Este artículo sirve a su autora para examinar los peligros que representan el dopaje y el consumo de bebidas alcohólicas para la salud pública, especialmente entre los jóvenes universitarios que practican deportes en equipo. Se centra en cómo estos comportamientos pueden influenciar negativamente a los deportistas, destacando la necesidad de detectar y manejar estas influencias para prevenir riesgos significativos a la salud.
El artículo inicia con una revisión del caso del ciclista profesional Lance Armstrong, conocido por su dopaje sistemático. Utiliza este ejemplo para alertar a los jóvenes universitarios sobre los riesgos asociados con el dopaje y el consumo de alcohol, señalando que el fácil acceso a estas sustancias hoy en día exacerba estos riesgos.
La inquietud de la investigación surge de la observación de jóvenes universitarios que consumen bebidas energizantes para mantenerse despiertos y activos durante sus clases y tareas. Este patrón de consumo podría extenderse a sustancias más dañinas, justificando una exploración sobre el impacto del dopaje y el alcohol en la salud pública y en la vida de los estudiantes deportistas. La investigación se enfoca en deportistas que entrenan en equipos, dado que son un grupo pequeño pero representativo para futuras investigaciones más amplias.
El Caso Lance Armstrong
El caso de Lance Armstrong es utilizado como un ejemplo paradigmático de dopaje en el deporte de élite. Armstrong ganó siete títulos consecutivos del Tour de Francia, pero su carrera se desplomó debido a las acusaciones de dopaje. La Agencia Antidopaje de los Estados Unidos (USADA) documentó pruebas de un programa sistemático de dopaje en el que Armstrong y su equipo estaban involucrados. A pesar de las pruebas iniciales negativas, testimonios y documentos presentados por la USADA confirmaron el uso de sustancias prohibidas como la eritropoyetina (EPO) y transfusiones de sangre.
En 2012, Armstrong fue despojado de sus títulos y suspendido de por vida del ciclismo profesional. Esta revelación subraya la importancia de abordar el dopaje de manera seria y de implementar medidas efectivas para preservar la integridad en el deporte. La admisión pública de Armstrong en 2013 sobre el uso de dopaje marcó un cambio significativo en su vida, resultando en la pérdida de patrocinadores y sanciones severas.
Para finalizar, el artículo enfatiza que el deporte no sólo es una actividad competitiva, sino una práctica social que configura la identidad individual y colectiva. La violación de normas deportivas mediante el dopaje y el consumo de alcohol impacta negativamente en esta configuración, lo que hace esencial alertar sobre estos riesgos. Los jóvenes universitarios, con fácil acceso a bebidas alcohólicas y drogas, deben estar conscientes de los comportamientos antiéticos y antideportivos, como demuestra el caso de Armstrong.
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