Reflexiones de la Educación B–Learning en la Universidad Tangamanga Campus Tequis. Edición Especial No. 5

Autora: Alhondra Elena Orendain Arriaga.

RESUMEN
La incorporación de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en la Educación conlleva retos y cambios; en el proceso de adaptación se han originado nuevos modelos educativos, un ejemplo de ello es el uso de plataformas educativas y con ello el surgimiento de una forma de educación llamada B–Learning. En este trabajo se muestran de manera reflexiva experiencias al respecto y algunos de los retos que conlleva para el docente a cargo de este modelo de educación.

PALABRAS CLAVE: Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), B–Learning, Educación, Plataformas virtuales, Competencias Docentes.

INTRODUCCIÓN
Las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) ofrecen herramientas, sea cual sea el contexto educativo, debido a sus características, facilitan la asimilación de la información. Las TIC “son un conjunto de herramientas que posibilitan y ayudan a adquirir, procesar, almacenar, producir, recuperar, presentar, y difundir cualquier tipo de información a través de señales de naturaleza acústica, óptica y electromagnética” (Briones, 2001).

Los recursos virtuales pueden optimizar el apoyo proporcionado por el profesorado, por un compañero del aula, lo cual facilita la retroalimentación de manera colaborativa al participar en estos medios virtuales. Esto da origen a otros modelos educativos como el B–Learning que “Se puede entender el b-learning como un tipo de formación de orden mixta que converge en la conjunción de la modalidad presencial, vista además como una enseñanza tradicional y las acciones o mediaciones apoyadas por las TIC en tanto recursos como: plataformas virtuales, herramientas o software que contribuyen en el proceso educativo” (González, 2012).

Por lo anterior, para dar respuesta a los desafíos actúales en el ámbito educativo, es necesario investigar el desarrollo y cambio acelerado de las tecnologías y usarlas en beneficio para el logro de objetivos, lo que hace necesaria la actualización y capacitación docente para afrontar los retos y dar respuesta a la competencia laboral a la que se enfrentarán los estudiantes en un futuro próximo.

“La respuesta de las universidades a estos retos no puede ser estándar: cada universidad debe responder desde su propia especificidad, partiendo del contexto en el que se halla, considerando la sociedad a la que debe servir, teniendo en cuenta la tradición y las fortalezas que posee” (Salinas, 2004).

Por lo que la implementación de la modalidad B–Learning “ha generado discusiones e iniciado varias investigaciones centradas en la incursión de este sistema y las repercusiones que tiene en los roles del docente, estudiantes e instituciones en las que prevalece la modalidad mixta como epicentro de cambios mediáticos, procedente de las transformaciones socio-culturales en la era tecnológica actual” (González, Padilla y Rincón, 2011).

“Se requiere participación activa y motivación del profesorado, pero se necesita, además, un fuerte compromiso institucional” (Salinas, 2004).

Con relación a lo anterior, en la Universidad Tangamanga, Campus Tequis, se implementa el modelo B–Learning con apoyo entre otras herramientas como plataformas virtuales (MyMathLab, Aliat Curso Expertia, Achieve 3000 y UTAN Virtual), para ello no sólo hay que tener conocimiento del uso de éstas, también se deben tener otras competencias que más adelante se mencionarán y para atender la mencionada competitividad laboral a partir del uso adecuado de las mencionadas plataformas se les otorgan a los estudiantes certificaciones con valor curricular.

DESARROLLO
El uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en contextos educativos propicia la comunicación, intervención, colaboración, autonomía y la atención diferenciada tomando en consideración la diversidad estudiantil.

Son múltiples las potencialidades que plantean las TIC para la educación (tanto como para complementar la enseñanza presencial como para crear entornos formativos virtuales), en relación con las posibilidades de un aprendizaje asincrónico, un mejor y mayor acceso y tratamiento de la información, una formación permanente y una visión interactiva y participativa de la información con base a una nueva relación entre los sujetos, en un espacio virtual que supera las limitaciones espacio – temporales que la realidad física impone (Briones, 2001).

Con el uso de estas herramientas se favorece la retroalimentación no sólo por parte del docente hacia los alumnos, también de alumno al docente y de alumno a alumno, y el empleo de recursos e ideas con el fin de extender el conocimiento y la mutua cooperación entre personas en distintos contextos, pero como lo menciona Briones, para complementar la enseñanza presencial no para suplirla.

“Los profesores constituyen un elemento esencial en cualquier sistema educativo y resultan imprescindibles a la hora de iniciar cualquier cambio en la institución. Sus conocimientos y destrezas son esenciales para el buen funcionamiento de un programa; por lo tanto, deben tener recursos técnicos y didácticos que les permitan cubrir sus necesidades” (Salinas, 1998).

Las “TIC permiten la creación de ambientes de aprendizaje poco tradicionales, donde el estudiante interactúa, por fuera del aula de clase, tanto con el docente y los compañeros, como con una serie de recursos que se ponen a disposición de este para beneficiar su proceso de aprendizaje” (Monsalve, Botero y Montoya, 2013). Para la adecuada implementación es imprescindible fomentar el uso de herramientas virtuales en los estudiantes y lograr que ellos participen activamente con autonomía.

“Para ello deben ponerse en juego una variedad de tecnologías de la comunicación que proporcione la flexibilidad necesaria para cubrir necesidades individuales y sociales, lograr entornos de aprendizaje efectivos y conseguir la interacción profesor – alumno. […] desarrollar culturas de trabajo colaborativo o «comunidades de aprendizaje profesional»” (Salinas, 1998).

“Las TIC han servido como mediadoras en el proceso de aprendizaje casi que desde su misma aparición. Se encuentran experiencias de formación a distancia, con mediación tecnológica, pero también experiencias presenciales, las cuales son conocidas como b-learning” (Monsalve, Botero y Montoya, 2013).

Una educación que combina la parte presencial con la parte virtual, como las plataformas virtuales. “Blended – learning (B-learning), […] combina el estudio presencial tradicional (presencia del docente en un aula de clases) con una estructura a distancia (sin la presencia directa del docente)” (Rojas y Bolívar, 2009).

Es decir, el B-Learning combina la enseñanza presencial con las TIC donde ambas se complementan, aplicando lo más pertinente de cada uno de los contextos, “espacios de formación que articulan lo presencial y virtual, al tomar lo mejor de cada contexto educativo; aunque con mayor impacto en la educación superior, empieza a develarse la carencia de un proceso de formación de profesionales que puedan interactuar en estos espacios mixtos o ya denominados b-learning” (González, 2012).

Estos espacios de formación como los menciona González exigen una preparación del docente capaz de poder beneficiar y aprovechar la parte presencial y desarrollar ambientes y actividades de aprendizaje virtuales tomando en cuenta también algunos factores del contexto.

“Son muchas las experiencias de formación b-learning que existen en la actualidad, cada una obedece a retos distintos, pues las exigencias cambian según el contexto, la dinámica de la institución, el modelo pedagógico, el nivel de compromiso de los estudiantes, entre otros” (Monsalve, Botero y Montoya, 2013).

“El Blended Learning no consiste en colocar materiales en Internet sino en aprovechar los materiales que existen en Internet. Un ejemplo es el World Wide Web. Se trata de no cambiar de medio sin necesidad y de aprovechar lo existente” (Bartolome, 2004).

Por lo que la labor docente en contextos virtuales, se presenta como facilitadora del proceso de aprendizaje impulsando a los estudiantes a desarrollar autonomía para intervención de sus acciones educativas, este impulso está dirigido a que el alumno perciba la experiencia de manera favorable para su desarrollo.

“Sentirse seguro en el uso de las herramientas tecnológicas, favorece el éxito académico […]. La variedad de elementos digitales multisectoriales, permiten un amplio desarrollo didáctico que debe ser utilizado en la educación, sin descuidar el factor humano personal. […]. Sin embargo, es importante puntualizar que este tipo de métodos tendrá éxito en la medida en que se capacite al docente” (Rojas y Bolívar, 2009).

Los retos en la docencia en estos ambientes son muy diversos, se requiere capacitación para que el profesor desarrolle ciertas competencias y otras las desarrolle con autonomía a partir de la práctica de la autoevaluación en el proceso.

“Para trabajar en estos ambientes y, al mismo tiempo, éste tome en cuenta que las nuevas estructuras de aprendizaje no son sólo repositorios de documentos, presentaciones, videos, entre otros, sino sistemas de interacción e integración donde la presencia del docente es primordial” (Rojas y Bolívar, 2009).

En la investigación resultó importante la búsqueda de algunas de las competencias docentes en la Modalidad B–Learning y se eligieron las de González (2012) ya que son las que más se adaptan a la realidad experimentada en la Universidad Tangamanga, Campus Tequis.

Entendiendo por competencia: “Capacidad, expresada mediante los conocimientos, las habilidades y las actitudes, que se requieren para ejecutar una tarea de manera inteligente, en un entorno real o en otro contexto” (Switzerland, 2009).

“Competencias tutoriales: […] capacidades de interrelación del docente con los estudiantes o grupo en formación” (González, 2012). En la Universidad Tangamanga, Campus Tequis el tutor atiende de manera diferenciada virtualmente y fuera del horario del curso presencial en herramientas que él mismo le ha proporcionado al alumno y teniendo excesivo cuidado al leer los mensajes de los estudiantes, tomándose su tiempo para responder, ya que se pierden canales de comunicación por los medios virtuales, se toma en cuenta para ello la información obtenida de los alumnos de marera presencial, la cual es muy útil para la comunicación virtual y para que los mensajes sean asertivos, pero también adecuados a la personalidad de los estudiantes.

La formación del docente en estos espacios o modalidades b-learning, convergen con la concepción de tutor, la cual sigue siendo ambigua en determinados aspectos o contextos de la educación superior, quizá este factor impreciso. Éste supuesto implica, en principio, una fundamentación del docente en aspectos conceptuales, característicos del tutor y el desempeño a adquirir en la modalidad b-learning que surge desde las nuevas orientaciones educativas con énfasis en el uso de las TIC como apoyos en el medio de formación superior (González, 2012).

“Competencias tecnológicas: […] conocimientos y destrezas que tiene el docente para aplicar varios saberes de orden técnico y tecnológico sobre el contexto educativo” (González, 2012). En la Universidad Tangamanga como ya se mencionó se tienen a disposición plataformas virtuales para la implementación, se desarrolla durante el curso, con orientación de manera presencial y virtual de las herramientas disponibles, y atendiendo cualquier inquietud que se presente al inicio y durante todo el curso, también se provee al alumno de instrucciones técnicas para inspección y uso de las plataformas tomando en cuenta la diversidad en cada contexto.

“Competencias sociocomunicativas: habilidades para establecer medios, estrategias y formas de llegar a entablar diálogos sobre códigos y textos con un carácter de orientación y estimulación hacia la facilitación del aprendizaje del estudiante” (González, 2012), es una competencia imprescindible pues la comunicación es la base de cualquier proceso educativo, sin descuidar la parte humana del sujeto al cual se le quiere informar y formar. Llevando a cabo a partir de la comunicación el monitoreo continuo e individual del desempeño de cada estudiante con el firme compromiso de mejorar la aplicación y el uso adecuado de las TIC.

“Competencias pedagógicas y didácticas: se basan en el conocimiento de teorías de enseñanza y aprendizaje, […] para espacios presenciales, […] adaptarlas a espacios virtuales” (González, 2012). El profesor podrá poseer conocimiento del contenido del curso y también amplio conocimiento tecnológico de las herramientas disponibles, pero de poco servirá si no sabe cómo trasmitir estos conocimientos e implementar estrategias para que estos sean aplicados por él y por los estudiantes.

“Competencias administrativas y de gestión: permiten la gestión y administración de espacios virtuales para el desarrollo de los planes de trabajo, los contenidos y las actividades propuestas” (González, 2012). En las Plataformas manejadas en la Universidad Tangamanga esta parte se deja en manos de la empresa que otorga el servicio de la plataforma, el docente puede llegar a ser de gran utilidad informando y proponiendo cambios en el proceso y con ello favorecer los aprendizajes de los alumnos y por ende mejorar el servicio de las plataformas, por medio de una comunicación continua y pertinente con los administradores.

“Competencias disciplinares y de autoformación: referente al Conocimiento teórico-conceptual de la disciplina, dominio de los contenidos, de las materias a cargo del docente, interés por la formación y actualización” (González, 2012). Es imprescindible el manejo del contenido del curso y así formular actividades didácticas acordes y también para hacer uso adecuado de las herramientas virtuales disponibles para el logro de objetivos educativos. Recordar que los estudiantes son el centro de la educación actual, y en el proceso fomentar la autonomía, algo de lo que se recomienda es el propiciar la investigación, lo que enriquece no sólo al alumnado sino que es también una estrategia para mantener al profesor actualizado.

Debido a la reciente implementación de la modalidad B–Learning, así como otros aspectos ya mencionados, la autoformación es imprescindible, por lo que también es responsabilidad docente empaparse de la información referente a este tema como apoyo para responder a los retos que esto implica.

“El alumno que escucha al profesor no desarrolla esas competencias o, mejor dicho, el modelo de enseñanza no ayuda al desarrollo de esas competencias […]. El modelo de enseñanza semipresencial fomenta en el estudiante el desarrollo de estas competencias como parte de su aprendizaje” (Bartolome, 2004).

CONCLUSIONES
Las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) ofrecen ventajas al proceso educativo y por ende al docente, desde luego si se utilizan adecuadamente, para lo que hay que estar en continua actualización y capacitación, pero sobre todo autoevaluar el proceso al buscar la calidad en el ámbito educativo universitario.

“Los cambios que se dan en la institución, entre los que podemos destacar el impacto de las TIC, conducen irremediablemente a plantear un cambio de rol del profesor, de la función que desempeña en el sistema de enseñanza-aprendizaje en el contexto de la educación superior. […] habrá que afrontar el binomio rol del profesor y papel de las TIC en la docencia universitaria” (Salinas, 2004).

Por lo que es conveniente incluir en la enseñanza innovaciones tecnológicas que se apoyen de plataformas virtuales para favorecer el aprendizaje significativo y la aplicación de las competencias establecidas tanto para los estudiantes como para los docentes. “La Universidad se halla inmersa en un proceso de cambio […] que trae consigo la necesidad de introducir nuevas formas de enseñanza teniendo como aliadas a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)” (Villalustre, 2010).

La investigación realizada contribuye a compartir la incorporación del uso de las plataformas virtuales en la Universidad Tangamanga Campus Tequis, que otorga a los alumnos la experiencia B–learning por medio de la integración paulatina de las plataformas que favorecen el uso de las TIC para potenciar tanto el aprendizaje autónomo como el colaborativo, tanto en el estudiante como en el docente.

BIBLIOGRAFÍA
Bartolomé, A. (2004). Blended Learning. Conceptos básicos. Píxel-Bit. Revista de Medios y Educación, 23.

Briones, S. M. (2001). Las Tecnologías de la información y la comunicación: su impacto en la educación. Píxel Bit: revista de Medios y Educación, 17, 67-78.

González, G., Padilla, B. y Rincón, C. (2012). Formación del docente en contextos b-learning: implicaciones tecnológicas, investigativas y humanísticas. Revista Virtual Universidad Católica del Norte.

Monsalve, G., Botero, B. y Montoya, S. (2014). Evaluación de una experiencia de formación b-learning en El aprendizaje de tecnologías de la Información y la comunicación. Lámpsakos, (11), 59-65

Rojas, V. y Bolívar, L. (2015). Autoconcepto estudiantil y modalidades de enseñanza a distancia (b-learning y e-learning). Paradigma, 30(2), 99-112.

Sainas, J. (2004). Innovación docente y uso de las TIC en la enseñanza universitaria. Revista de Universidad y Sociedad del Conocimiento (RUSC), 1(1).

Switzerland, I. (2009). Conocimiento complejo y competencias educativas. Ginebra: UNESCO.

UNESCO. (2002). Aprendizaje abierto y a distancia Consideraciones sobre tendencias, políticas y estrategias. División de Educación Superior. UNESCO.

UNESCO. (2015). Formación de docentes. Recuperado de http://www.unesco.org/new/es/unesco/themes/icts/teachereducation/#

UNESCO. (2015). Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la educación. División de Planificación y Desarrollo de los Sistemas Educativos (ED/PDE).

Villalustre, M. y Del Moral, P. (2010). Innovaciones didáctico-metodológicas en el contexto virtual de ruralnet y satisfacción de los estudiantes universitarios. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación.

Reflexiones de la Educación B–Learning en la Universidad Tangamanga Campus Tequis. Edición Especial No. 5

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