Creencias irracionales sobre el trabajo doméstico, horas dedicadas al hogar y estado general percibido en docentes universitarias. Año 2. Número 3

Autora: María de Lourdes Martínez Cerda.

RESUMEN

En México, la mayor parte de las mujeres que cuenta con un trabajo remunerado sigue a cargo de labores domésticas (INEGI, 2012).

El presente estudio descriptivo-transversal, aborda las creencias de tipo irracional, el tiempo dedicado a labores domésticas y la percepción del estado general en docentes universitarias. Los resultados obtenidos muestran una relación entre el número de horas dedicadas al trabajo doméstico y el impacto de las creencias de carácter irracional, así como una percepción general de bienestar y en menor medida del estrés.

PALABRAS CLAVE: Creencias, irracionales, estrés, mujeres, trabajadoras, trabajo, doméstico.

INTRODUCCIÓN

En las últimas décadas se ha producido una revolución con respecto de las actividades que hombres y mujeres llevan a cabo tanto en la vida social como en la privada. Se ha observado el avance de las mujeres en el ámbito laboral, que a lo largo de la historia había estado reservado casi de manera exclusiva para los varones, al menos en ciertas áreas.

Nuestra sociedad actual, y en particular en el contexto de México, ha permitido y probablemente exigido que las mujeres se involucren cada vez más en el mundo laboral. A decir de diversos investigadores (Feldman, 2010; Ortiz, 2012), es desde principios del siglo pasado que las mujeres han comenzado a incursionar en el mundo del trabajo remunerado, aunque ya lo hacían desde mucho tiempo atrás, ya que se les permitía primordialmente, y casi de forma exclusiva, realizar labores domésticas.

El incremento en el nivel educativo en las mujeres ha permitido que existan mejores opciones laborales para ellas, lo que se ha convertido en un atractivo para mantenerlas en puestos laborales importantes e incluso de alta dirección.

Lo anterior parece haber sido entendido y aprovechado como medio de validación para el género, ya que tradicionalmente se le había demeritado, al estar confinado casi exclusivamente a las actividades domésticas, que a decir del común de las propias mujeres a través de diferentes medios y por diferentes razones, es invariablemente asociado a una condición de servidumbre (Legarde, 2005).

A simple vista, parece un hecho positivo el que las mujeres hayan encontrado mayor cabida en el mundo del trabajo remunerado. Sin embargo, la inserción al mundo productivo no ha dejado de lado el desempeño de los roles previos de las mujeres. Es decir, los quehaceres domésticos, la crianza de los hijos, la atención al marido o pareja (Ortiz, 2012).

En México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2012) y el Instituto de las Mujeres al dar a conocer en su reporte anual del año 2012 indican que la mujer desarrolla más del 80% de las actividades que se llevan a cabo en los hogares, lo cual, implica una gran cantidad de trabajo a diferencia de lo que realizan sus parejas u otros miembros de la familia. Lo anterior representa una doble jornada para muchas mujeres, ya que se realiza un trabajo con una percepción económica, y de igual manera se llevan a cabo labores en el hogar que oscilan las 30 horas extra a la semana.

El trabajo doméstico, tan ampliamente demeritado, representa un importante apoyo en la vida familiar ya que permite el desempeño laboral de otros miembros del entorno, y, de hecho, está tipificado como una labor que cubre las características de los servicios, tradicionalmente percibido como un puesto femenino, que históricamente fue la única opción para las mujeres hasta finales del siglo XIX y principio del XX (Ortiz, 2012).

El trabajo en el hogar, que engloba una gran cantidad de actividades, representa para muchas mujeres algo incuantificable, sobre todo si se trata del propio, ya que no se cuenta con un horario que permita ser consciente del tiempo real que se está usando en dichas labores. De hecho, muchas mujeres no consideran estas actividades como un trabajo y si bien pueden reportar la carga muchas veces excesiva, la conciben como parte de su rol de madre, esposa, hija (Villaluenga, 2001).

DESARROLLO

En una reciente investigación de gran alcance llevada a cabo en diferentes regiones de México (Ortiz, 2012) se sondeó la situación de sobrecarga percibida en mujeres con jornada simple, doble jornada y triple jornada, se concluyó que la sobrecarga percibida es mayor en aquellas mujeres que sólo realizan labores domésticas, lo cual se ha correlacionado positivamente con una percepción negativa de la situación de salud de las mujeres entrevistadas, según información de la misma investigación. La cantidad reportada de horas trabajadas en el hogar asciende a 70, en promedio, lo cual es casi el doble de una jornada laboral normal.

Para las mujeres con doble jornada, con al menos un trabajo remunerado externo, la situación no es muy diferente, ya que según datos de, INEGI (2012), realizan 37 horas de trabajo en casa por semana adicionales a su carga fuera del hogar. Mientras que en el caso de los hombres, la cantidad de horas a la semana dedicadas al trabajo doméstico se mantiene por debajo de 10.

Lo anterior representa un problema en el ámbito de la salud, ya que la cantidad de tareas a desempeñar por una persona, tiene un impacto en el nivel de estrés que se experimentará, y de mantenerse por períodos prolongados sin el manejo adecuado, el estrés puede ser el causante de muchos problemas de salud.

El estrés mantiene al organismo activado ante las demandas del entorno (Valdés y Flores, 1985) y es una condición natural e inherente al ser humano. Sin embargo, se han encontrado evidencias de las implicaciones del estrés constante y excesivo en el desarrollo de diversas enfermedades, en particular, aquellas relacionadas a la mayor activación fisiológica que se mantiene ante un estrés prolongado.

Es posible que la activación fisiológica lleve a las mujeres a un estado de “bienestar percibido” (Valdés y Flores, 1985) lo que a su vez retroalimente positivamente para mantener tal nivel de activación y a la larga se provoque un desgaste emocional expresado como algún trastorno psicológico, por ejemplo la ansiedad o depresión, o que se manifieste al menos un estado de irritabilidad constante (Delgado, 2012).

El presente artículo describe la posible relación entre algunas creencias de tipo irracional, donde es evidente la percepción de necesidad y obligación para las mujeres y la posterior realización de labores domésticas, así como la percepción general que ellas tienen de su estado.

Métodos y materiales

Para encontrar los elementos presentes que detallen las características de las creencias y percepciones de las mujeres a las que se orientó el estudio, se utilizó el método descriptivo, ya que los estudios descriptivos buscan especificar las propiedades, los perfiles y las características de las personas, los grupos, las comunidades, los objetos o de cualquier otro fenómeno que se someta a un análisis (Danhke citado en Hernández-Sampieri, Fernández, y Baptista, 2006). Ya que la recolección de datos se realizó en un sólo momento, es un estudio transversal.

Uno de los aspectos centrales de la presente investigación fue relacionar la cantidad de actividades domésticas realizadas con la presencia de creencias irracionales y a la vez explorar la percepción del estado general ante esta realidad.

El instrumento diseñado para tales fines y para facilitar su posterior análisis, parte de los postulados del grupo de teorías denominado en su conjunto como cognitivo-conductual; que se puede describir en su aplicación como un grupo de terapias que parten de la base de que es el sujeto quien percibe y configura su entorno con base en su interpretación de estímulos, que a su vez traduce o refleja en pensamientos, imágenes, creencias o convicciones, las cogniciones (Yankura y Dryen, 1999).

El grupo de participantes para este estudio estuvo conformado por 17 mujeres entre los 25 y 55 años de edad que aceptaron participar y que al momento de la aplicación del formulario se encontraban laborando con una carga externa de al menos 20 horas a la semana, y reportaron realizar labores domésticas. Las participantes se encontraban conviviendo en pareja por al menos un año y tienen al menos un hijo menor de 12 años.

Las docentes participantes cuentan con nivel licenciatura y su principal tarea laboral son clases frente a grupo en nivel universitario, complementado en algunos casos con una carga de asesor académico uno a uno.

Técnica

El formulario usado en el presente estudio está compuesto de dos partes. La primera de ellas recoge datos socio-demográficos de importancia para el estudio y explora la percepción de su estado general en aspectos emocionales donde se incluye además la percepción de bienestar y estrés.

La segunda parte está compuesta de 24 enunciados, que reflejan creencias de tipo irracional básicamente formuladas como los deberes absolutistas de Ellis (2003), “Los enunciados están agrupados en tres categorías; de los cuales 8 corresponden a creencias sobre sí mismo (categoría 1), 8 más corresponden a creencias asociadas a los otros (categoría 2) y los restantes 8 se refieren a creencias sobre el mundo (categoría 3)”. Los formularios fueron entregados y descritos a las participantes para ser llenados y entregados a conveniencia.

Resultados

La media de edad de las participantes se ubicó en los 39 años. La carga laboral media fue de 40 horas y la media de la cantidad de hijos fue de 1 con una media de edad de éstos de 10 años.

En cuanto a las horas de trabajo doméstico reportadas por semana, la media fue de 15. Para los años de casada, la media se ubicó en los 13 años. En cuanto a las horas de sueño por noche se reportó una media de 6 horas y en cuanto a las horas dedicadas al entretenimiento se encontró una media de 6 horas por semana.

Para la segunda parte del formulario las mujeres participantes reportaron las siguientes frecuencias en cuanto a la percepción de sus estados emocionales expresados de la siguiente manera: 1 para frecuentemente, 2 para algunas veces y 3 para casi nunca.
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Como se puede ver en la tablas 1, 2 y 3, los valores son comparativamente similares ya que en ambos casos las respuestas 3 (casi nunca) son bajas o inexistentes, lo cual indica que a pesar de percibirse estresado se reporta sentir bienestar.

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En cuanto a la ansiedad y la irritabilidad, la frecuencia reportada es muy similar, siendo igualmente bajas en la respuesta 1 (frecuentemente) y con una mínima diferencia en cuanto a los tópicos algunas veces y casi nunca.

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Los valores (ver Figura 1) se encuentran concentrados significativamente en algunas veces o casi nunca y muy bajos en frecuentemente, particularmente en lo que se refiere a la percepción de depresión, lo cual seguramente tiene mucho que ver con la cantidad de actividades que se realizan que resulta incompatible con esta idea de estar deprimido.

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En cuanto a las creencias irracionales encontradas en relación con la cantidad de horas dedicadas a las labores domésticas, la gráfica muestra una correspondencia en la mayoría de los casos (ver Figura 2). En cuanto a la distribución por categorías, las creencias irracionales sobre sí mismo fueron las más prevalecientes, aunque no hubo una diferencia tan marcada con respecto a la categoría sobre los demás y sobre el mundo.

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CONCLUSIONES

El estudio llevó a cabo una exploración de las creencias irracionales basado en la premisa de la tendencia del ser humano a la irracionalidad y de cómo las creencias asociadas al género tienen un impacto importante en las manifestaciones de la conducta y las emociones (Ellis, 2001). Al conocer que las mujeres están llevando a cabo una doble o triple jornada, por la cantidad de horas que están reportando tanto en el hogar como fuera de él, era de suma importancia enfocar los esfuerzos no sólo en conocer cantidades, sino posibles ejes causales de estrés y otras emociones perjudiciales para la salud.

Los resultados dan cuenta de un grupo de mujeres que se perciben estresadas pero a su vez se reportan bienestar con esta situación, lo cual las hace especialmente vulnerables, ya que no se sentirá una necesidad de atención.

Cabe resaltar la ausencia en la percepción frecuente de tristeza, esto se podría explicar con la activación que resulta de estar en constante movimiento, al tratar de cumplir con todas las actividades asociadas a los roles tradicionalmente asociados y los nuevos que han asumido como resultado de esa necesidad de valoración de sí mismas a través del trabajo fuera de casa, mostrando con ello las creencias irracionales de las que son presas.

El tema de las creencias es muy complejo y ofrece muchos retos en su abordaje metodológico, ya que tiene particularidades relacionadas a la cultura, el estrato social, la región del país y hasta de la lengua que se habla.

En cuanto a la valoración de estados emocionales o carga de estrés a la que se hace alusión superficialmente en este estudio, sólo mostrando a nivel de percepciones personales, es importante reconsiderar este aspecto e incluir algunos instrumentos estandarizados y validados para la población a la que están dirigidos, especialmente si se pretende demostrar una correlación directa entre alguno de los aspectos mencionados en este trabajo, como las creencias irracionales.

El estrés, por otra parte, no fue valorado de manera rigurosa y no se obtuvo una medida exacta, ni de la cantidad de estrés a la que se exponen las mujeres participantes del estudio, ni se indago específicamente sobre lo que ellas consideraban como estresores, por lo que resultaría muy válido corroborar la percepción de estrés, con los niveles reales que reflejan los instrumentos ya validados en este campo.

BIBLIOGRAFÍA

Ellis, A. (2002). Cómo controlar la ansiedad antes que ella lo controle a usted. Barcelona: Paidós.

Ellis, A. (2003). Manual de Terapia Racional Emotiva. Bilbao: Desclée de Bouwer.

Ellis, A. (2007). Controle su ira antes de que ella lo controle a usted: Cómo controlar las emociones destructivas. Paidós.

Hernández-Sampieri, R., Fernández, C. y Baptista, P. (2006). Metodología de la investigación. México: McGraw-Hill.

INMUJERES. (2008). Desigualdad de género en el trabajo. México: Instituto Nacional de las mujeres.

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2012). Mujeres y hombres en México 2011. México: INEGI.

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2012). Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo ENOE. México: INEGI.

Legarde, M. (2005). Cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas. México: Universidad Nacional Autónoma de México.

Ortiz, G. (2012). Repercusiones psicológicas del trabajo femenino dentro y fuera del hogar en amas de casa Mexicanas. México: Conacyt.

Valdés, M. y De Flores, T. (1985). Psicobiología del estrés. Barcelona: Martinez Roca

Villaluenga, Y. (2001). La madre imperfecta. Barcelona: Plaza y Janés.

Yankura, J. y Dryen, W. (1999). Terapia Racional Emotiva (REBT) casos ilustrativos. Bilbao: Descleé de Brouwer.

Creencias irracionales sobre el trabajo doméstico, horas dedicadas al hogar y estado general percibido en docentes universitarias. Año 2. Número 3

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