La historia del cine ha tenido muchos momentos significativos que han transformado al llamado “séptimo arte”. Uno de esos momentos paradigmáticos fue el tránsito del cine mudo al cine sonoro. Cuando los hermanos Louis y Auguste Lumière consiguieron, a partir del invento desarrollado por Thomas Alva Edison, llevar a la realidad la proyección pública de imágenes en movimiento, el cine no tenía sonido.
Y a pesar de no tener sonido, el invento que popularizaron los hermanos Lumière fue causante de sustos y desmayos, pues la gente, en las salas acondicionadas para las proyecciones, vieron por primera vez un tren acercarse hacia ellos, despavoridos gritando y alejándose lo más rápido posible, creían que el tren estaba ahí, literalmente acercándose; y todo esto sin el realismo que el sonido puede darle a la proyección de imágenes en movimiento.
Todas las primeras películas, desde la emblemática “llegada del tren a la estación” estrenada el 28 de diciembre de 1895 eran mudas, algunas con el paso de los años se musicalizaban en vivo por pianistas durante las proyecciones, pero no tenían sonido grabado originalmente. Hasta el 6 de octubre de 1927 en que se estrena la primera película sonora, en el mundo, cuyo empalme imagen-sonido es total, “El cantante de jazz” y gracias al crecimiento de Hollywood y a la fortaleza de los grandes estudios, fue todo un éxito. Pero el cine sonoro tardo un poco en llegar a México.
Fue hasta 1931, el 3 de noviembre, que se estrenó una segunda versión de la adaptación al cine del libro “Santa”, se convirtió en la primera película sonora mexicana, aunque las condiciones del país y la poca fortaleza del cine impidieron que ésta fuera un éxito, como había ocurrido 4 años antes en Estados Unidos con El cantante de jazz. De hecho, el cine sonoro mexicano tardó mucho tiempo en consolidarse.
Esta adaptación de Santa fue dirigida por Antonio Moreno y protagonizada por la ya famosa Lupita Tovar. Y la primera película mexicana que incorporó el sonido directo grabado en una banda paralela a la de la imagen, una técnica que los hermanos Roberto y Joselito Rodríguez trajeron de Hollywood a nuestro país.
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