La familia: felicidad y valores. Año 2. Número 2

Autora: Lidia Paola Rodríguez Fuentes.

RESUMEN

En el presente artículo se hablará sobre la importancia que la familia siempre ha tenido, desde las familias patriarcales hasta las actuales, cada familia a través del tiempo enfrentando cambios drásticos o ligeros, al igual que la sociedad en su conjunto.

Se planteará el impacto que han tenido los valores que aprendieron los niños hace años, frente a lo que ocurre actualmente en el ámbito valoral.

PALABRAS CLAVE: Familia, sociedad, matrimonio, hijos, hogar, divorcio, desintegración, mujer, amor, quejas, amabilidad, violencia, rechazo, felicidad, cambios.

INTRODUCCIÓN

Todas las personas tiene la necesidad de ser amadas, ese amor que cada uno necesita se encuentra principalmente dentro de la familia. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que la familia está en el centro de una controversia. Una de las preocupaciones en torno a la familia se puede encontrar en las ideas del filósofo Platón ya que él pensaba que la familia era débil como para confiarle la socialización de los niños.

Hoy, la familia es probablemente la institución más estable y duradera, y actualmente se encuentra cada vez más revisada y criticada por la sociedad. Esto ha sido el resultado de los cambios que la familia ha tenido con el paso del tiempo.

Anteriormente, la familia era patriarcal ya que los abuelos eran considerados como la cabeza del hogar y nadie más que ellos tenían la autoridad para tomar decisiones; sin embargo, hoy este tipo de familia está desintegrándose. Las familias patriarcales eran reconocidas por la forma en que vivían, dentro de esa familia vivían los hijos, yernos o nueras y los nietos, cada uno con un rol a desempeñar.

DESARROLLO

En el presente, la familia se ha desintegrado debido al estilo de vida de la sociedad moderna. Uno de estos elementos ha sido el distanciamiento físico y geográfico, ya sea por la emigración de los familiares a países extranjeros o por la estabilidad que los padres buscan para los hijos al mudarse a ciudades industrializadas. Por consecuencia, las relaciones entre los miembros de la familia han variado enormemente, antes las decisiones o consejos que los padres y abuelos daban a sus hijos eran tomados con mucho respeto y hoy estas relaciones se han convertido en un modelo familiar de camaradería donde los padres son vistos como amigos o compañeros de vida.

Otro cambio para la familia ocurrió con la liberación de la mujer y su integración paulatina al mundo del trabajo. Este aspecto ha traído como consecuencia mejoras en las condiciones de vida pues anteriormente los hombres de la casa eran los únicos que trabajaban para sustentar a los miembros restantes de la familia. Hoy, esta condición ha cambiado pues el sueldo del esposo no es suficiente para cubrir los gastos del hogar, por lo tanto, la mujer ha tenido que salir a trabajar para sobrevivir en mejores condiciones.

Por lo anterior, los hijos son puestos al cuidado de otras personas, ya sea en guarderías o contratando a otra persona que los cuide dentro de su hogar, esto derivado de los horarios laborales tan extensos de las mujeres.

Los matrimonios modernos

Cada vez es más común la desintegración de los matrimonios debido a las circunstancias laborales y a la distancia entre los miembros de la pareja. El resultado de esto suelen ser los divorcios.

Así como algunos matrimonios deciden divorciarse, otros no lo hacen por el bienestar de los hijos (si los hay), aunque estas parejas no acostumbran buscar ayuda de profesionistas y tratan de solucionar sus problemas a su manera y es allí que se opta por circunstancias que derivan, incluso, en el maltrato físico y psicológico, ya sea por parte del esposo a la esposa o por ambas partes.

El estatus socioeconómico es otro factor para el divorcio, las tasas de separación son mayores en grupos socioeconómicos bajos y menores en las clases altas y esto puede deberse a que las familias pobres experimentan mayor estrés que las ricas.

En cuanto a las parejas sin hijos, éstas parecen vivir mejores condiciones ya que aunque ambos miembros tengan que trabajar, no existen hijos que puedan salir afectados por la falta de tiempo y cuidados (que deberán dar si llegan a tener hijos).

Bertrand Russell (2003) indica que “El amor de los padres a los hijos y de los hijos a los padres puede ser una de las principales fuentes de felicidad”. Si bien es cierto, la educación que los padres den a sus hijos en los primeros años será de suma importancia, ya que de no ser así, los padres no estarían dando a sus hijos la satisfacción fundamental para su crecimiento.

Todo padre que desee tener una relación eficaz con sus hijos y proporcionarles una vida de felicidad debe reflexionar sobre su rol de padre para actuar con inteligencia y pertinencia.

Los valores y la familia

Elizabeth Lukas (2010) plantea que “El que desea ser amado debe ser amable en el sentido propio de la palabra, digno de ser amado y comportarse en forma acorde, debe poseer una irradiación que allane el camino al amor”.

Una de las cualidades que debe existir en cada uno de los integrantes de la familia es la amabilidad, ya que esta cualidad puede ser la clave del éxito como colectivo y, por lo tanto, estas familias tienen un crecimiento emocional más sano, alegre y gozoso, que son efectos secundarios del sentimiento de plenitud interior.

La solidaridad manifestada en brindar ayuda a otros es otro valor trascendente en el ser humano. Ayudar a otros sin condiciones trae consigo un sentimiento de alegría y paz que no requiere nada más a cambio. La vida nos colma de regalos que aunque no son materiales, son los que más necesita el ser humano, este tipo de regalos representan joyas de singular valor. Estos obsequios son el tiempo, el respeto y la gratitud. Y si se entregaran mutuamente, la sobrevivencia familiar sería indiscutible.

El regalo del tiempo es uno de los factores que pocas familias pueden aprovechar, ya que la mayoría de los padres tienen que trabajar y su tiempo no es el suficiente para una convivencia sana con los hijos. Igual que ocurre con los ciudadanos comunes, siempre andan a prisa, sobre todo para llegar al trabajo, pero estas prisas suelen derivar en estrés y enfermedades, además de familias separadas.

El diálogo es uno de los principales factores que, si es usado con eficacia, ya sea dentro del ámbito familiar como en el trabajo y en diferentes situaciones, será de gran ayuda para que la familia pueda transitar un rumbo donde se resuelvan los problemas sin la necesidad de llegar al divorcio o a la violencia intrafamiliar.

Si en algún momento un integrante de la familia comete un error, la familia tiene la obligación de ayudar a salir adelante a esa persona y evitar que ese fracaso afecte a todo el conjunto.

Debemos tomar en cuenta que únicamente la confianza que se desarrolla dentro de la familia podrá evitar situaciones que pongan en riesgo el bienestar de la misma. Esta confianza debe ser enseñada y desarrollada por cada uno de los integrantes de la familia, y de esta manera se podrá lograr una estabilidad emocional tanto individual como grupal. Si se toman en cuenta los valores y los sentimientos que cada integrante de la familia tiene, seguramente se logrará una completa felicidad individual que repercutirá al exterior del núcleo básico.

CONCLUSIONES

La familia ha tenido diferentes cambios en el transcurso del tiempo, algunos de éstos han sido benéficos ya que se ha logrado la consolidación del colectivo familiar.

Por otro lado, el cambio de roles, principalmente en la mujer, ha sido causa de muchos problemas sociales que afectan a las familias, como son la violencia o el maltrato, tanto físico como psicológico, que suelen sufrir las mujeres. Las causas de estos problemas sociales, son la separación física de las familias patriarcales y la aparición de las nuevas familias modernas. La solución parece estar en los valores familiares y su consolidación en el núcleo.

BIBLIOGRAFÍA

De White, E. G. (2007). Primero la familia. Argentina: Gema editores.

Lukas, E. (2010). La felicidad en la familia. Argentina: Editorial San Pablo.

Posse, R. y Melgosa, J. (2006). Para el niño el arte de saber educar. España: Editorial Safeliz.

Russell, B. (2003). La conquista de la felicidad. México: Random House Mondadori.

La familia: felicidad y valores. Año 2. Número 2

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