La hermenéutica. Una alternativa al problema del multiculturalismo. Edición Especial No. 5

Autor: José Emiliano Rodríguez Álvarez.

RESUMEN
El presente artículo desde la perspectiva hermenéutica aborda la formación de seres humanos dispuestos a convivir en una multiculturalidad, se analiza la relación entre la hermenéutica, la educación y la multiculturalidad. También se aborda la hermenéutica y sus problemas de comprensión.

PALABRAS CLAVE: Multiculturalidad, hermenéutica, analógica, virtudes, formación, conocimiento.

INTRODUCCIÓN
Frente al panorama de la modernidad y posmodernidad que invade las aulas, pasillos universitarios, parques, espacios de reunión con los amigos, familiares, etc., se busca descubrir qué puede ofrecer al “Ser” la hermenéutica aplicada a la educación y a la pedagogía cotidiana, esa que vivimos todos los días y nos forma mucho más que una educación reducida a las cuatro paredes de un salón de clases. Uno de los problemas mencionados será el de la aplicabilidad de la hermenéutica y la educación en virtudes para lograr un equilibrio en nuestra convivencia con otros seres humanos, en la multiculturalidad y enfrentar el conflicto como una posibilidad de transformación y crecimiento (Xares, 2007).

DESARROLLO
Hermenéutica
“La hermenéutica es actualmente llamada el movimiento o lenguaje común de la postmodernidad” (Beuchot, 2005), una etapa de descontento social, en la que cansados de las promesas e ideas de progreso social no satisfechas, buscamos nuevos caminos que nos conduzcan a decirnos cómo es el día a día, en un contexto lleno de publicidad sugestiva. La televisión nos observa, el automóvil nos conduce y el supermercado nos compra. Pareciera como si las palabras de Michael Apple fueran planteadas a futuro.

“Este lenguaje, la hermenéutica, representa la epísteme o el modo de conocimiento principal entre los pensadores y filósofos de la educación” (Beuchot, 2005). En este sentido podemos decir, que la hermenéutica, tiene como arte interpretar textos, tratando de entender lo que un texto nos quiere decir. Se puede presentar de manera escrita o mediante diálogos, acciones, modos de vida, conductas, pretendiendo entender a través del conocimiento y el análisis.

Cuando realizamos un ejercicio hermenéutico corremos el riesgo de caer en alguno de los polos opuestos y extremos: el excesivo uso de la objetividad, con el conocimiento científico como imprudente, en el sentido de que él es el único que tiene el privilegio de señalar a los otros conocimientos como errados (De Soussa, 2000); o un excesivo uso o confianza de la subjetividad que lleva a admitir como interpretaciones válidas los juicios emitidos, bajo la idea de que cada sujeto percibe las cosas de diferente manera y aceptando por verdades las interpretaciones de cada uno, con lo que caemos en una interpretación infinita, en un ciclo sin fin, enmascarando esta falsedad de la hermenéutica con el “respeto” a creencias del otro.

Ahora bien, vivimos en una etapa de descontento, incluso de escepticismo. Todas las ideas de progreso no cumplidas conducen a un desengaño, principalmente de la filosofía, incluso llegando al antimodernismo. Entendiendo la modernidad como el predominio de la razón, pero la razón por sí misma, sin el acompañamiento de las demás virtudes que sí puede provocar que caigamos en una racionalidad fría, calculadora y estratégica, como menciona Maquiavelo.

Los postmodernistas (entre ellos algunos docentes) visualizan a la razón en sí misma con recelo. Es urgente relacionarla con otras dimensiones del sujeto, como la voluntad, la ética, la pasión, la fe, todo con el objetivo de lograr mejores acciones y una educación con virtudes.

En una formación en virtudes, como docentes somos responsables de aprovechar la condición, potencial y capacidad de los estudiantes: no sólo diciéndoles qué es la virtud, sino explicándoselas, incluso usando medios electrónicos, que si bien tienen su utilidad no son suficientes para que en él se forme la virtud. Por otro lado, tampoco es suficiente con enseñarla en clase, ya que si el alumno no tiene bases para identificarla, quedará simplemente comprendida “como Dios le dio a entender” o “como él piense que es”.

En una formación basada en virtudes, como la que aquí se propone, lo que el docente debe hacer es buscar un punto de equilibrio, un punto en el que se explique la virtud y también se muestre.

La aplicación de la hermenéutica analógica a todo lo relacionado con la educación se justifica por la utilidad que puede aportarle a temas que son poco o nada abordados por otras disciplinas o enfoques teóricos. Obviamente hay diversos temas importantes dentro de la hermenéutica que poseen relación con la enseñanza y viceversa.

Un tema muy interesante es la multiculturalidad y la manera en que podemos crear espacios de sana convivencia entre la diversidad de culturas existentes, más allá de la cultura entendida como una etnia o grupo indígena: la cultura entendida como un modo de vida, lo que me hace diferente a mi compañero de grupo, a mi maestro, a mi vecino y a todos los que me rodean. Esta variedad, es la menos trabajada y vivida, también pocas personas prestan atención a ella.

Lo que hace necesaria una sana convivencia y entendimiento, pero sobre todo comprensión de los modos de vida distintos al propio puede fundamentarse en la teoría de la pedagogía de lo cotidiano. Según Beuchot Puente y Primero Rivas, la base primordial de la pedagogía de lo cotidiano se establece en la recuperación del significado histórico. Es decir, define la educación como edificación de la personalidad y amplía el terreno de trabajo de la pedagogía hacia rumbos educativos, extra-escolares y de atención: como la educación para el pueblo, la paz, la prevención médica, la seguridad pública, la multiculturalidad, entre otras educaciones emergentes que requieren atención (Beuchot, 2001).

La vida cotidiana es uno de los grandes recursos educativos con los que se puede y se debe contar para conseguir el desarrollo y la educación de los seres humanos desde edades tempranas. La vida cotidiana es la situación más cercana y más estable para las personas.

Sabemos bien que no existe un supra-sistema o un macro-sistema que englobe todas las culturas y nos haga una explicación de cada una. Para entender una situación no es necesario haberla vivido. El paradigma o modelo que se enseña es lo que sucede con culturas ajenas a la nuestra, se trata de entender el contexto del otro. En la balanza entre la interpretación unívoca y equívoca, en el terreno de la epistemología, en el borde analógico de las vivencias que se acercan cada vez más, a pesar de que no coincidan, pero que se enriquecen una a otras.

El planteamiento de una educación multicultural tiene su origen en la aceptación y el reconocimiento de la diversidad cultural existente en México, y de manera más delimitada y específica, la diversidad de modos de vida y de formas de pensar que puedan darse en un grupo o comunidad.

Diversidad cultural no solamente se refiere a variedad de etnias o grupos indígenas, sino a las múltiples e infinitas referencias culturales que coexisten entre nosotros en todos lados y en todo momento, incluso podríamos pensar y tal vez asegurar que cada uno de los integrantes de una misma familia posee símbolos diferentes que hacen que tenga un modo de vida distinto al de su cuna.

La interacción y convivencia entre culturas y personas con diversos modos de vida es un hecho completamente educativo y formativo. La escuela, como institución, representa un espacio importante e incluso privilegiado para el encuentro y el desarrollo de las actividades y situaciones que permitan la sana convivencia de nuestra cultura con las ajenas. Es responsabilidad de una institución escolar respetar las diferencias, propagar la igualdad, la equidad y la cordialidad, para enriquecer a los integrantes de la escuela.

“Cuando se parte de reconocer que existe una sociedad multicultural, se logra entender que este enfoque surge de la necesidad de aceptar, entender y mantener la diversidad y el pluralismo cultural” (Oleza: 2009); la escuela otorga las bases para que lo antes dicho se pueda llevar a cabo. Primero hay que reconocer la diversidad cultural, una vez hecho esto, fomentar la igualdad de oportunidades en políticas públicas que beneficien a todos, sin olvidar los grupos escolares como un sustento hacia la sociedad, la escuela podría enfocarnos en procrear alumnos competentes para enfrentar la realidad.

Algo imprescindible para los modelos de formación multicultural es crear una solidaridad y reciprocidad entre las diferentes culturas, ello puede ser educando a las personas para que puedan vivir en igualdad social. Un ejemplo de ello es en las escuelas donde no se hagan distinciones por pensar diferente al compañero de al lado, sino todo lo contrario, propiciar la equidad en todos los sentidos.

Por todo lo anterior, vale la pena hacer uso de la hermenéutica analógica para los procesos educativos. También es menester pensar que la pedagogía se hace a diario, se va edificando con el día a día, esto resulta en una pedagogía cotidiana.

La hermenéutica analógica, para que pueda ser llamada como tal requiere no sólo de la mera interpretación en un punto medio entre las interpretaciones unívocas y equivocas, también requiere de un análisis profundo de las condiciones que rodean el hecho o los hechos que estamos interpretando, es decir, es preciso situar el texto en su contexto.

La hermenéutica analógica busca situarse entre estos dos extremos, el de la univocidad y el de lo equívoco. No podemos dar una educación unívoca, por que al hacerlo estaríamos admitiendo como válida una sola cultura, y en el caso de aceptar la existencia de las otras, estaríamos asumiendo que la nuestra es superior al resto. Al contrario, si otorgamos una instrucción errónea cuando nos encontramos en situaciones multiculturales, al hacerlo, estamos cayendo en el mismo error: una cultura intentando ganarle a otra. Sin tomar en cuenta el respeto por la otredad, lo que conllevaría a una cerrazón en cuanto al diálogo por entender la diferencia cultural.

Una educación apoyada en la hermenéutica analógica está enfocada en que se respeten y se reconozcan las diferencias culturales, y que se encamine esta educación a la universalización. Evidentemente no para alcanzar la homogeneización sino cierta unidad, para la comunicación, la convivencia, la comprensión y el aprendizaje de una cultura hacia otra.

El método multiculturalista en el que se sustenta la hermenéutica analógica presenta grandes opositores. Algunos argumentan que puede haber modelos multiculturalistas que dan paso a todo tipo de prácticas culturales: que buscan conservar todas las costumbres de un pueblo sin fijarse que sus prácticas tal vez violentas para el ser humano. A su vez, es probable que existan modelos unívocos culturales, globalizantes que pretenden una homogeneización de todas las culturas. Tal es el caso de las feministas, quienes argumentan que el defender la multiculturalidad representa la defensa de las actividades donde segregan el rol de la mujer, agrediéndola si se aceptan esas prácticas (De Vallescar, 2000).

CONCLUSIONES
Una educación apoyada en la hermenéutica analógica para la multiculturalidad, si bien, busca y privilegia los derechos de los grupos divergentes, también busca y privilegia “los derechos individuales, fundamentados también en los Derechos Humanos como aquellos que son inherentes a todas las personas” (Naciones Unidas, s/f) por el sólo hecho de haber nacido.

Como se ve, el camino se abre de manera rápida e interesante y hay mucho que hacer. En el caso de la aplicación de la hermenéutica analógica a la educación, hay varias tareas pendientes, y la mayoría de ellas son de resolución de problemas teóricos tanto de la experiencia como de la práctica, pues es donde los puntos teóricos adquieren claridad, coherencia y forma. Pero también tiene una gran aplicabilidad ese aspecto de la analogía que es la iconicidad. El signo icónico es muy fuerte e ilustrativo, se encuentra en las imágenes, en los diagramas, en las metáforas que pueden resultar de mucha ayuda porque presentan al alumno una idea de lo que puede ser y de las significaciones que otorgamos a los símbolos.

BIBLIOGRAFÍA
Beuchot, M. (2001). Derechos humanos. Historia y filosofía. México: Fontamara.

Beuchot, M, (2005). Interculturalidad y derechos humanos. México: Siglo XXI/UNAM.

De Sousa, B. (2000). Otra globalización es posible, Revista Iconos.

De Vallescar, D. (2000). Cultura, Multiculturalismo e Interculturalidad. Hacia una racionalidad intercultural. Madrid: Perpetuo Socorro.

García, C. R. (s/f). Existen tantas culturas, como la misma humanidad. Educación para la multiculturalidad. Recuperado de www.elsiglodetorreon.com.mx

Naciones Unidas. (s/f). Preguntas frecuentes. Recuperado de http://www.ohchr.org/SP/AboutUs/Pages/FrequentlyAskedQuestions.aspx

Oleza, J. (2009). Multiculturalismo y globalización: pensando históricamente el presente desde la literatura. Los retos del multiculturalismo. Javier Prades, Manuel Oriol (Ed.).

Xares, J. (2007). El lugar del conflicto en la organización escolar. Revista iberoamericana de educación, sep.-dic.

La hermenéutica. Una alternativa al problema del multiculturalismo. Edición Especial No. 5

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