Con la llegada de las vacaciones es muy común ver a las personas abarrotando playas y tomando el sol donde quiera que estén. Y como el equinoccio de primavera nos trae días cada vez más soleados y cálidos, incluso extremadamente calurosos, los habitantes de este país aprovechan para cambiar los colores que visten, portan prendas más ligeras, pero no siempre recurren a los cuidados que la primavera y las vacaciones deben traer.
Blusas y camisas de manga corta, shorts, faldas, sandalias de playa, todo ha salido del clóset mientras chamarras, ropa abrigadora y los colores obscuros van de regreso a los cajones y al interior de los armarios. Mientras el protector solar, las gorras y sombreros no siempre aparecen como integrantes básicos ni durante las vacaciones ni durante la época primaveral o veraniega.
Y por qué recurrir a los cuidados de la piel, si el sol está a todo lo que da y hay que aprovechar, broncearse y cambiar el color oficina a veces fantasmal que uno tiene. Pues resulta que con los años, los especialistas de la piel hacen cada vez más recomendaciones, cada vez más constantes y a veces preocupantes acerca de los cuidados de nuestra piel. La gente padece de forma más frecuente cáncer debido a las altas dosis de sol que toma en las pocas semanas de vacaciones que tienen al año, pero que se toman sin los cuidados necesarios.
Las dosis de radiación son muy altas debido a la ausencia de nubes en el cielo y la más directa dirección del sol sobre nuestra piel. No se trata de no disfrutar el sol, sino de preocuparse por el cuidado del órgano más largo que tenemos los seres humanos, la piel. Usar colores claros, con mangas largas, usar protector solar con niveles altos de protección, portar gorras y sombreros y no tirarse como lagartijas durante horas y horas para tener un bronceado espectacular son algunas recomendaciones importantes.
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