El viernes 21 de junio a las 10:54 horas llegó el verano a nuestro país. Termina la primavera y con ello llega el día más largo del año. El día más largo se considera aquel en el que hay más horas de sol que de obscuridad.
Fue el día más largo en el Hemisferio Norte de la tierra y ocurre frecuentemente el 21 de junio (a veces es el 20 ó 22 de este mes). Durante este día, justo a medio día, el sol alcanzó su posición más alta en el cielo de todo el año.
En el Hemisferio Sur no se presenta el Solsticio de verano, sino el de invierno, debido a que las condiciones climáticas en esa zona de la tierra son las contrarias. Por lo que cuando en el Hemisferio Norte ocurre el Solsticio de invierno, y por lo tanto es el día más corto del año, en el sur ocurre el de verano.
Desde el inicio de las civilizaciones, los habitantes de la tierra han celebrado las salidas del sol, con mucha más razón en momentos en los que se intuía que algo ocurría, recordemos que en la antigüedad la información sobre el cambio de las estaciones o la posición del sol con respecto del planeta no eran las que son hoy, hoy sabemos con claridad qué significa el solsticio y sus condiciones.
Durante esta fecha en lugares como Teotihuacán, donde en el momento en que se oculta el sol este se encuentra justamente frente a la pirámide del sol, los ciudadanos mexicanos y los turistas tienden a abarrotar estos sitios ceremoniales esperanzados en llenarse de energía proveniente del astro rey.
En la antigüedad, por ejemplo en Stonehenge, mediante bailes y cantos durante todo este día se celebraba y sigue celebrando la entrada del solsticio. Y en Escandinavia, particularmente en Suecia, donde los rituales a la naturaleza son muy importantes culturalmente, se realiza la llamada ceremonia del Midsommar. Este Midsommar es un rito de fertilidad de tiempos vikingos donde se realizan cantos tradicionales mientras los asistentes a la ceremonia bailan portando sus trajes regionales típicos.
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