresponde. Schmelkes (1994) menciona que “si un departamento de producción envía partes defectuosas a otro departamento será difícil producir con calidad”, el gerente debe de estar al pendiente de todo el proceso desde el inicio del producto hasta la evaluación para considerar si el producto está apto para desarrollarse.

Entregar un producto de “calidad” haciendo uso de la gestión implica buscar todo lo necesario para que los alumnos alcancen y obtengan los conocimientos necesarios para desarrollarse en la vida.

La necesidad de conceptualizar un modelo de gestión integral de calidad para los centros escolares surge desde tres constataciones: Del reconocimiento de la escuela como una organización compleja. De la percepción de que el rol de la escuela ha cambiado, sin que se perciban señales profundas de su transformación; y de la necesidad de concebir una gestión capaz de articular en forma sistémica las innovaciones que impulsan los procesos de reforma educacional (Lavín Herrera, 2002).

Desde este punto de vista se sugiere integrar a todo el cuerpo docente, directivo, padres de familia, debe ser un proceso desde adentro que repercuta hacia afuera para lograr la calidad. “No hay calidad en las organizaciones sin la involucración de los actores por que las organizaciones educativas de calidad responden a las necesidades y expectativas de sus beneficiarios pero también del personal que ahí labora”, para ello, el trabajo colaborativo es la clave para el éxito (Lavín Herrera, 2002).

CONCLUSIONES

Se puede concluir que ante las exigencias y las reformas actuales la escuela debe de considerarse como un empresa, el papel más importante lo tiene el gerente (director), quien planea, organiza, controla, dirige y sobre todo evalúa el trabajo de los demás integrantes de la empresa y del producto para que sea un producto de calidad.

El trabajo de la empresa debe iniciar con una buena planeación que no sólo incluya la ejecución del plan y los programas, sino que incluya, como indica Lavín Herrera (2002), el ambiente en cada una de las aulas, ya que en ellas se encuentran las verdaderas necesidades de los alumnos. Que se considere el ambiente institucional de la escuela para poder integrarse y compartir opiniones, el trabajo en colegiado. El ambiente familiar, que es la primer escuela, donde se produce la socialización primaria, por ellos es necesario hacer una entrevista para conocer la situación familiar de los alumnos para saber si existen problemas. El otro ambiente es el comunitario, el contexto de acción, todo lo anterior avalado por estudios mercadológicos que, como en una empresa, ayuden a generar las mejores estrategias para el éxito de la empresa.

Si se logra planear de manera correcta y se logran cambiar los viejos hábitos, se podrá organizar, dirigir y coordinar el trabajo. Finalmente se evaluará para encontrar las debilidades y fortalezas de los alumnos (del producto) para que los clientes (padres de familia) encuentren la satisfacción de haber recibido un trabajo de calidad.

El camino es largo para las escuelas en México, la experiencia es mínima en cuanto a este tema, sin embargo, es necesario desarrollar las herramientas para alcanzar la tan anhelada calidad educativa.

BIBLIOGRAFÍA

Bardisa Ruiz, T. (1997). Teoría y Práctica de la Micropolítica en las Organizaciones Escolares. Revista Iberoamericana de educación, 15.

Fullan, M. y Hargreaves, A. (2000). La Escuela que Queremos. México: SEP.

García Garduño, J. M. (1991). La Administración y Gestión Educativa: Algunas lecciones que nos deja su evolución en los Estados Unidos y México. Artículos y Ensayos.

Lavín Herrera, S. (2002). Transitando desde la Gestión de un “Establecimiento” a la Gestión de un centro de desarrollo educativo. Pensamiento educativo, 31:186-202.

Schmelkes, S. (1994). Hacia una mejor calidad de nuestras escuelas. Interamer 32. Serie educativa.

Sergiovanni, T. J. (1995). The principalship. Boston: Allyn & Bacon.

La calidad en la educación desde el punto de vista de la administración educativa, la escuela como empresa. Año 1. Número 2