Gestión de asesoría académica en la educación básica. Edición Especial No. 2

RESUMEN

Autor: Raudel Guevara Tovar.

En este artículo se da a conocer una propuesta de un Modelo de Gestión de Asesoría Académica en la Educación Básica, haciendo énfasis en la investigación desarrollada en el Sector VII de Educación Primaria de San Luis Potosí, sobre cómo generar procesos de mejora en las escuelas de bajo rendimiento a partir del proceso de asesoría conjunta con escuelas de alto desempeño, así como potenciar los nuevos retos a los docentes de buen rendimiento como factor de impacto en su propio crecimiento, considerando aportaciones de la investigación de las buenas prácticas del informe de McKinsey y Company (2007).

PALABRAS CLAVE: Gestión de asesoría académica, docentes de alto y bajo desempeño, comunidades de aprendizaje

INTRODUCCIÓN
En este trabajo se expone un resumen de los resultados de la investigación sobre la propuesta de un Modelo de la Asesoría Académica a la Escuela, a través de las mejores prácticas de asesoría del colectivo de ATP´s y las visitas in situ a escuelas de las zonas escolares del Sector VII de Educación Primaria.

El estudio se apoya de investigaciones como el informe McKinsey y Company, de sugerencias que se proponen en el SAAE (Sistema de Asesoría Académica a la Escuela) y del Acuerdo 592 de la Articulación de la Educación Básica, considerando los estándares del desempeño docente, curriculares y de gestión escolar.

Esta investigación se ha llevado a cabo entre los años 2011, 2012 y 2013, en el Sector VII de Educación Primaria, a partir de ello, se busca considerar lo que se pone de manifiesto según los Programas de Formación Continua 2011-2012 en el curso: Gestión y Desarrollo Educativo III, sobre compartir información que permita desarrollar y fortalecer capacidades analíticas, competencias técnicas y habilidades sociales de los agentes involucrados en brindar atención a las escuelas, con miradas que enriquezcan lo que se establece en los Programas de Formación Continua 2010-2011 en el curso La asesoría académica a la Escuela II, haciendo referencia en mejorar la visión estratégica de la gestión de la asesoría académica a las escuelas, pensada desde esquemas de gestión del conocimiento que permitan potenciar las capacidades de movilización y desarrollo del saber, el hacer y el ser del Asesor Técnico Pedagógico (ATP) en ambientes colaborativos de trabajo docente donde se tenga como principal escenario a la escuela para gestar y reclutar las mejores prácticas.

Se hace énfasis, asimismo, al principio número 12 del Plan de estudios 2011 denominado “la tutoría y la asesoría”, en el que se concibe la importancia de generar un sistema de gestión de asesoría académica para la escuela, considerando las comunidades de aprendizaje a través de la profesionalización de mejores prácticas reclutadas desde y para la escuela.

DESARROLLO
La gestión del conocimiento es “un proceso organizacional dirigido a crear una cultura de compartir, generar, orientar, aplicar y evaluar el conocimiento; esto con la finalidad de ser aplicado por los miembros de la organización para hacerla más productiva y competitiva a través de procesos, productos y/o servicios innovadores que permitan tomar decisiones exitosas en entornos dinámicos” (Ponjuán, 2006).

Las acciones derivadas del Plan Nacional de Educación 2007-2012 y de los acuerdos establecidos en la Alianza por la Calidad de la Educación, se consideran como referentes importantes en esta investigación. Ya que desde entonces se han establecido como una de sus prioridades, el elevar la calidad educativa, generando para ello el desarrollo de competencias de los docentes a partir de la asesoría in situ (en el lugar de los hechos) que se proporciona a la escuela, donde estos agentes aceptan tareas, desempeñan acciones, asumen un aprendizaje continuo y permanente entre pares, teniendo como principio un alto grado de corresponsabilidad, lo cual permite llegar a una toma de decisión al gestar la asesoría en la escuela.

De esta manera, el proceso de asesoría incide en saber organizar y aprovechar las buenas prácticas de docentes con buen rendimiento dentro del colegiado o comunidad de aprendizaje que se establezca en el centro escolar, generando la oportunidad, de que entre pares compartan o transfieran el proceso de enseñanza que utilizan en el aula, conocimientos y experiencias que potencien su desempeño y éste tenga impacto en la calidad educativa.

Lo anterior se sustenta en el Plan de Desarrollo Nacional 2013-2018, en el que se establecen cinco metas nacionales, estrategias y líneas de acción, de las cuales, la meta que se vincula con la gestión de asesoría académica a la escuela es la tercera.

Meta 3. México con Educación de Calidad, cuyo objetivo es, “desarrollar el potencial humano de los mexicanos con educación de calidad”, promueve “un sistema de profesionalización docente” que se enfoca en “la formación, selección, actualización y evaluación del personal docente y de apoyo” técnico-pedagógico, a través de las siguientes líneas de acción que son de interés para el autor de la presente investigación:

  • “Estimular el desarrollo profesional de los maestros, centrado en la escuela y en el aprendizaje de los alumnos, en el marco del Servicio Profesional Docente”.
  • “Constituir el Servicio de Asistencia Técnica a la Escuela, para acompañar y asesorar a cada plantel educativo de acuerdo con sus necesidades específicas” (Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018).

Por ello, la gestión de asesoría académica implica una comunidad eficaz y una reorganización del colectivo escolar al poner al centro de la reflexión colegiada el porqué de los resultados educativos, las dificultades de los alumnos con el aprendizaje, los procesos de construcción del conocimiento, los problemas de la familia, el medio social y económico de alumnos, esto se considera en la visión de la gestión pedagógica que marca el Acuerdo Secretarial 592 de la Secretaria de Educación Pública, cuando define, en el apartado de Gestión de la Asesoría Académica en la Escuela, que la asesoría y el acompañamiento a la escuela se basa en la profesionalización de los docentes y directivos de los planteles, desde el espacio escolar y como colectivos, lo que a su vez facilita la operación de un currículo que exige alta especialización.

“En consecuencia los asesores han ido construyendo su modus operandi a partir de su experiencia en otras labores, como profesores, formadores, orientadores y suelen desarrollar formas hibridas de desempeño en su rol” (Bolivar, 2001).

El propósito que se plantea desde una concepción personal de la gestión y dirección, es establecer los elementos que según la investigación de este estudio en el Sector VII y las prácticas exitosas del informe McKinsey y Company pueden ser la base para el Modelo de Asesoría Académica para generar procesos de mejora en las escuelas de bajo rendimiento a partir de la asesoría conjunta con las escuelas de alto desempeño.

La gestión de los aprendizajes derivada de este tipo de currículo, fundamenta la creación de un sistema de asesoría académica a la escuela, y para ello hay que vencer la deficiencia estructural del Asesor Técnico Pedagógico (ATP), al apoyar su labor con el reclutamiento de docentes de alto rendimiento que colaboren al transferir sus buenas prácticas en los colegiados multigrado del sector, zona escolar y escuela, pues se trata de establecer características y desempeños de esta función primordial para la escuela del siglo XXI, teniendo como factor básico “la tutoría y acompañamiento a maestros y alumnos” para la mejora del rendimiento, considerando como centro a la escuela (SEP, Acuerdo Secretarial Número 592, 2011).

Desde esta perspectiva se considera según la SEP (2012) en los Criterios para el Seguimiento y Evaluación del Sistema Regional de Asesoría Académica a la Escuela, que el asesor (supervisor, ATP, director) es la figura que tiene la posibilidad de llegar regularmente hasta la escuela y que por ende, asume el autor de este artículo, es quien puede establecer un proceso de gestión de asesoría rescatando las mejores prácticas de los docentes desde lo local (escuela-zona escolar-sector), y quien tiene la posibilidad de reclutar los estándares de desempeño que han estado propiciando un buen rendimiento en el aula escolar.

Considerando lo que se establece en el Acuerdo Secretarial 592 (2011) sobre la gestión adecuada de los aprendizajes, se hace énfasis que para lograrlo se requiere de una asesoría y acompañamiento a la escuela que promueva la profesionalización de los docentes desde el espacio escolar.

Para alcanzar esta premisa es conveniente profesionalizar a estas figuras, y con ello influir en la optimización de la planta docente de las escuelas, así como impulsar efectivamente el logro educativo de los alumnos, pues actualmente, según las observaciones a las escuelas del Sector VII y a los siete años de experiencia del autor en la función de ATP, se requiere de un sistema de asesoría académica a la escuela que contemple un cambio en la cultura escolar, que dote de nuevos significados a la práctica educativa, genere una nueva organización en la escuela, la zona y el sector, y modifique la concepción de la función asesora como actores involucrados en los procesos educativos, donde éstos se auxilien de los docentes con buen rendimiento para completar el proceso de asesoría combinado con el de tutoría entre pares, aprovechando todo el potencial de los docentes de cada centro escolar.

“La profesionalización al proceso de adquisición del perfil del asesor, significa el desarrollo y ampliación de conocimientos que le permitan fungir como diseñador y ejecutor de experiencias, proyectos de intervención e innovación pedagógicas, desde y para la escuela; así como, traducir programas federales en conocimientos locales, significativos y útiles a la comunidad educativa” (Calvo, 2007).

La Gestión de Asesoría Académica a la Escuela, subraya el autor de este estudio, debería reconocer que la profesionalización, es un conjunto de competencias específicas, pues como lo atribuye Calvo (2007), sólo se lograrían complementando la práctica con la teoría mediante un ciclo formativo, donde el asesor, según Martínez (2008), apoya a los maestros a pasar de la toma de decisiones basada en creencias arraigadas y rutinarias a la toma de decisiones informadas y con propósito desde el contexto escolar.

Esta perspectiva, de acuerdo con la SEP (2012), propone un cambio en la cultura escolar en el que se contempla el contexto escolar como una fuente de aprendizajes y espacio de profesionalización entre pares, lo cual, según Elmore (2008), debe ocurrir de adentro hacia afuera, hasta que este espacio sea un medio de profesionalización entre pares, que propicie la actualización de asesores, docentes y directivos.

Según la postura de psicólogos como Collins y Newman (1990), se concibe que el aprendizaje se genera bajo un carácter descontextualizado, esto sucede en la gestión de asesoría académica si estas no se contextualizan a la realidad del asesor y sus asesorados, considerando para ello “el aprendizaje situado en su contexto” (Perkins, 2001), de esta manera la profesionalización docente se puede situar desde una cultura de necesidades y prácticas que ofrezcan un contexto, estructura, motivación a la transferencia de las buenas prácticas a través de la tutoría y asesoría entre pares.

Para lograr lo anterior, según la SEP (2012), se deberán generar las condiciones para una gestión pedagógica en la que los alumnos estén en el centro de las decisiones. En este tenor se sustenta en el documento Criterios de Operación del Modelo de Gestión (2012), que la mejora continua de la gestión pedagógica y del ambiente institucional en el que se desarrolla el hecho educativo, debe presentarse en condiciones democráticas, pudiendo incidir de esta manera los procesos de asesoría académica y el desempeño docente, el contexto del aula, promoviendo que la escuela funcione como una organización que aprende, donde los colectivos escolares a través de la tutoría y asesoría desarrollen “nuevas formas de relación, colaboración y organización, ya que cada escuela representa un espacio para el aprendizaje de docentes, alumnos y padres de familia” (Plan de Estudios de Educación Básica, 2011).

De acuerdo a lo anterior, se presenta en el esquema 1, de manera resumida sobre la propuesta que se ha generado en el Sector VII de un modelo de gestión de asesoría académica desarrollado a través de las mejores prácticas y considerando como sustento teórico el informe de McKinsey & Company (2007), el rol de la asesoría académica en el Acuerdo 592 y Plan de Estudios 2011, así como los criterios del SAAE:

Esquema 1. Ciclo de mejora continua.

Este modelo ha permitido al asesor del Sector VII generar espacios de trabajo colaborativo en comunidades de aprendizaje considerando la siguiente dinámica:

Esquema 2.

Considerando las ideas de Martínez (2008), se puede indicar que es necesario que la asesoría sea: horizontal, democrática, respetuosa del saber del maestro, centrada en la escuela y formativa, con la finalidad de crear un clima institucional que favorezca el trabajo entre pares en la comunidad de aprendizaje.

“El éxito de los procesos formativos está asociado también a la gestión de las diferentes personas implicadas a lo largo del aprendizaje. La calidad está condicionada por la manera en cómo una organización gestiona, despliega y aprovecha el conocimiento y el potencial de las diferentes personas implicadas en el proceso de aprendizaje” (López, 2005).

La comunidad de aprendizaje propicia la profesionalización, y al hacerlo redefine el papel que debemos tomar los directivos, ATP y docentes, pues como lo atribuyen autores como Cámara, Rincón, López, Domínguez y Castillo (2004), se deben multiplicar los espacios de autonomía en las escuelas, para favorecer la gestión del conocimiento, porque el cambio lo hacen los maestros interesados en aprender, capaces de enseñar y compartir en relación tutora.

De acuerdo con el Plan de Estudios (2011), la asesoría académica se concibe como un proceso de acompañamiento basado en la interacción profesional, orientado a la resolución de problemas educativos vinculados a la gestión y organización escolar; así como a la enseñanza y las prácticas educativas de directivos y docentes.

Es académica porque se centra en incrementar la calidad del aprendizaje de todos los alumnos y está dirigida a la escuela, propone involucrar a todos los miembros de la comunidad, promueve el trabajo colaborativo y el establecimiento de acuerdos mediante el consenso, con la finalidad de generar condiciones favorables que faciliten el aprendizaje y la formación de los alumnos durante su paso por la Educación Básica.

En este sentido, la propuesta de un Modelo de gestión de asesoría a la escuela, producto de una parte de la investigación desarrollada en el Sector VII, se concibe la Asesoría académica como una relación entre profesionales, entre iguales que comparten un propósito común, por lo que se desarrolla mediante el trabajo colegiado y a través de procesos de intervención, facilitación y colaboración.

La relación tutora coadyuva a esta propuesta pedagógica que plantea el Plan de Estudios 2011 en el principio pedagógico número 12, el cual “se inclina a propiciar redes de profesionalización de la práctica, con un acercamiento democrático y horizontal” (SEP-DGDGIE, 2012).

Bielaczyc y Collins (1999) subrayan la importancia que tienen el trabajo de las comunidades de aprendizaje (CA), ya que en ellas se tiene “la construcción de un conocimiento colectivo como contexto y apoyo a los procesos individuales de aprendizaje. De acuerdo con estos autores, “las aulas que se organizan como CA reflejan una cultura de aprendizaje en la que todos y cada uno de sus miembros se implican en un esfuerzo colectivo de comprensión”.

La CA en la Gestión de Asesoría Académica, desde la perspectiva del autor y considerando las ideas de Torres (1999), “es una comunidad organizada que construye y se involucra en un proyecto educativo y cultural propio, para educarse a sí misma, a sus niños, docentes, directivos y asesores, en el marco de un esfuerzo endógeno, cooperativo y solidario, basado en un diagnóstico no sólo de sus carencias y debilidades sino, sobre todo, de sus fortalezas para superar tales debilidades”.

CONCLUSIONES
El autor de este estudio a partir de sus siete años de experiencia como ATP y a la investigación desarrollada en el Sector VII puede externar que el Modelo de Gestión de Asesoría Académica que se propone, a través de la transferencia de las buenas prácticas, en la que se considera algunas sugerencias del informe de McKinsey y Company (2007), como es el reclutamiento de los mejores docentes, donde éstos sean los tutores de las escuelas con bajo rendimiento, se plantea como una probable alternativa para profesionalizar al ATP, a los directivos y docentes, en el que a través de la generación de procesos de mejora en las escuelas de bajo rendimiento se privilegie la asesoría conjunta de las escuelas con alto desempeño.

Retomando con ello, según la propuesta de orientaciones generales para constituir y operar el Servicio de Asesoría Académica a la Escuela denominado SAAE (2005), la asesoría a la escuela como un proceso de ayuda basado en la interacción profesional y orientada a la resolución de problemas educativos asociados a la gestión y organización escolar, así como a la enseñanza y las prácticas educativas de directivos y docentes.

Según la SEP (2011), los estándares curriculares son el referente central para la organización del trabajo en la escuela, y donde los estándares de desempeño docente son un elemento clave a considerar para la gestión de la asesoría académica, mismo que en este artículo fueron referente del quehacer en el aula, estableciendo dentro de las buenas prácticas observadas en el sector VII, considerar en el Modelo de Asesoría Académica los estándares de desempeño de docentes de alto rendimiento como son: dominio de contenidos, organización y dirección de la docencia, tarea docente, participación del alumno, control y valoración continua, clima armónico en el aula y productos de los alumnos en la revisión de libretas.

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