La educación, como uno de los factores de impulso del desarrollo de las naciones, en nuestro país se desarrolla desde dos grandes espacios. La educación pública, liderada por el Estado y adscrita a planes y programas de estudio apegados a los lineamientos de la Secretaría de Educación Pública. Por otro lado, la educación privada, en la actualidad motivada y en un amplio crecimiento debido a la falta de alcance del sector público para cubrir las necesidades de todos los mexicanos en edad escolar y de formación profesional.
Y es justo sobre la educación privada que resulta oportuno reflexionar y recordar las condiciones de su fundación, particularmente en el ámbito de la educación universitaria. El 3 de marzo se conmemoró el aniversario 84 de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), el primer recinto universitario privado de México.
La UAG surgió por iniciativa de un grupo de jóvenes liderados por Carlos Cuesta Gallardo, Ángel Leaño Álvarez del Castillo y Antonio Leaño Álvarez del Castillo, los cuales apoyados por docentes universitarios y un sector muy importante de la sociedad tapatía, se oponían al modelo de educación socialista de la época y deciden fundar la primera universidad privada de México, la Universidad Autónoma de Occidente, que más tarde se denominaría Universidad Autónoma de Guadalajara.
Actualmente, después de más de 80 años desde su fundación, la UAG ha formado a más de 120 mil egresados no sólo mexicanos sino también extranjeros que son exitosos profesionales que demuestran la calidad de la educación privada mexicana.
En un día como hoy, debemos recordar que tanto la educación privada como pública y sus más altos estándares de calidad están conformando a esta nación mexicana y su futuro. Razón de peso para colaborar con las tareas de las mejoras educativas y ser partícipes del crecimiento y fortalecimiento nacional.
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