Los alimentos orgánicos, un sector en crecimiento. Año 2. Número 2

Autora: Érika Aydeé Hernández Jiménez.

RESUMEN

Este trabajo parte de la hipótesis de que la sociedad actual está cada vez más dispuesta a observar la calidad de los alimentos que consume, derivado de condiciones de salud y hábitos genuinamente peligrosos que abundan en la cultura moderna.

La finalidad no es probar la hipótesis (una investigación en este sentido requiere condiciones que no han sido propuestas ni determinadas por este trabajo) sino postular la razón de su existencia. Los dos factores que sí observará este trabajo son: la alimentación cada vez menos saludable de la gente y el aumento en la producción de “productos orgánicos” que facilita su adquisición y, por lo tanto, su consumo. Para atender estos dos factores se recurrirá a resultados de investigaciones con alimentos orgánicos y compendios nacionales y regionales de la información sobre alimentos “orgánicos” a los que se puede tener acceso. Una o una serie de investigaciones más amplias son, no sólo deseables, sino una genuina invitación a partir del presente trabajo.

PALABRAS CLAVE: México, alimentos, orgánicos, crecimiento.

INTRODUCCIÓN

La agricultura orgánica, un sector en crecimiento

Según el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) (2003):

La definición misma de agricultura orgánica es objeto de debate. No obstante, todas las definiciones coinciden en que consiste en la aplicación de métodos de producción agrarios, biológicos y mecánicos en lugar de utilizar productos químicos sintéticos. En la mayor parte de las definiciones se menciona también la utilización de diversas técnicas que no son exclusivas de la agricultura orgánica, sino que también pueden aplicarse a sistemas de producción convencionales y que requieren pocos insumos. Estas técnicas comprenden, en particular, “prácticas agrícolas mejoradas” como, por ejemplo, medidas de conservación de los suelos, rotación de cultivos y el empleo de abono verde en lugar de practicar la corta y quema (FIDA, 2003).

Por lo tanto, y de acuerdo con el FIDA, la agricultura orgánica o ecológica es el resultado de una serie de prácticas integrales que cuidan el suelo, usan fertilizantes no industrializados y buscan condiciones de producción que posibiliten que la tierra de cultivo permanezca en óptimas condiciones por periodos de tiempo más grandes que los de la agricultura convencional. Es entonces, un proceso integral, no observa sólo el producto que se cultiva sino el ecosistema completo que interviene en el ciclo agrícola.

DESARROLLO

Qué hace a un producto “orgánico”

El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) define como comida orgánica aquella que es producida por agricultores que enfatizan el uso de recursos renovables y la conservación del suelo, y el agua para mejorar la calidad del medio ambiente para las generaciones presentes y futuras.

Con respecto de los productos animales, la carne orgánica, las aves de corral, los huevos y los productos lácteos proceden de animales que se crían sin el uso de antibióticos ni hormonas de crecimiento.

Los alimentos orgánicos se producen sin el uso de pesticidas, fertilizantes hechos con ingredientes sintéticos o aguas residuales, bioingeniería o radiación ionizante.

Para el USDA, antes de que un producto orgánico pueda ser etiquetado como tal, debe superar la certificación gubernamental, que mediante la inspección de las granjas donde se cultivan los alimentos, se asegura de que el agricultor está siguiendo todas las reglas necesarias para cumplir con los estándares orgánicos de esta dependencia.

En el caso de las empresas que manejan o procesan alimentos orgánicos antes de que sus productos lleguen a los supermercados locales o restaurantes, también deben estar certificados. Esta normativa garantiza procesos de muy alta calidad, lo que hace que estos productos compitan con los industrializados en cuanto a su “certificación de calidad”.

Tan importante se ha vuelto la certificación de productos orgánicos que, según la Ley de Productos Orgánicos mexicana en su artículo tercero indica “orgánico: término de rotulación que se refiere a un producto de las actividades agropecuarias obtenido de acuerdo con esta Ley y las disposiciones que de ella deriven. Las expresiones orgánico, ecológico, biológico y las denominaciones con prefijos bio y eco, que se anoten en las etiquetas de los productos, se consideran como sinónimos y son términos equivalentes para fines de comercio nacional e internacional” (SAGARPA, 2006).

“La producción orgánica se puede definir como un sistema de producción que fomenta y realiza prácticas saludables y de menor impacto ambiental en los agroecosistemas, ya que utiliza insumos naturales y prácticas especiales, como la aplicación de compostas y abonos verdes; control biológico, asociación y rotación de cultivos, uso de repelentes y fungicidas a base de plantas y minerales entre otras” (CONANP, 2009).

Los alimentos orgánicos ofrecen:

• Mejor salud, pues sus productos mantienen un mejor equilibrio con el ser humano  y su medio ambiente.

• Disminución en el riesgo de contagio de ciertas enfermedades debido a los mejores cuidados de los cultivos y sus condiciones.

• Productos donde no se usan aditivos químicos ni saborizantes de ningún tipo, manteniendo el sabor y calidad de los alimentos originales.

• Menores proporciones de grasas, tanto saturadas como insaturadas.

• En el caso de animales, una crianza sin uso de hormonas para el crecimiento.

• Mejor calidad nutricional (vitaminas, minerales y propiedades originales de los alimentos).

Incluso si se trata de una moda pasajera o una actitud hacia el consumo de productos más sanos que llegó para quedarse, la realidad es que el mercado de los productos ecológicos es cada vez mayor y más sustentable. Enfrenta retos, pero los pequeños productores que desde hace décadas luchan por mantener activo este sector han logrado que sus consumidores sean aún más constantes y mantengan sus hábitos de alimentarse con productos más sanos.

¿Por qué surge la necesidad de los productos orgánicos?

Debido a que los procesos industriales del sector alimentario son cada vez más complejos por la necesidad de abastecer con alimentos suficientes y de calidad a los más de 7 000 millones de habitantes del planeta, es muy común que los productos se enriquezcan y mejoren, genética y orgánicamente, para mantener la demanda mundial de alimentos, sin embargo, esto ha traído al sector una serie de mecanismos “industrializados” que alejan de la pureza los alimentos que se producen.

Frente a esta evidente e imperiosa necesidad de abasto y de suplir con procesos industriales y “mejoras” a los alimentos, se ha descuidado que éstos sean lo más saludables y enriquecedores que se pueda, aunque los consumidores no son del todo conscientes acerca de este fenómeno. Y parecen ser las personas culturalmente más “ecológicas” quienes promueven la información al respecto y consumen la menor cantidad de alimentos industrializados posible.

Por esta nueva necesidad de mejor alimentación, los procesos agrícolas son cada vez más naturales, “la agricultura orgánica representa un método alternativo de diversificación de la producción y, en consecuencia, de diversificación de las fuentes de ingresos de los pequeños agricultores” (FIDA, 2003). Por lo tanto, la opción existe, el mercado de pequeños productores locales que usan técnicas orgánicas es muy grande en Australia, Europa y América principalmente.

Según las cifras de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Ecológica (IFOAM, por sus siglas en inglés), los países con las áreas más extensas de producción de alimentos orgánicos son: Australia con 12 millones de hectáreas, Argentina con 3.6 millones, Estados Unidos con 2.2 millones, China con 1.9 millones, España con 1.6 millones, Italia con 1.2 millones, Alemania con un millón al igual que Francia, Uruguay con 0.9 millones y Canadá con 0.8 millones de hectáreas de cultivo orgánico. Estas cifras tan significativas indican que es Australia, Europa y cuatro países en América los que destinan más de 25 millones de hectáreas para producir alimentos orgánicos. Estas cifras se incrementan año con año, lo que es un vaticinio para la supervivencia de la agricultura ecológica.

Sin embargo, a pesar de que las áreas de cultivo de productos orgánicos colocan a Australia y Argentina a la cabeza, según las cifras de 2012 reportadas en http://www.organic-world.net (con fuentes como la FIBL, la AMI y la Organic Data Network Survey), registran que los mercados de productos orgánicos más grandes están encabezados por Estados Unidos, con más de la mitad del total de ventas con respecto de la lista de los diez mercados más grandes; le sigue Alemania con una tercera parte que Estados Unidos y; con cifras que apenas rebasan la mitad de la producción alemana se encuentra Francia. Canadá, en cuarto sitio, vende la mitad con respecto de los franceses, al igual que el Reino Unido e Italia. Posteriormente están Suiza, Austria, Japón y España con cifras de la mitad de la producción italiana (Organic World, 2014).

Algunos de los motivos por los que, en cuanto al margen de ventas del mercado total orgánico, ciertos países no figuran dentro de estas estadísticas se deben a que los alimentos que se producen orgánicamente pueden ser el ingrediente de otro tipo de productos orgánicos manufacturados, como es el caso de la uva orgánica usada para la generación de vinos y que en el caso australiano, argentino y uruguayo pierden presencia a pesar de su evidente y creciente producción ecológica.

Aunque los productos orgánicos siempre han existido, en la actualidad, y debido a los procesos de industrialización alimentaria es cada vez más evidente que ese sector es fuerte, que crece constantemente y que tiene un mercado interesado en ese tipo de productos, ya sea por su calidad, confiabilidad, sabor, propiedades, entre otros factores; incluso sin importar que el precio de esos alimentos aún es considerablemente superior a la media alimentaria de los procesados industrialmente.

Algunos ejemplos de alimentos orgánicos que se producen en el mundo son: brócoli, calabaza, zanahoria, melón, alcachofa, coliflor, apio, ajo, lechuga, chícharo, chile, pimiento, papa, espinaca, elote, jitomate, sandía, manzana, aguacate, cereza, café, higo, uva, limón, naranja, durazno, pera, ciruela, almendra, pistache, avellana, nueces, zarzamora, mora azul, arándano, frambuesa, fresa, alfalfa, cebada, maíz, linaza, avena, menta, arroz, cártamo, sorgo, soya, semilla de girasol, caña de azúcar, trigo. La variedad es muy grande, por lo que un reto para el sector es conseguir que los consumidores conozcan estos productos, su calidad y se acerquen a ellos de forma permanente.

Retos de la producción orgánica de alimentos

Con todo y la evidente necesidad de consumir mejores alimentos, el sector de producción de orgánicos enfrenta una serie de retos, algunos derivados de sus necesidades de cuidado de todo el proceso agrícola y otros debido a los niveles a escala mínima que maneja el sector y que hace a la agricultura ecológica menos rentable si lo que se busca es generar ventas y abastecer el mercado.

Según la Unión Europea, “La agricultura ecológica consiste en producir alimentos frescos, sabrosos y genuinos de un modo respetuoso con el medio ambiente y con el bienestar de los animales. La popularidad de los alimentos y otros productos ecológicos ha aumentado por toda la UE puesto que cada vez más gente se da cuenta de las ventajas reales de la agricultura y los alimentos ecológicos” DGADR. (2008). Esto es un reto si pensamos en que los productores son regionales y sus canales de distribución son los mercados locales y los consumidores directos. Por esto es importante tomar en cuenta lo que trae consigo producir ecológicamente.

Elementos diferenciadores de los productos orgánicos:

• Productos más saludables.

• Cuidado del agua con que se riegan.

• No hay uso de pesticidas.

• Uso de fertilizantes naturales.

• Mejor control de plagas.

• Costos mayores.

• Rotación de cultivos para cuidar la tierra.

• Mantenimiento del suelo a largo plazo.

• Mejores técnicas de manejo de malezas, insectos y enfermedades.

• Cuidado de la biodiversidad del medio circundante.

• Manejos ganaderos con medicinas alternativas para inhibir el uso de  antibióticos y hormonas.

De acuerdo con este panorama, la producción orgánica no es simplemente evitar insumos químicos y procesados por los naturales. Implica aplicar técnicas milenarias de cuidado agrícola como la rotación de cultivos y el uso de abonos animales y ecológicos, pero de manera que la producción sea económicamente sostenible frente al mercado industrializado actual que produce alimentos enormes y menos sanos que la agricultura orgánica no puede crear.

La legislación, un factor pro ecológico

En México, el 25 de octubre de 2013 en el Diario Oficial de la Federación se publicó: “Que la Ley de Productos Orgánicos y su Reglamento, regulan el uso de un distintivo nacional en el etiquetado y en los envases de aquellos productos que han sido certificados como orgánicos”; para asegurar una competencia leal y que el mercado de productos orgánicos nacional funcione de forma armoniosa, “así como mantener y justificar la confianza del consumidor en los productos etiquetados como orgánicos”. Lo que permite a quien consume identificar claramente cuando un producto es orgánico y cuenta con la normativa de la producción orgánica nacional (SAGARPA, 2006).

En el mismo artículo 3 de la Ley mexicana se establece como una “Producción Orgánica: sistema de producción y procesamiento de alimentos, productos y subproductos animales, vegetales u otros satisfactores, con un uso regulado de insumos externos, restringiendo y en su caso prohibiendo la utilización de productos de síntesis química” (SAGARPA, 2006).

Estas normativas que a simple vista parecen la manera de proceder natural de los gobiernos, han sido producto del trabajo de los sectores agrícolas ecológicos para defenderse frente a la industria alimentaria no orgánica. Y, sin duda, normar y certificar se han hecho dos elementos de alianza con los pequeños productores locales que no tienen el nivel económico para competir con las grandes industrias nacionales y trasnacionales de alimentos baratos.

Según los datos de la Dirección General de Agricultura de la Unión Europea, gracias al establecimiento de las normativas de la agricultura ecológica, en la actualidad es posible detectar las siguientes evidencias que fueron objetivos originales hacia el medio agrícola:

• “Rotación de los cultivos para proteger el suelo y romper los ciclos de las malas hierbas y las plagas,

• Utilización de los enemigos naturales de las malas hierbas en lugar de recurrir a los productos químicos,

• Elección de especies animales y vegetales que estén bien adaptadas a las condiciones de la zona y sean resistentes a las enfermedades,

• Cría de animales en las condiciones más naturales posibles,

• Protección de la biodiversidad mediante la conservación de especies animales y vegetales nativas en peligro de extinción” DGADR (2008, 2009).

CONCLUSIONES

Sin importar si somos alimenticiamente conservadores o más liberales, la realidad de los productos orgánicos es que trascienden modas pasajeras mientras se van adentrando como parte del estilo de vida de comunidades cada vez más grandes y más conscientes del cuidado tanto de las zonas de cultivo como de la salud de sus familias y regiones.

Arriesgarse a indicar que estos productos “ecológicos” desaparecerán frente al mercado global de alimentos, es mantener muy corta la visión, ya que en realidad estos productos orgánicos han existido siempre, aunque en las últimas décadas se pone más énfasis en sus estándares de calidad y debido a su crecimiento frente a la industria alimentaria es cada vez más evidente su existencia. Por lo tanto, considerar algunas cuestiones acerca de este sector será fundamental para impulsarlo y fortalecerlo.

Factores a considerar para fortalecer el mercado de productos orgánicos:

• Mantenimiento del sector micro agropecuario.
• Mayor fertilidad del suelo.
• Biodiversidad más grande y en mejores condiciones de la misma.
• Menores consumos de energía en la producción alimentaria.
• Valoración del desarrollo de productos saludables.
• Mejora de las medidas de cuidado y normativas regionales e internacionales de los productos orgánicos.
• Desarrollo y uso de nuevas semillas con mejores condiciones de calidad.
• Prácticas ambientales más sanas y que aseguren un planeta mejor conservado.
• Aumento en la retención del carbono y nitrógeno en las parcelas orgánicas.

En conclusión, para alimentarnos mejor tenemos la opción orgánica, es más cara y más difícil de acceder a ella por sus canales de distribución, pero al mismo tiempo ofrece beneficios a la salud personal, familiar y comunitaria que ningún producto enorme y lleno de hormonas o tratado químicamente puede lograr, además de las evidentes mejoras al planeta por los cuidados a los suelos y ecosistemas completos. La solución, entonces, parece estar en nuestras manos.

BIBLIOGRAFÍA

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Comisión Europea, Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural.

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Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola. (2003). La adopción de la agricultura orgánica por parte de los pequeños agricultores de América Latina y el Caribe.

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Los alimentos orgánicos, un sector en crecimiento. Año 2. Número 2