El trabajo cooperativo en las organizaciones. Su impacto en la gestión. Edición Especial No. 2

Autor: Gabriela María Villanueva Pérez.

RESUMEN

La educación en México enfrenta una serie de retos que implican un esfuerzo conjunto, donde cada miembro de la sociedad asuma su responsabilidad en el proceso educativo. El trabajo colaborativo en las organizaciones permite unir esfuerzos para lograr grandes transformaciones que se reflejen en el logro de los aprendizajes de los alumnos.

PALABRAS CLAVE: Trabajo cooperativo, gestión escolar, organizaciones.

INTRODUCCIÓN
Hoy más que nunca, la docencia enfrenta una diversidad de retos, entre los cuales se destaca la necesidad de tener una visión de futuro compartida que implica el contacto interpersonal y la comunicación entre los miembros de las instituciones; ante estos grandes desafíos, el cambio de fondo radica en la necesidad de transformar la gestión de la escuela en una responsabilidad compartida que permita enfrentar las nuevas demandas de la sociedad.

Para conformar verdaderos equipos de trabajo cooperativo y buscar de manera conjunta atender los problemas específicos del entorno, se requiere promover la corresponsabilidad, para que de esta manera cada miembro de la comunidad educativa comparta el compromiso y aporte soluciones en conjunto para resolver las problemáticas que se presenten en la escuela.

De acuerdo con la Secretaría de Educación Pública, se necesita un gran esfuerzo para establecer “relaciones de colaboración entre sí y con el entorno social de la escuela y que todos se comprometan con el mejoramiento continuo de la calidad y la equidad de la educación” (SEP, 2006).

DESARROLLO
Con el objetivo de mejorar los resultados y superar los obstáculos identificados en el Sistema Educativo Nacional, desde el Ciclo escolar 2001-2002 se implementó el Programa Escuelas de Calidad (PEC) “cuyo propósito fue lograr una mayor calidad de los resultados educativos” (SEP, 2010).

Según el Observatorio Ciudadano de la Educación (2012), el principal logro del PEC se centra en que los recursos económicos han sido implementados en las escuelas públicas que atienden a las poblaciones de escasos recursos, desarrollando proyectos de mejora que impactan en los resultados de los alumnos; pero su reto primordial sigue siendo la responsabilidad compartida y la rendición de cuentas.

Al respecto, Morán (2008) afirma que los principales factores que han permitido generar experiencias exitosas son: el trabajo en equipo, buena comunicación, adecuada visión y planeación, apoyo de colaboradores y libertad de acción, entre otros. Asimismo, distingue como prácticas decisivas: desafiar los procesos, inspirar una visión compartida, habilitar a otros para que actúen, modelar el camino y dar aliento al corazón.

Para lograr atender el reto de la corresponsabilidad Pozner (2000) propone “el trabajo colaborativo como competencia para la profesionalización de la gestión educativa” que propicie en la escuela una visión compartida acerca de hacia dónde se quiere ir y de cuáles son las concepciones y los principios educativos que se desean promover. En la figura 1 se representa la interacción entre los componentes del Modelo de Gestión Educativa Estratégica (MGEE).

Figura 1. Representación gráfica del MGEE.
Fuente: SEP, Programa Escuelas de Calidad, 2009.

Como se observa en la figura 1, se toman como base los seis principios de la calidad educativa (flexibilidad, pertinencia, relevancia, equidad, eficacia y eficiencia); en el centro convergen la gestión, las dimensiones y los estándares entre los cuales se encuentra el trabajo colaborativo como vía de acceso a la calidad educativa.

Por sí solo, el ser humano es incapaz de satisfacer todas sus necesidades, en los jardines de niños de Japón, el primer día de clases se les pide formar una rueda en cuyo centro se pone una bolsa de piedras; ésta es tan pesada que ninguno de los pequeños puede moverla de manera individual cuando se les invita a hacerlo. Después se les indica que todos juntos tiren de la bolsa, para demostrarles que gracias al esfuerzo cooperativo pueden lograrlo (Franklin y Krieger, 2011).

Hay autores que utilizan indistintamente los términos colaboración y cooperación, mientras que otros la definen de la siguiente manera: colaboración “es contribuir con algo, ayudar a otros al logro de un fin” (Ferreiro y Calderón, 2006) y cooperación “es compartir experiencias vitales, significativas, de cualquier índole y naturaleza. Es trabajar juntos para lograr metas compartidas que coinciden tanto en lo individual como en lo colectivo y que reporten beneficios para todos los miembros del grupo” (Díaz Barriga y Hernández, 2010).

El trabajo cooperativo según Mendoza “es el empleo didáctico de grupos reducidos en los que los alumnos trabajan juntos para maximizar su propio aprendizaje y el de los demás” (Mendoza, 2004). Mientras que para la SEP, en una situación cooperativa, las metas son compartidas poniendo en práctica la resolución de conflictos, el respeto de las reglas de convivencia, los valores y las habilidades sociales que contribuyen al desarrollo del aprendizaje (SEP, 2011).

El estudio de Johnson y Stanne (2000) “destaca tres razones que contribuyen al creciente uso del trabajo cooperativo: la amplia evidencia empírica sobre su eficacia, su variedad (desde altamente concretos y prescriptivos hasta conceptuales y flexibles) y su fundamentación en diversas teorías (desde antropológicas, sociológicas y económicas hasta psicológicas)”.

Las organizaciones, al conformar equipos de trabajo cooperativo, pueden atender los siguientes propósitos:

· Dividir el trabajo organizacional.

· Administrar y controlar el trabajo.

· Resolver problemas.

· “Aumentar el compromiso y la participación de los empleados”.

· Negociar soluciones a conflictos internos.

Con estos objetivos se promueve la participación del personal en la mejora de los procesos, mientras se fomenta el aprendizaje, la creatividad y la iniciativa; otras de sus ventajas, según Franklin y Krieger (2001) citado en (Díaz Barriga y Hernández, 2010) pueden ser: mejorar la comunicación, aprovechar mejor los recursos, ser más eficientes para resolver problemas, generar decisiones de alta calidad, favorecer el aprendizaje de la organización, entre otros.

En un trabajo cooperativo, el grupo de colaboradores requiere estar comprometido “con una finalidad común o proyecto que sólo puede lograrse con un trabajo complementario e interdependiente de sus miembros” (Covey, 2000). Es preciso considerar que los equipos están integrados por individualidades con sus propias características, por lo que debe concebirse la heterogeneidad como una oportunidad para enriquecer los conocimientos de los docentes.

En un “equipo consolidado, el todo es más que la suma de las partes, su resultado es sustancialmente distinto a la simple sumatoria del aporte de cada miembro” (Pastor, 2013); para que realmente exista un buen trabajo cooperativo es necesario que los elementos que se presentan en la figura 2 se interrelacionen para lograr abatir los desafíos de la educación.Figura 2. Elementos del trabajo en equipo.
Fuente: Pozner, 2010.

Como se muestra en la figura 2, el trabajo cooperativo sigue siendo vital para la resolución de los problemas, lo cual genera una ventaja competitiva ante otras instituciones; considerando que la única fuente competitiva sostenible ante la sociedad de la información, es el conocimiento ya que “las organizaciones deben ser competitivas en función de lo que saben, de cómo lo utilizan y de la capacidad que tienen para aprender cosas nuevas” (Fernández, et al., 2002) porque la base para el aprendizaje en la actualidad en las escuelas es el trabajo en equipo.

CONCLUSIONES
El trabajo cooperativo “tiene como base la participación comprometida y democrática que debe realizarse en un ambiente de respeto a la diversidad” (Hernández, 2010) ya que es precisamente la heterogeneidad de un grupo lo que permite el enriquecimiento de aprendizajes a través de las experiencias de cada docente para generar propuestas y soluciones ante los problemas que se presenten.

Es necesario estimular la capacidad de trabajar en redes de cooperación, lo cual supone valorar la iniciativa y las capacidades de cada uno de los miembros de las instituciones y de esta manera ofrecer a los estudiantes una educación de calidad, sin duda, si se trabaja en cooperación es posible resolver conflictos constructivamente, lograr conocerse y confiar unos en otros aceptándose y apoyándose.

No esperemos obtener los mismos resultados si seguimos trabajando de forma individualista, como apuntó Albert Einstein “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”, es el momento de rescatar los valores más importantes, el amor por la vida, la colaboración, el respeto a los demás, la solidaridad y la equidad.

BIBLIOGRAFÍA
Covey. (2000). Trabajo en equipo. Diez módulos destinados a los responsables de los procesos de transformación educativa. Argentina: IIPE.

Díaz Barriga, F. y Hernández, F. (2010).Estrategias docentes para un aprendizaje significativo: una interpretación constructivista. México: McGraw-Hill.

Fernández, J. et al. (2002). La dirección escolar ante los retos del siglo XXI. Madrid: Síntesis.

Ferreiro, R. y Calderón, M. (2006). ABC del aprendizaje cooperativo: El trabajo en equipo para enseñar y aprender. Sevilla: Trillas Eduforma.

Franklin, E. y Krieger, M. (2011). Comportamiento organizacional. Enfoque para América Latina. México: Pearson.

Hernández, M. (2010). Condiciones para el trabajo colegiado para el fortalecimiento del profesorado en la Escuela Secundaria Técnica: Caso de Estudio. México: UPN.

Johnson, D. W., Johnson, R. T. y Stanne, M. B. (2000). Cooperative learning methods: A meta-analysis.Recuperado de: http://www.clcrc.com/pages/cl-methods.html

Mendoza, A. (2004). Integración del conocimiento florístico del estado. En: García-Mendoza, A. J., Ordoñez, M. J. y Briones-Salas, M. (Eds.), Biodiversidad de Oaxaca. Instituto de Biología, (305-325). México: UNAM-Fondo Oaxaqueño para la Conservación de la Naturaleza-World Wildlife Fund.

Morán, L. (2008). La educación escolar en perspectiva humanística y pedagógica. Odiseo, revista electrónica pedagógica, 5(10). Recuperado de: http://www.odiseo.com.mx/2008/5-10/moran-discurso.html

Pastor, V. (2013). Los equipos de gestión y/o calidad. Colombia: Secretaría de Educación.

Pozner, P. (2010). Diez módulos destinados a los responsables de los procesos de transformación educativa. Buenos Aires: UNESCO.

Pozner, W. (2000). Competencias para la profesionalización de la gestión educativa. Buenos Aires: IIPE.

Secretaría de Educación Pública. (2009). Programa Escuelas de Calidad: Alianza por la Calidad en la Educación. México: SEP.

Secretaría de Educación Pública. (2006). La calidad de la educación básica ayer, hoy y mañana. Informe Anual sobre la calidad de la educación básica en México 2006. México: INEE.

Secretaría de Educación Pública. (2011). Programa de Educación Preescolar. México: Editorial Offset.

El trabajo cooperativo en las organizaciones. Su impacto en la gestión. Edición Especial No. 2

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