Taller para el desarrollo de competencias docentes. Hacia una educación inclusiva. Año 3. Número 7

Autora: Idalia Amaro Bárcenas.

RESUMEN

La presente investigación versa sobre la importancia que tienen las escuelas inclusivas, así como los diferentes puntos de vista de algunos autores y pedagogos respecto a los deberes de un docente, y al impacto de este tema en la sociedad actual y sus necesidades de implementación.

Algunos autores subrayan que no es ni más trabajo ni tampoco una desventaja para los miembros de la sociedad. Por lo que el reto es transformar escuelas integradoras en escuelas inclusivas.

PALABRAS CLAVE: Escuela inclusiva, competencias docentes, docente.

INTRODUCCIÓN
En la actualidad se observa que los cambios sociales están evolucionando de manera muy rápida a nivel general, uno de esos niveles es el ámbito de la educación donde se pretende, a través de reformas, mejorar el sistema educativo, impactar en todos sus sentidos, elevar la calidad de la enseñanza y dar una educación de calidad a cualquier alumno en la condición en que se encuentre.

Existen temas educativos que siempre están en la palestra de la discusión por su importancia para el sistema educativo, se pueden mencionar algunos como la evaluación, la tecnología educativa, la comprensión lectora, entre otros. Sin embargo, en años recientes se ha percibido un aumento en la investigación sobre la educación inclusiva y se le ha dado un lugar primordial en los diferentes campos de la educación.

La educación inclusiva es ineludible, si se persigue edificar, desde un cimiento firme, una sociedad humana y justa, donde cada persona por el simple hecho de serlo tenga el lugar o la posición que le corresponde.

En la actualidad, hay claros ejemplos de que existe una sociedad excluyente, casos de niños que no tienen acceso a una escuela ordinaria debido a sus restricciones o aquellas personas con discapacidad física que se enfrentan a demasiadas barreras para poder acceder a un trabajo, y no solamente se habla de este tipo de discriminación, ya que la edad, las creencias, el nivel económico o escolar y las discapacidades tanto físicas, psíquicas, sociales y sensoriales, constituyen factores discriminantes que se encuentran con frecuencia dentro de nuestra sociedad.

Todos somos seres únicos e irrepetibles, con la capacidad de aprender, de comunicarnos y desenvolvernos de diversas maneras, e igual tenemos discapacidades ya sean evidentes a simple vista o no, es por esto que la educación inclusiva debe ser un derecho para todos.

DESARROLLO
Han pasado catorce años del siglo XXI, un objetivo inevitable es llevar a cabo la educación democrática e inclusiva, como bien apunta Arnaiz Sánchez (2012) “que responda al derecho de todos a recibir una educación de calidad basada en principios de igualdad, equidad y justicia social”.

Debido a que existen gran cantidad de niños que nunca han asistido a una escuela, inclusive desconocen cómo es el interior de un aula, y en la actualidad se puede observar el alto nivel de deserción, más los temas que actualmente se trabajan en el sector educativo como la tecnología educativa, la evaluación, la lectura, el tema de las escuelas inclusivas resulta de vital importancia.

“Todos los niños tienen derecho a la educación y debe dárseles la oportunidad de alcanzar y mantener un nivel aceptable de conocimientos; cada niño tiene características, intereses, capacidades y necesidades de aprendizaje que le son propios” (UNESCO, 1994).

Se observan algunas escuelas integradoras, las cuales cubren las necesidades de los niños con discapacidad, pero es momento de preguntarse si solamente necesitan ayuda aquellos niños que físicamente son marcados por la sociedad como diferentes o especiales, y se observa que no es así, ya que cuando se menciona la palabra integral, se habla respecto a cada uno de los alumnos, pues todos son diferentes y por ende necesitan de una educación especial.

Hay escuelas comunes que pueden lograr la integración de alumnos con muchas necesidades y hay otras que no tienen la capacidad de atender a niños, por ejemplo, con altos coeficientes, entonces la cuestión es qué niños pueden ser o no integrados, ya que todos tienen capacidades y necesidades diversas.

La parte de la integración en las instituciones es una buena propuesta, ya que el integrar es permitir la presencia de niños con capacidades diferentes dentro del aula. Aunque no se está trabajando lo mismo ni a la par en todas las instituciones, en ocasiones se dedica más tiempo a los niños “etiquetados” que al resto del grupo, por ello surge la palabra inclusión. Hoy nos preguntamos ¿cuál es la diferencia entre una escuela integradora y una escuela inclusiva?, cuando se habla de “inclusión implica que todos los niños de una determinada comunidad aprendan juntos independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales” (Blanco G., 2007).

Una parte fundamental para poder ser una escuela inclusiva es que se requiere que todo el personal docente y directivo tenga desarrolladas ciertas competencias como ser capaz de adaptar contenidos, actividades y que no ponga por adelantado lo que el niño no puede hacer sino que sea capaz de brindar oportunidades y observar esfuerzos.

Por lo anterior, se considera importante que la inclusión como proceso participativo se centre en el interés propio del estudiante – docente en un sistema educativo normal u ordinario permitiendo obtener resultados positivos en el aprendizaje.

De acuerdo con De la Peña y Rodarte (2005), la educación demanda profesionales capaces de dar respuesta a la diversidad que existe en el aula, especialmente aquellos con necesidades educativas especiales con o sin discapacidad.

En la literatura revisada, sobre el trabajo de competencias, se concluye que existe una gran cantidad de las mismas que el docente debe desarrollar para cubrir las necesidades que exige cada uno de sus alumnos. Argudín (en Cázares y Cuevas de la Garza, 2009) indica “que las competencias son una convergencia de los comportamientos sociales, afectivos y las habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten realizar un papel, un desempeño, una actividad o una tarea”.

Se habla de la integración como el derecho que tienen las personas con capacidades diferentes a permanecer en un grupo social y participar en todas las áreas, incluida la educación, donde cada estudiante tenga los mismos derechos que el resto del grupo. “La integración no es un fin en sí misma sino un medio para lograr una educación de mayor calidad, integral e integradora” (Blanco G., 2007).

Así como un abogado conoce de leyes, un arquitecto de edificios, los maestros y la sociedad deben ser conscientes y conocer que los alumnos con necesidades educativas especiales se encuentran dentro de las aulas porque es un mejor espacio educativo en el cual pueden desarrollar sus potencialidades y vivir de una manera más real. Ahora bien, un alumno integrado no representa más trabajo para el maestro, implica un trabajo distinto.

Para el docente, el reto es proporcionar a los alumnos situaciones en las que puedan asimilar la cultura. De esta forma, el maestro deja de ser exclusivamente un transmisor de la misma (Abeal et al., 1995).

Con frecuencia, algunos docentes se angustian frente a este reto, a estas nuevas responsabilidades, adecuaciones, al simple hecho del cambio tanto externo como interno, ya que el ser docente es una gran y fuerte tarea.

El docente inicia un ciclo escolar con una estructura, con un plan de trabajo y de repente se presentan cambios, como trabajar con un alumno con dislexia, otro con Asperger, otro con disgrafía; sin tener el conocimiento sobre el tema, pero teniendo que abordarlo. El reto está en cómo planear, cómo comportarse, quién ayudará a entender cómo se debe trabajar. Existen muchas interrogantes, preocupaciones, reflexiones, ¿qué se necesita para atender un aula con diversidad siendo un profesor inclusivo?

Es ahora que se debe profundizar en el tema, estar en busca de las necesidades que existen, encontrar soluciones, asistir a talleres, cambiar el currículum, entre otros, ya que el reto es transformar las escuelas integradoras en escuelas inclusivas.

CONCLUSIONES
Si bien son muchas las competencias que un docente debe cumplir para poder desempeñarse de manera asertiva en un aula inclusiva, también es importante recordar que el docente no es el único responsable de que se desarrolle un ambiente de este tipo dentro del salón de clases, existen más factores externos como lo son padres de familia, coordinadores, directivos y la sociedad en su conjunto.

Quien escribe concuerda con los programas de formación continua 2009 – 2010 cuando se menciona que “La educación inclusiva no es un asunto de una maestra o maestro, sino de la comunidad educativa, (comunidad-familias, directivos-docentes y alumnos) deben participar en este esfuerzo. Para ello se requiere del trabajo colaborativo entre todos los implicados” (SEP, 2009-2010).

BIBLIOGRAFÍA
Abeal, C. et al. (1995). Evaluación del proceso de integración de alumno con minusvalideces en Centros de Encino Xeral Básico de Galicia, España.

Arnaiz Sánchez, P. (2012). Educación inclusiva una escuela para todos. Ediciones ALJIBE.

Blanco G., R. (2007). Hacia una escuela para todos y con todos. Santiago: OREALC/UNESCO.

Cázares Aponte, L. y Cuevas de la Garza, J. F. (2009). Educación Basada en Competencias. México: Trillas.

Darling, L. (2002). El derecho de aprender, crear buenas escuelas para todos. SEP / Ariel.

De la Peña, A. y Rodarte, S. (2005). Capacitación de recursos humanos. En García, I. Educación inclusiva en México. Situación actual y desafíos para el futuro. Banco Mundial y Secretaría de Educación Pública.

Diccionario de las ciencias de la educación. (1995). Madrid: Aula Santillana.

SEP. (2009-2010). Planes y programas de estudio. Educación Básica Primaria.

UNESCO. (1994). Declaración de Salamanca para las necesidades educativas especiales.

Taller para el desarrollo de competencias docentes. Hacia una educación inclusiva. Año 3. Número 7

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