RESUMEN INTRODUCCIÓN

Generalmente, cuando se habla de situaciones violentas en los contextos escolares, se entiende por ellas hechos tales como los robos, peleas o destrozos sobre el material y las instalaciones de los centros educativos; sin embargo, estas actitudes están en el referente al acoso escolar, el cual es un hostigamiento y maltrato verbal o físico entre los alumnos de forma insistente por largo tiempo, que trae consigo grandes consecuencias.

PALABRAS CLAVE: Acoso escolar, escuela, alumnos, violencia, agresividad.

Desde el inicio de los tiempos, el ser humano ha sentido la necesidad de marcar su superioridad entre sus semejantes, condición que se ha manifestado a lo largo de la historia en diversas situaciones. Lamentablemente, esta necesidad se ha introducido en las escuelas afectando de manera negativa y violenta a los alumnos.

En la actualidad, la violencia ha alcanzado y rebasado los índices que por mucho tiempo había mantenido. Lamentablemente, ella ha nacido desde los hogares y escuelas; por esta razón es de gran relevancia estudiar las dinámicas que se presentan en la escuela, y buscar una oportunidad para que se convierta en un espacio a partir del cual se generen nuevas estrategias y relaciones que atiendan esta problemática que, como se verá, tiene repercusiones educativas muy graves.

Este artículo trata sobre el acoso escolar y sus consecuencias.

DESARROLLO

“La Escuela es una institución que es responsable de la formación y seguridad de sus estudiantes durante el tiempo que permanecen en ella” (Ortega, 1992, p. 18).

Lo mencionado por Ortega hace énfasis en la gran responsabilidad que los docentes tienen en sus manos; pese a esto, no son los únicos actores que intervienen.

Se entiende por acoso escolar al hostigamiento y maltrato verbal o físico entre los escolares de forma insistente por largo tiempo, trayendo consigo grandes consecuencias. Para que ocurra debe haber un sujeto acosador y una víctima, este segundo queda expuesto tanto física como emocionalmente ante el acosador, lamentablemente a corto y mediano plazo se generan las secuelas psicológicas quedando un daño difícil de reparar. (Barri, 2010, p. 43)

En este sentido, las secuelas van desde daños psicológicos que repercuten en el desempeño del alumno tanto académica como socialmente; secuelas físicas a raíz de los maltratos que se sufren mientras se es víctima, y lamentablemente, se ha llegado hasta el suicido al no soportar el acoso por parte de sus compañeros.

Cerezo (1997) menciona que la educación debe enfrentar esta situación, ya que tiene como misión trabajar con los niños y asumir el compromiso con nuevas generaciones, y también porque cuenta con condiciones favorables para ello. De hecho, la escuela es el lugar donde los educadores invierten más tiempo y donde hay mayor calidad de posibilidades de interacción, tanto con pares como con el profesorado y personal administrativo,Es muy cierto que los conflictos que surgen entre pares en la escuela tienen una repercusión en la vida académica de los estudiantes, tanto para los niños acosadores como para las víctimas y los espectadores. Desde esta perspectiva, es un problema sistemático, por lo que toda persona que está involucrada en el desarrollo de los niños (profesores, padres de familia, amigos, autoridades, victimas), tiene una gran responsabilidad compartida para frenar este mal que daña su presente y su futuro, al afectar lo más valioso de ellos: su autoestima.

El término acoso escolar es un concepto introducido al lenguaje de la salud mental por el psiquiatra Noruego Dan Olwens, en 1983, quien lo define como “una conducta de persecución física o psicológica que realiza un alumno hacia otro, al que elige como víctima de repetidos ataques. Esta acción, negativa e intencionada, sitúa a las víctimas en posiciones que difícilmente pueden superar por sus propios medios”. (Olweus, 1998, p. 24)

La constante repetición de este tipo de actos refiere un elemento terminante en el tratamiento de este mal; las constantes agresiones entre los niños dentro de las escuelas, reflejan la necesidad de estrategias que ayuden a aminorar la problemática. Lamentablemente, los medios de comunicación y la sociedad en general son factores asociados que interfieren de manera determinante en el aumento de la misma. También es posible llevar a cabo prácticas negativas sin el uso de la palabra y sin el contacto físico, por ejemplo: muecas, gestos, exclusiones del grupo.

A partir de lo anterior, se apunta a diferenciar los términos de agresividad y violencia. Para comenzar, es importante destacar que la agresividad no la inventaron las sociedades en las últimas décadas, ni siquiera es patrimonio exclusivo de la cultura de un siglo o lugar.

“La agresividad es un ingrediente innato en la conducta de las especies animales, es una forma de la conducta que coadyuva a la supervivencia de los más fuertes, de los más sanos, de los más aptos y de esta manera, contribuye a garantizar la supervivencia del grupo, se manifiesta en múltiples situaciones de las cuales no siempre son destructivas” (Cobo, 2011, p. 15).

Tanto el entorno escolar como familiar significan dos de los escenarios de más importancia en la vida de un niño; todas aquellas experiencias que éste tenga en cualquiera de esos dos entornos, serán la base de su personalidad. Dentro del escenario familiar, la forma en que él se desenvuelva y las relaciones que establezca, le ayudarán a instaurar la confianza en si mismo y a aumentar su autoestima. Esto mismo asentará sus capacidades para establecer buenas relaciones con sus padres y poder llegar a ser adulto socialmente integrado. Por otro lado, el escenario escolar es importante para que el alumno pueda tener una aceptación social.

Mtra. María Guadalupe Torres Eligio. lupita18_eligio@hotmail.com Universidad Tangamanga Campus Tequis. Estudiante de Doctorado en Educación. Área: Investigación educativa.

CONCLUSIONES.

Considero que cuando una persona antepone sus intereses a los de los demás, provoca sen- timientos de malestar que pueden dar lugar a comenzar una escalada de rencor. Cuando éste es el caso, se habla de problemas de convivencia, es decir, problemas en las relaciones que se resuelven unilateralmente y en cuya solución sólo una parte consigue sus intereses. Por el con- trario, el acoso escolar incluye en su definición la repetición e intención, algo importante a atender en la escuela de hoy.

BIBLIOGRAFÍA

Barri, F. (2010). SOS Bullying. Prevenir el Acoso Escolar y mejorar la convivencia. Barcelona: Praxis.
Cerezo, F. (1997). Violencia en las aulas. Madrid: Pirámide. Cobo, P. (2011). Bullying en México. México, D.F.: Quarzo. Olweus, D. (1998). Conductas de acoso y amenazas entre escolares. Madrid: Morata.
Ortega, R. (1992). Actuando contra el bullying y la Violencia Escolar. Alemania: Empirische Pedagogik.

El acoso escolar en educación primaria AÑO 1. Número 1

Revista Conexxión |