Enfoque, modelo y estrategias de la solución de problemas y el papel de la música en la cognición: Dinamismos. Segunda parte. Año 2. Número 4

Autor: Ahmad Ramsés Barragán Estrada.

RESUMEN

En esta segunda parte del artículo se plantea el uso de estrategias, así como de factores protectores y habilidades preventivas que pueden ser de utilidad en cuanto al papel de la música y la solución de problemas de la vida cotidiana.

Se parte de un caso concreto y se propone el uso de las estrategias en dicho caso.

PALABRAS CLAVE: Música, solución de problemas, revisión teórica, estrategias.

INTRODUCCIÓN

Solución de problemas

La solución de problemas (aspecto que se relaciona estrechamente con la cognición y la inteligencia en general) también tiene su historia y sus orígenes en todo el ámbito de la Psicología. Desde la concepción constructivista hecha por Vigotski hasta la aparición del Modelo de Resolución de Problemas propuesto por D´Zurilla y Nezu (1999), la solución de problemas ha sido un tema recurrente y de gran interés no sólo para los psicólogos o investigadores experimentales, sino para todas las ciencias implicadas en el conocimiento.

Empecemos considerando el siguiente problema:

“Tiene usted un reloj de arena de cinco minutos y otro de nueve minutos. ¿Cómo puede usarlos para cronometrar un asado de 14 minutos?” (Adaptado de Sternberg, 1986). En este caso, es probable que encuentre la respuesta rápidamente y sin necesidad de hacer un mayor esfuerzo (únicamente habría que voltear uno primero y esperar a que se consuma para voltear el segundo). Ahora considere esta variación del mismo problema: “Tiene usted un reloj de arena de cinco minutos y uno de nueve minutos. ¿Cómo puede usarlos para cronometrar un asado de 13 minutos?” (Adaptado de Sternberg, 1986).

“En ocasiones un problema o enigma nos deja totalmente perplejos. Cuando conocemos la respuesta parece tan obvia que no podemos creer que no la hayamos visto de inmediato. ¿Por qué?” (Morris y Maisto, 2005).

Vigotski define la solución de problemas como “un perfecto modelo de función psicológica superior o proceso mental complejo”. De acuerdo con esta definición, usted tuvo que hacer precisamente eso: un proceso mental complejo para encontrar una solución óptima al problema que se le presenta (¿ha hallado la solución? Si no, aquí la tiene: voltee los dos relojes de arena. Y al consumirse la arena del reloj de cinco minutos deberá voltearlo hasta que la arena del reloj de nueve minutos se agote y volteará nuevamente el reloj que en la segunda fase mantenía el área correspondiente a un minuto por lo que en la fase tercera sólo pueden consumirse cuatro minutos, así tendrá cinco minutos más cuatro nuevamente haciendo un total de 13 necesarios para el asado.

La solución de problemas es una forma de modificar nuestras estructuras mentales (incluidos nuestros conceptos, imágenes y lenguaje) con tal de reordenar los datos y generar nuevas formas de pensamiento. La cognición se transforma y eso es lo que define a la solución de problemas.

En este sentido, Morris y Maisto (2005) sugieren la existencia de tres aspectos para la solución de problemas: la interpretación que se haga de éstos, la producción de estrategias y la evaluación del progreso. Como podemos ver en los ejemplos, quizás el primer problema no represente dificultad alguna porque es sencillo interpretar lo que se pide, las estrategias son simples y podemos verificar los pasos que nos conducen a la solución. Pero, ¿ocurre así con la variante del mismo problema? En realidad no, pues aunque podemos interpretar lo que se requiere, necesitamos pensar más en ello. De igual forma, las estrategias se tornan complicadas y no resultan evidentes. Además, no podemos evaluar el progreso (resultado) porque los pasos que demos no necesariamente nos acercan a la solución.

DESARROLLO

Fases de la solución de problemas

La interpretación de los problemas: el primer paso para encontrar la solución a cualquier problema es el de interpretarlo de manera adecuada (lo que también se llamaría representación). Morris y Maisto (2005) ponen el ejemplo de cuando el negocio de alguien está perdiendo dinero y la persona lo representa como el “problema de tener que reducir costos”. Sin embargo, ¿esta representación es la única posible? No lo parece, porque al estar definiendo el problema de manera tan estrecha, se descartan las demás opciones. Por ejemplo, también se podría representar con las formas de aumentar las ganancias incrementando el ingreso, disminuyendo costos (como se sugería), o ambos. Es decir, la representación debería hacerse desde varios ángulos. En ocasiones, un solo ángulo impide ver la solución. Así, se trata de incrementar la habilidad para representar y categorizar los problemas de forma que puedan ser resueltos de manera rápida y efectiva (Haberlandt, 1997).

Producción de estrategias y evaluación del progreso: Existen diferentes estrategias que garantizan la solución de un problema y que utilizamos indiferenciadamente quizás hasta sin darnos cuenta. Una de ellas es el ensayo y error, que resulta útil siempre y cuando las opciones sean limitadas. Por ejemplo, puede ser útil si contamos con un juego de tres o cuatro llaves para abrir la puerta, pero no así si queremos descifrar el código de un correo de 12 o 15 dígitos. Por otra parte, el ensayo y error desperdicia demasiado tiempo al contemplar y considerar las diferentes opciones.

Una herramienta más para la solución de problemas es la recuperación de la información, un enfoque que busca obtener de nuestra memoria a largo plazo (aquella que almacena información de manera consistente y prolongada a través del tiempo) la información que nos permitió resolver un problema en el pasado. Aquí, un ejemplo sería recordar los procedimientos de evacuación durante un sismo o incendio, o de manera más sencilla, recordar que tres inasistencias en una misma clase ocasionan la reprobación de la materia.

Los algoritmos son otra propuesta para desarrollar estrategias, aunque éstos generalmente se asocian con problemas de una mayor complejidad o envergadura: el algoritmo sería “un método detallado para la solución de problemas que garantiza una solución correcta” (Morris y Maisto, 2005). En esta propuesta, el ejemplo sería utilizar algoritmos para conocer el área de un terreno (fórmula matemática) o para calcular el volumen de un cuerpo.

Por último, están los heurísticos o “reglas empíricas que ayudan a simplificar y resolver los problemas, aunque no garantizan una solución correcta” (Morris y Maisto, 2005). En éstos, la idea es que nos podamos valer de estas reglas prácticas para encontrar soluciones, aunque como ya se dijo, no garantiza la solución del problema. Sin embargo, sí se busca estar más cerca de la solución al determinar qué heurístico es más apropiado para resolver determinado problema (Bourne et al., 1986).

Los heurísticos incluyen estrategias como el escalamiento, las submetas, el análisis de medios y fines, y el trabajo retroactivo (Bourne et al., 1986; Reed, 1996; Morris y Maisto, 2005). En el método del escalamiento, y como su nombre lo indica, se trata de ir subiendo peldaños que nos acerquen a la cima (meta). Descartamos opciones y consideramos otras como en un examen de opción múltiple en el que eliminaremos las opciones obviamente incorrectas y nos enfocaremos en las restantes.

Las submetas también sugieren posibilidades para hallar la respuesta basándose en descomponer la meta o problema principal en piezas más pequeñas que podríamos controlar mejor. En esencia, se trata de dejar por un momento el fin que buscamos para concentrarnos en cada uno de los pasos que nos acerquen a éste. Por ejemplo, elaborar un proyecto de investigación implica realizar y llevar a cabo distintos procedimientos que en última instancia constituirán el propósito último.

En el análisis de medios y fines, la intención es combinar los dos heurísticos anteriores (escalamiento y submetas). Es uno de los más usados e implica analizar con minucia la diferencia entre la situación actual y el fin que buscamos para luego reducir esa misma diferencia. Al respecto, Newell y Simon (1972) han propuesto tres tipos de objetivos que se subordinan a esta estrategia: el objetivo de transformación que significará hacer una comparación de cómo se empieza y termina; el objetivo de reducción, que explica diferencias entre los estados del problema; y el objetivo de aplicación, que implica utilizar operadores para obtener nuevos estados (perspectivas) del problema.

El análisis de medios y fines difiere del escalamiento porque aquí podremos dar pasos que parezcan alejarnos de la meta pero que en realidad son submetas que nos acercan al resultado. Aunque, el riesgo que corremos es precisamente ese: el de perder por completo nuestro propósito.

La forma que tenemos de evitar en la medida de lo posible esto último es por medio del trabajo retroactivo, que es la estrategia heurística en que se trabaja hacia atrás de la meta deseada rumbo a las condiciones dadas. En otras palabras, vamos de atrás hacia adelante, como cuando obtenemos una beca para dos instituciones de gran renombre y debemos decidir alguna de éstas. Para hacerlo, descomponemos la meta (la beca en este caso) para volver y considerar pros y contras de la situación.

Obstáculos en la solución de problemas

“Muchas de las dificultades que tienen las personas para resolver problemas con narración pueden provenir de la utilización de esquemas equivocados” (Montealegre, 2007). Diferentes esquemas producen diferentes resultados. El sujeto busca y produce errores al interpretar información con base en esquemas que no necesariamente son facilitadores de la solución. Esto no quiere decir otra cosa que, en ocasiones, las personas nos valemos de esquemas preconcebidos que si bien pudieron ser acertados en algún momento, no lo serán a perpetuidad. Así, una de las reglas que proponemos para evitar estos equívocos, es la de interpretar (suponer) lo menos posible. Lo mejor, en todo caso, será apegarse a los hechos y la evidencia.

Otro de los factores que obstaculizan la solución de problemas es la motivación con la que cuente el sujeto, ya que siempre será necesario generar cierto aumento de la excitación para motivar al sujeto a resolverlo. Y por el otro lado, demasiada excitación (que bien podría traducirse en impulsividad) impedirá encontrar las soluciones (Morris y Maisto, 2005).

Un tercer factor lo hallaríamos en la disposición mental, que se refiere a la tendencia a percibir y aproximarse de ciertas maneras a los problemas. Esta tendencia o factor, es la que define en buena medida todo nuestro aprendizaje formal: observamos y aprendemos cómo resolver un problema y lo trasladamos a situaciones futuras (aprender a cambiar una llanta, a respetar la opinión de los demás, a no gritar dentro de una biblioteca, etcétera). Sin embargo, esta misma disposición puede obstaculizar el resultado porque no siempre el aprendizaje previo permite resolver un problema del presente. Para ello, conviene ser flexible y saber modificar esta disposición si así se requiere.

Una variable de la disposición mental es la fijación funcional, definida por Morris y Maisto (2005) “como la tendencia a percibir sólo un número limitado de usos para un objeto, interfiriendo de esta forma con el proceso de solución de problemas”. Los ejercicios diseñados por los manuales de creatividad o de desarrollo de la creatividad, son un buen ejemplo de esto: aprendemos a usar los objetos de una manera, pero evitamos reconocer que es posible su uso de nuevas formas (originales y creativas). Para ello, Margarita A. de Sánchez (1993) propone una serie ejercicios para vencer la fijación funcional. Veamos algunos ejemplos:

– Imagínese que una persona se está bañando, cierra la llave para enjabonarse y al abrirla nuevamente ya no hay agua. ¿Qué alternativas tiene esta persona para quitarse  el jabón o para terminar de bañarse?

– Enumere todos los posibles usos de cada uno de los siguientes objetos: liga, escoba,  sábana, cenicero.

– Genere tantas semejanzas y diferencias originales como pueda entre: una aguja y un popote, una mujer y una lámpara, el niño y el fuego […]

– Enumere tantos usos no convencionales como pueda de: una lámina, un clip, una barra de mantequilla, un archivero, las letras t y e.

– Piense en objetos que puedan estirarse y encogerse, expandirse y contraerse. Genere tantas ideas como pueda. Trate de ejercitar su flexibilidad. Identifique sus ideas originales (Sánchez, 1993).

Está claro que ésta es otra razón de que la música, como elemento sumamente creativo y en su relación con las personas, favorezca la resolución de problemas. En ocasiones, ni siquiera vencer la fijación funcional permite solucionar un problema. En ese tipo de casos, parece que la respuesta descansa únicamente en el insight (entendido como un destello “inesperado” aparentemente arbitrario).El insight permite visualizar la solución de manera inmediata una vez comprendidos todos los elementos del problema. Sin embargo, no nos es posible sentarnos a esperar este destello cada vez que debamos tomar una decisión. Si necesitamos una respuesta rápida, entonces lo mejor será pensar en estrategias creativas.

Pero, ¿podemos vencer estos obstáculos de alguna forma? Morris y Maisto (2005) hablan de una serie de tácticas que ayudarán a superar en buena medida estos baches:

Eliminar malas opciones: Para cuando sabemos lo que no sirve, pero desconocemos lo que sí, la opción de eliminar funciona bien. Se trata de pensar en todas las soluciones que se le ocurran e ir desechando las que parezcan producir resultados indeseados. La idea es considerar también aquellas opciones que parecieran equivocadas o absurdas, pero que al examinar de cerca, ya no lo resultan tanto.

Visualizar la solución: Uno de los bloques básicos de construcción del pensamiento, son las imágenes (los otros son el lenguaje y la capacidad de formar conceptos). Visualizar cursos de acción o redefinir el problema de forma visual, puede ayudar a captar mejor lo que requiere el problema.

Desarrollo de la pericia: Podemos idear redes de información en nuestro cerebro. La falta de conocimiento evita que podamos hallar algunas soluciones, pero los que sí saben, tienen además una forma de organizar la información en segmentos: una fuente lo lleva a otra y así, la información crece.

Pensar de manera flexible: Finalmente, el desarrollo del pensamiento original permite adquirir destreza para la solución de problemas. Realice ejercicios como los descritos arriba para fomentar la creatividad. Piense qué otros usos puede darle a un ladrillo y manténgase flexible. Desarrollar un pensamiento divergente (pensamiento que implica la generación de muchas posibles respuestas diferentes) le permitirá determinar nuevas direcciones; contrario al pensamiento convergente, que estrecha el enfoque de manera muy particular (Morris y Maisto, 2005).

Modelo de resolución de problemas sociales

Aún cuando ya hemos visto en Morris y Maisto (2005) que podemos valernos de tres pasos o etapas para hacer frente a un problema (interpretación, producción de estrategias y evaluación del progreso) y que las estrategias varían tanto en su funcionamiento como en su efectividad; existen también otros modelos que recientemente han adquirido una gran importancia; en este caso, para la resolución de problemas sociales.

En este apartado, revisaremos el modelo propuesto por D´Zurilla y Nezu (1982) conocido como Modelo de Resolución de Problemas Sociales, que nos ayudará y proporcionará herramientas para encarar desafíos de la vida diaria. Revisemos el siguiente caso:

Propuesto por Jay Haley (1996), este caso pertenece a la terapia sistémica y no estuvo diseñado para la intervención de este modelo (Modelo de Resolución de Problemas Sociales). No obstante, una vez leído, trataremos de abordar la situación desde éste, nuestro enfoque:

Una pareja con 7 años de matrimonio y de unos treinta años, llega al consultorio con la duda de si seguir unidos o separarse. El motivo (o uno de los motivos principales) es que el marido dudaba del amor que le profesaba la esposa. Él dice: “ella evita por completo mi compañía y me demuestra muy poca calidez o ternura, física y emocionalmente”. Aunque la esposa lo niega, tal situación los ha llevado a reñir a gritos continuamente. El marido también asegura que le ha hecho desdichada la vida y que ella está a punto de irse porque no tiene el menor deseo de seguir con él, que ansía estar sola y llevar una vida independiente. Ella se defiende argumentando que sí ama a su esposo, pero que ella tiene una manera distinta de manifestar su amor y que incluso desearía que él pudiera hacerlo de esta otra forma. Piensa que ambos deberían llegar a un acuerdo o él continuará perdiendo la paciencia.

De acuerdo con la impresión del terapeuta, era claro que ambos deseaban mantenerse unidos, pero ninguno quería dar un paso hacia el otro. Ella lo expresó así: “si él no está dispuesto a cambiar un poco aquí y allá, yo tampoco estaré dispuesta a hacer mucho”. ¿Cómo resolvería la cuestión el Modelo de Resolución de Problemas Sociales propuesto por D´Zurilla y Nezu?

Antes de abordar este tipo de estrategia, debemos conocer un poco más sobre el caso propuesto: de acuerdo con el terapeuta, esta pareja mantiene reglas implícitas de comunicación y actuación. Por ejemplo, si un padre es irresponsable, la madre se verá en el papel de la responsable. Él hará todo lo que esté de su parte para dilapidar el dinero, mientras que ella hará lo propio por conservarlo. En el caso de esta pareja, parecía que la esposa iniciaba las acciones y entonces él respondía. La esposa ocupaba una posición superior: si ella se sentía frustrada, salía a hacer cosas. Si él se sentía de la misma forma, se quedaba a esperarla.

El Modelo propuesto por D´Zurilla y Nezu propone que la solución eficaz de los problemas requiere de cinco componentes interactuantes, los cuales se derivan de dos procesos mayores, cada uno de los cuales aporta una determinada contribución eficaz para la solución del problema. Los dos procesos mayores son: un componente motivador general llamado orientación al problema; y un set de cuatro destrezas específicas de resolución de problemas. Éstas serían: definición y formulación del problema, generación de alternativas de solución, toma de decisiones, y puesta en práctica de la solución y verificación (D´Zurilla y Nezu, 1999, citados por Vera-Villarroel y Guerrero, 2003).

Así, y bajo esta propuesta, es posible reconocer que nuestro caso encaja en cada uno de estos dos procesos mayores.

Aunado a esto, la solución de problemas sociales se ha visto definida como “el proceso cognitivo-conductual autodirigido mediante el cual una persona intenta identificar o descubrir soluciones efectivas o adaptativas para situaciones problemáticas específicas encontradas en la vida diaria” (D´Zurilla y Nezu, 1999). En el caso que ocupa a nuestra pareja, se trata de toda esta serie de acontecimientos que dieron pie a que se presentara el problema. Luego entonces, se reconoce como tal y es trabajo de cada uno involucrarse en este proceso.

Finalmente, y para dar pauta a la introducción del modelo, debemos definir qué sería un problema o situación problemática social. Para ello, los mismos autores nos brindan la respuesta: un problema es definido “como aquellas situaciones específicas de la vida (presentes o anticipadas) que exigen determinadas respuestas, consideradas como adaptativas, pero que no reciben respuestas de afrontamiento eficaces provenientes de las personas que se enfrentan con las situaciones, debido a la presencia de distintos obstáculos” (Vera-Villarroel y Guerrero, 2003). Aquí, quizás la pareja ha deambulado por los intentos de solución que han creído más convenientes pero en que los resultados se han visto infructuosos. De esta forma, la situación-problema va ganando forma e intensidad hasta el grado de exigir una respuesta. Así, el joven matrimonio admite la existencia de éste, tanto como reconoce que la solución no aparecerá sola o que el problema simplemente dejará de existir. Se ven en la necesidad de tener que tomar cartas en el asunto.

El Modelo teórico también hace referencia a un proceso que involucra tanto a la cognición (conocimiento, pensamiento), como a lo afectivo y lo conductual. En este sentido, nuestro ejemplo es claro: la situación-problema a la que se enfrenta la pareja se ha visto vinculada con el pensamiento (por ejemplo, con lo que el marido piensa de su esposa respecto a que desea dejarlo y hacer una vida independiente). Asimismo, con la parte afectiva (sentimientos de malestar que aquejan al esposo o la antipatía profesada recientemente por la esposa); y finalmente, con la conductual (las acciones emprendidas directamente del problema, como que él se aparte y haya dejado de reconquistar el amor de su mujer).

A la luz de este diseño, y de acuerdo con lo revisado anteriormente, entonces, es válido suponer que un primer acercamiento a la formulación del problema, sería la de separarlo en sus partes cognitiva, afectiva y conductual: ¿qué pasa por mi cabeza?, ¿cómo me siento al respecto? y ¿qué acciones o conductas se han producido a raíz de esto? Preguntas de este tipo o similares ayudarán a plantear mejor la situación del problema. La propuesta de D´Zurilla y Nezu (1999) parte del supuesto de que la solución de un problema comprenderá una serie de habilidades específicas y no la elección de una en particular. Para ello, categorizan la solución en los cinco componentes interactuantes (el componente motivador y el kit de cuatro destrezas) que recién mencionamos. Veamos cómo se aplica cada uno en nuestro caso:

Orientación positiva a los problemas: de nada servirá reconocer la situación problemática si su orientación es negativa (ver los problemas como una amenaza y sin solución, dudar de la capacidad para resolverlos, o frustrarse sobremanera cuando éstos se presentan). Se llama orientación positiva porque la cognición permite reconocer la existencia del problema como un desafío que puede resolverse (optimismo), que se cuenta con la habilidad personal para afrontarlo y resolverlo con éxito (autoeficacia), y reconocer que la resolución conlleva tiempo, perseverancia y esfuerzo (D´Zurilla y Nezu, 1999). Al parecer, el joven matrimonio reconoce hallarse en un dilema, pero divaga entre seguir unidos (orientación positiva) o separarse (orientación negativa). Cabe mencionar que no en todos los casos la separación es negativa; sin embargo, creemos que en el caso que nos ocupa, la problemática de los pacientes puede intentar resolverse por otros medios (estrategias), antes de tomar la decisión. Aún más: no cabe duda que la pareja nunca hubiese llegado a la consulta del terapeuta si ellos hubiesen persistido en la orientación positiva del problema.

A estas alturas, es probable que se piense en qué problemas de este tipo o mucho más “fuertes”, no pueden definirse con base en el optimismo. Es cierto, por ejemplo, que poco podemos hacer por mejorar la situación económica del país (situación-problema) que repercute en nuestros bolsillos. Sin embargo, sí podemos hacer que nuestra situación particular no empeore (gastando más de la cuenta, evitando ahorrar, trabajando menos, etcétera). La orientación positiva permite reconocer que existe la solución, pero que quizás debido a la elección de nuestras estrategias o los obstáculos hallados, no la hemos encontrado.

Definición y formulación del problema: una vez que la pareja fija su orientación, se define el problema en términos simples y concretos: ¿de qué se trata exactamente el problema? Como vemos, la situación podría abarcar un gran número de detalles (que la mujer podría haber dejado de amar a su esposo, que él está harto de usar intentos fallidos, que ella desea una vida independiente y alejada de él, etcétera). Definir el problema es, en ocasiones, el mayor problema. Aunque en los ejemplos mencionados hablamos de situaciones que claramente involucran a los esposos, éstas no son más que manifestaciones del problema original: la falta de comunicación efectiva. Así, en términos simples, hemos formulado el problema y delimitamos su campo de acción. La mujer se mantiene distante debido a que él le profesa su amor de una forma que no le agrada, mientras que él demuestra su amor sin saber qué va haciendo bien (como “dando palos de ciego”), porque nunca se lo pregunta. En otras palabras: el marido supone lo que es una demostración clara de amor. Ella no lo ve así. El marido continúa actuando así porque nadie lo corrige.

En este punto, hace falta una aclaración del caso: según lo relatado por Haley, las primeras entrevistas fueron un ir y venir de reclamos y expresiones de disgusto. Ella le decía lo que no le parecía y él se empeñaba en asegurar que lo había intentado todo. Hablamos entonces de “comunicación efectiva”, ya que el hecho de hablarlo no parece resolver la situación. Al parecer, era necesario cambiar de estrategia (nuestro punto siguiente).

Generación de alternativas: Si las soluciones anteriores no han producido el resultado deseado (o si no se ha hecho nada al respecto), parece necesario emprender nuevas acciones. Estaba claro que a la pareja no le funcionaba hablarlo; sin duda, porque desde el comienzo no habían mantenido una orientación positiva ni habían definido claramente el problema. Nosotros, que sí lo hemos hecho, accedemos a esta tercera destreza que involucrará fijar planes de acción. Quizás, una alternativa de solución sería la de generar acuerdos; negociar con el otro antes de emprender una acción. Para ser más claro: es probable que un esposo que se la pase obsequiando lujosos detalles a su pareja, deje de hacerlo cuando a ésta le produzcan indiferencia o hasta repudio. Acto seguido, el esposo supone que está mal brindar todo tipo de detalles. Sin embargo, también es altamente probable que el repudio de la esposa no esté en función de los “lujosos detalles”, sino de los detalles. Quizás lo que ella busque (o prefiera) es que él la sorprenda con una sola rosa entregada hasta su oficina, una misiva de amor o la dedicatoria de una canción; y no necesariamente un ostentoso regalo carente de “romanticismo”.

Negociar, en el caso de nuestra pareja, implicaría que el esposo se dedicara a indagar qué es lo que realmente le gusta a su mujer; mientras que ella procuraría darle respuestas certeras y quizás hasta proceder de la misma forma. Así, propiciaríamos la comunicación efectiva que además no quedaría en un “simple decir”

Otra forma de negociar o generar acuerdos en esta pareja, sería la que llamaríamos “dejarse sorprender”; y es que si ha quedado claro que los intentos de conquista del esposo han sido totalmente inadecuados, entonces lo mejor sería proponer otros: si antes él la esperaba en casa para profesarle su amor, ahora podría ir por ella hasta el trabajo y empezar desde ahí. Si antes procuraban actividades que en algún momento resultaron edificantes y gratas para ambos, ahora podrían probar unas nuevas y descartar o incorporar las que se ajusten a sus estándares de agrado o desagrado.

Toma de decisiones: ahora que la pareja ha redefinido su curso de acción, la siguiente habilidad es la toma de decisiones. En pocas palabras; ahora que han negociado el compendio de estrategias a desarrollar, se ponen en marcha.

Puesta en práctica de la solución y verificación: pasado un tiempo, el joven matrimonio evalúa su posición y los resultados alcanzados. ¿Han sido óptimos o insuficientes? ¿Funcionan bien en algunos contextos, pero en otros no tanto? ¿Cómo me siento al respecto (ahora)? ¿Qué pienso? Y, fundamentalmente, ¿se ha resuelto nuestro problema?

La evaluación del progreso permite replantear estrategias y redirigir metas sin encubrir el problema de fondo. Verificamos nuestros resultados como si fuesen un problema matemático o la hoja de respuesta de una prueba. Nos permitimos reconocer nuevos errores y los aciertos. En este caso, replantearse la situación (volver al punto de partida) con tal de observar si se han producido los cambios requeridos. Podemos seguir fallando y cometiendo toda una suerte de equivocaciones, pero también podemos seguir intentando y no dimitir en el intento.

Música y solución de problemas: factores protectores y habilidades preventivas
Diversos investigadores indican que a lo largo de los últimos años, la psicología ha querido dejar un poco de lado los trastornos y los aspectos negativos de las personas entendidos como patologías, para concentrarse en sus opuestos: variables positivas y preventivas que buscarían generar el cambio en todo tipo de personas (Ortiz, Ramos y Vera-Villarroel, 2003).

Así, de toda la gama de problemas a los que se enfrentan las personas cotidianamente, y que los psicólogos nos hemos encargado de investigar, hemos pasado a la búsqueda de soluciones y habilidades preventivas que generen bienestar y estilos de vida saludables. Entre estos factores podríamos destacar: la motivación, la búsqueda de la homeostasis, la autorrealización, las estrategias de afrontamiento, la definición de metas o expectativas, el optimismo “real”, entre muchas otras.

CONCLUSIONES

De esta forma, la música y los modelos de solución de problemas se reconocen como algunos de estos factores protectores. También debemos recordar, y como sugiere Bruner (1995), que, finalmente, el conocimiento de una persona no se encuentra solamente en su mente, sino en toda la gama de recursos con los que cuenta: las notas que ha tomado de libros y manuales, las fuentes de información, los amigos de los que se vale cuando requiere su ayuda, los centros de estudio en los que ha estado, etcétera. Sin duda, considerar en la justa medida los recursos con los que cuenta el sujeto, le ayudará a enfrentar mejor los problemas.

En la tercera parte de este artículo, que se presentará en el siguiente número de Conexxión de Psicología, y después de abordadas la revisión documental sobre los efectos de la música en el comportamiento humano (en el número anterior de la revista) y la solución de problemas y sus estrategias en el desarrollo de la consciencia humana (en este número); se planteará el efecto de la música, de Mozart especialmente, como elemento facilitador de condiciones necesarias para la resolución de problemas.

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