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Los asesores técnico-pedagógicos de Educación Primaria y su futuro incierto en el asesoramiento. Año 2. Número 6

Escrito por Eduardo Cruz | Oct 20, 2016 9:22:40 PM

RESUMEN

Autor: José Ramiro Culebro Argüello.

Que los asesores técnico-pedagógicos optimicen profesionalmente su función de asesoramiento, es un proceso de formación que hoy está presente en el escenario educativo de Chiapas y México, sin embargo, a la luz de la Reforma Educativa y las leyes reglamentarias, se observa por su aparición mediática, un futuro incierto.

En este sentido, hay una pregunta recurrente: ¿cómo estimular y fortalecer los procesos de mejora en el asesoramiento? Al respecto, este escrito pretende ofrecer desde diferentes competencias profesionales, algunos aportes del para qué, del por qué, en qué sentido y cuál es la finalidad del asesoramiento pedagógico.

PALABRAS CLAVE: Asesor técnico-pedagógico, asesoramiento, interacción, vinculación, asesor, capacitación, colectividad, individualidad.

En el proceso incierto de la enseñanza se encuentra el axioma de los posibles aciertos
en este mundo de errores e ilusiones pedagógicas.

INTRODUCCIÓN
En México y, especialmente en el estado de Chiapas, los asesores técnico-pedagógicos de Educación Primaria desempeñan un papel relevante en las acciones que realiza la Secretaría de Educación Pública (SEP) en el país y/o las que implementa la Secretaría de Educación en el estado de Chiapas, de acuerdo con el Manual de funciones del grupo técnico pedagógico del Sector y auxiliares de supervisión de Educación Primaria (Subdirección de Educación Primaria, 1995). Debido a que son docentes y/o directores técnicos quienes cubren estos puestos -para cuya función son llamados por la instancia que requiera de sus servicios como asesores técnico-pedagógicos (SEP, 1986), derivado de la normatividad estatal o por diversas circunstancias-, bajo estos procesos normativos, se observa que regularmente las actividades desarrolladas por los asesores técnico-pedagógicos en las supervisiones se desarrollan de manera vertical y dirigida por las instancias superiores, y en la mayoría de los casos actúan solamente como transmisores de las instrucciones de la autoridad educativa superior y no consideran el contexto particular por las necesidades y problemáticas específicas de cada plantel, sector o zona escolar.

Tampoco apoyan diferenciadamente a directivos y a docentes de acuerdo con la función que desempeñan, el nivel en el que trabajan o la modalidad a la que atienden. En consecuencia, los directivos y maestros no asumen ni desarrollan su función en sentido estricto, con el significado e impacto que deben tener sus actividades y trabajo cotidiano. Es así que la promoción para la transformación de la docencia y un asesoramiento que tienda a evolucionar en diferentes aspectos son lo esperado. Como apunta Arnaut, “su perfil profesional, su inserción laboral, sus funciones; y en casi todos el signo es la diversificación y, a veces, ésta en cuanto a perfiles, inserciones y funciones del magisterio, ha ido más rápido –a veces a contrapelo– que el marco normativo que regula el sistema de formación y el ejercicio de la profesión docente” (Arnaut, 2004).

En este sentido, se hace necesario y relevante que la presencia del asesor técnico-pedagógico contribuya a que los intereses compartidos entre asesor y asesorados desarrollen un sentido más crítico, analítico y reflexivo de su actuar, donde los logros de ambos transiten hacia un horizonte donde la escuela sea la unidad indivisible del sistema educativo y con ello sea posible obtener mejores resultados en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Este nuevo reto y demanda de la comunidad de asesores pedagógicos, requiere procesos estratégicamente planeados y estructurados que den respuesta a las problemáticas, con profesionales preparados y cuyo perfil impacte en el trabajo educativo para la mejora de las escuelas.

En el contexto estatal y regional se presentan estas características, las cuales en este momento de crisis, lejos de fortalecer un movimiento epistemológico, ha propiciado la rutina constante, una débil mirada en innovación, pero eso sí, un universo de errores e ilusiones (Morin, 1999) que se oponen a una posible transformación de la individualidad para los agentes en el proceso de asesoramiento.

DESARROLLO
La función del asesor
A partir de la crisis de la incierta función de los asesores técnico-pedagógicos, está emergiendo una posición didáctica del asesoramiento desde un enfoque integral, de colaboración crítica o de proceso que se ajusta más a la realidad de los centros de trabajo como culturas en desarrollo y dimensión básica para el cambio. Esta situación exige una revisión crítica y constructiva de los asesores, iniciando por quienes se encargan del asesoramiento y la reestructuración de su acción, para convertirlos en las verdaderas instancias del desarrollo educativo, lo que desaparecerá del panorama a quienes no se encuentren dispuestos a contribuir transformarse a la par de su colectivo y del proceso pedagógico mismo.

Para transitar hacia la mejora del desempeño del asesor, se requiere de un perfil que le permita desarrollarse en las funciones que actualmente se pretenden implementar con el fin de obtener resultados que impacten significativamente en los procesos educativos. “Es necesario entonces, reconocer en la educación para el futuro un principio de incertidumbre racional: si no mantiene su vigilante autocrítica, la racionalidad se arriesga permanentemente a caer en la ilusión racionalizadora; es decir que la verdadera racionalidad no es solamente teórica ni crítica sino también autocrítica” (Morin, 1999); bajo esta perspectiva, ¿por qué se deben constituir los colectivos de autocrítica con asesores técnico-pedagógicos y para qué?

Desde hace tiempo algunos docentes o directores técnicos que se desempeñan como asesores están descubriendo la necesidad de desarrollar un trabajo colectivo, juicio a priori un tanto utópico, dado que las condiciones de formación que se tiene como profesores constantemente se ha caracterizado por un trabajo individualista y sin una posición epistemológica sólida sobre el proceso de asesoramiento a los docentes en las escuelas.

Se han realizado procesos de análisis y reflexión sobre la práctica en el aula, ya sea en cursos de actualización con profesores interesados en la superación profesional o en talleres donde el objetivo primordial es transitar hacia la mejora del desempeño profesional. Se ha trabajado con colectivos que están orientados metodológicamente por las instancias superiores, que ha derivado en semi-talleres aislados que en su conjunto resultan faltos de eficacia y efectividad para los centros escolares.

El asesoramiento
El asesoramiento pedagógico es considerado actualmente un proceso de producción colectiva de conocimientos, saberes y prácticas. Los procesos de investigación y formación de los maestros como asesores son un espacio posible que aglutina las condiciones para que sean pensadas y debatidas posiciones, teorías, ideas y sobre todo tecnología, ya que se observa que los estudiantes de hoy se desarrollan como nativos digitales y los asesores se encuentran poco preparados en esta área, “esta brecha de conocimientos plantea un serio desafío para la profesión docente, algo que las instituciones de formación docente y las escuelas intentan abordar en forma inmediata” (Villegas, 2003).

La función del asesoramiento surge como necesidad institucional sobre todo en Educación Primaria, donde los actores transitan en procesos de cambio constantes y diversos, que los implican como sujetos. Contraria a esta posición, los núcleos de individualidad y colectividad en cuanto a la función de los asesores, están estancados permanentemente, ya que la ruptura es observable en la medida de las actuaciones y los resultados educativos en cada escuela. Esta crisis actual sobre la función pedagógica del asesoramiento tiene altos riesgos de seguir en las mismas condiciones inciertas durante las próximas décadas, principalmente lo concerniente a los perfiles de los asesores técnico-pedagógicos y, sobre todo el impacto evaluable de las condiciones de los resultados educativos a pesar de las “bondades” que enmarca la Reforma Educativa.

La situación del asesoramiento se convierte así, en producción y capacitación pedagógica continua para el desempeño de los profesores en el complejo campo de la función asesora. Así entendido, se convierte en un proceso de mutuo asesoramiento, aunque habrá que observar los resultados, de lo contrario, las condiciones planteadas anteriormente se mantendrán en un círculo vicioso donde ni los asesores contribuirán en la mejora educativa desde su acción, ni el sistema podrá sostener el éxito de un programa que no funciona como la normativa propone.

En este contexto, el asesoramiento como una situación de formación para tratar de salir de esta crisis de los asesores, puede tener estas acepciones:

•Asesoramiento como situación grupal, equivalente en cuanto a los grupos de aprendizaje. Aquí, “la idea de mejora implica el cuestionamiento de lo existente y la producción de una transformación” (Rodríguez, 1996), procesos que se observan con un alto grado de interacción basada en el reconocimiento mutuo y la confianza.
•La vinculación inseparable, en el proceso de asesoramiento, con el/los docente/s del campo disciplinar como productor/es de conocimiento útil para provocar nuevas respuestas en el ámbito de la didáctica en la enseñanza.
•La situación grupal que se consolida en el ejercicio de las acciones entre los sujetos que deciden formarse en contextos de realidad y no de ficción; el marco que prevé como dimensión continua, la reflexión y el análisis de la acción con todos sus significados, facilitando así su uso en la interpretación de la realidad del propio grupo y de sus individuos.
•Como situación enmarcada en el compromiso de mutua confidencialidad acerca de la información que se obtiene y la restitución de todo lo que sobre ella se comente y reflexione para llegar a una mejor comprensión de los sujetos en acción.
•Escenario que promueve diseños de cambio, progresivamente complejos, que son analizados dentro de los grupos de trabajo como ensayos.
•El asesoramiento como interacción entre pares, como acción no directiva, como producción pedagógica grupal dentro de un marco de aceptación de la diversidad.
•El proceso de asesoramiento como objeto de estudio e investigación de     experiencias innovadoras que los docentes llevan a cabo en su formación y el     consecuente análisis sistemático de procesos alternativos de enseñanza.

Cuando las condiciones entre docentes y asesores son semejantes, a nivel de análisis y reflexión, se procesan observaciones sobre la actuación de cada participante. La información que se genera al interior de los colectivos, con la cual se busca transformar la realidad de las condiciones en el proceso de asesoramiento, para modificar la formación de los agentes y permite trasladar este paradigma hacia uno de mejora en los procesos educativos trazados de origen en la planeación.

En los colectivos docentes y/o entre asesores se entrelazan procesos de autoformación, ya que en la medida de las competencias profesionales de cada participante, se observan los saberes previos, la experiencia y la práctica que ayudan a cada participante a transitar hacia la mejora de acuerdo a metas perfiladas por el interés de autoridades educativas y no sólo los que conviene desarrollar.

Al reconsiderar los procesos de asesoramiento en la Educación Primaria, es evidente que los docentes son protagonistas de su propio desarrollo pedagógico, estos procesos brindan una oportunidad ineludible para que la realidad educativa de las escuelas se transforme con el auxilio de uno de los agentes más importantes del proceso, el asesor.
A través de las diversas investigaciones en educación y especialmente en el asesoramiento educativo, se han demostrado diversas teorías pedagógicas que no se pueden invalidar, al contrario, abonan al campo. Frente a esto los asesores tienen un nuevo reto con un futuro incierto en la investigación, “ser asesores-investigadores” que impulsen la salida de este estancamiento como entes individuales y colectivos, tratando de formar parte de esa construcción social que ofrece la cultura de y para la escuela (Berger y Luckman, 1984).

Será muy probable que diversos colectivos de docentes o asesores manifiesten que el cambio no es posible, y en esa medida sus propuestas se anulen, lo que no implica que sea una verdad. Los docentes hoy, exteriorizan tener evidencias que han dejado de ser utopías, toda vez que coexisten experiencias para construir nuevos caminos que lleven a distintos contextos escolares.

Es posible que el proceso de investigación ontológico, el bucle “hacer-pensar-decir” desde la individualidad y colectividad de las escuelas, y desde distintos contextos histórico-sociales donde se trabaja, sea concebible y ayude a transitar el camino de dilemas y donde de manera heurística todo el proceso adquiera un nuevo significado en andamiajes complejos y multifactoriales, tratando siempre de establecer senderos de cuestionamientos que demuestren alternativas para avanzar en diferentes rumbos, ese será el desafío en el quehacer del asesor técnico-pedagógico.

En la integración de colectivos se hace necesario crear profesionales con carácter crítico que promuevan la búsqueda constante que permita armonizar y fortalecer los procesos de alineación de intereses pedagógicos en la comunidad educativa, con la finalidad de no establecer modos de dependencia vertical entre los docentes, los asesores y el conocimiento, aunque este proceso “tendrá situaciones sin lugar a dudas acerca del mejoramiento de la comprensión conceptual de la nueva currícula y de las estrategias para enseñarlos por parte de los profesores en servicio” (Ávalos, 2003). De lo contrario no tendría caso enseñar-aprender individual y colectivamente. Sobre este paradigma los asesores técnico-pedagógicos tendrían otra visión y perspectiva de su función.

Se está incursionando en el campo de la investigación educativa de manera lenta y paulatina sobre todo en los talleres-cursos que se han impartido hasta ahora, dentro de ellos con el análisis de las diversas teorías sobre el estado del asesoramiento y de los agentes que intervienen en él, precisamente en el espacio que, a los docentes que se desempeñan como asesores, se les restringe por la parsimonia individual o por las instituciones educativas.

CONCLUSIONES
En la actualidad, el asesoramiento pedagógico, pero también la política educativa del país y la sociedad, comienzan a atravesar cambios cualitativos de gran envergadura.

Al proceso de asesoramiento académico habrá que agregarle el cúmulo de proyectos o funciones pedagógicas desde una mirada distinta, bien sean derivadas de la rutina o del andamio de la superioridad educativa. Atendiendo, también, al espacio donde se ponen en juego las propuestas de análisis y de constructo entre los asesores.

Se hace referencia a que el paradigma del asesoramiento pedagógico en la Educación Primaria muestra dos directrices, por un lado la que la estructura de la superioridad educativa impone de manera disciplinadora en la conceptualización de los procesos; y por otro la realidad del discurso en los colectivos que manejan distintos intereses de formación, donde se observa una dicotomía (en algunos casos diverge y en otros converge); este es el camino sinuoso en esta crisis de incertidumbre en el quehacer del asesoramiento.

La enseñanza-aprendizaje como coyuntura actual educativa ha permanecido en segundo término para algunos países, significando más (a diferentes ritmos y maneras) en la cultura social por la posibilidad de obtención de capital económico y político, que en procesos formativos. El resultado es enajenante en el marco de la globalización, ya que “una economía-mundo y un sistema capitalista van de la mano. Puesto que las economías-mundo carecen del cemento unificador que es una estructura política o una cultura homogénea, lo que las mantiene es la eficacia en la división del trabajo” (Wallerstein, 2004).

Es decir, la inercia del mundo globalizado procesa métodos competitivos y desreguladores, derivada de su evolución natural. Esto provoca que se introduzcan bajo esta perspectiva diferentes aspectos de la vida social. Y ocurre la paradoja común en nuestros tiempos “la publicidad manda consumir y la economía lo prohíbe” (Galeano, 2009). ¿Es este el dilema de la asesoría técnico-pedagógica actual?

Si este es el dilema del asesoramiento, entonces el ideal puede crear ilusiones donde el proceso de mejora emerja desde la escuela y no desde el sistema, por lo tanto el desarrollo tendría más posibilidades de llegar a una sociedad como la nuestra. ¿Qué papel juegan los asesores en este proceso utópico?, será una tarea interesante de pensar en un futuro inmediato.

Con esto tampoco se pretende que el sistema tenga un interés oculto que manipule la vida escolar a su dictamen. Por lo cual, los procesos pedagógicos y el asesoramiento deben guiarse por los cambios sociales, políticos y económicos que necesariamente transforman la educación. Estos procesos pueden poner en riesgo lo que históricamente se pudo haber logrado a favor de la mejora educativa con el auxilio del programa de asesoría técnico-pedagógica, observar cómo están y hacia dónde van será fundamental para consolidar el proceso asesor.

BIBLIOGRAFÍA
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Galeano, E. (2009). Patas arriba. La escuela del mundo al revés. México: Siglo XXI.

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Villegas, E. y Avalos, B. (2003). Dos experiencias en formación docente: EUA y Chile. México: SEP.

Wallerstein, I. (Coord.). (2004). Abrir las ciencias sociales. México: Siglo XXI.