Acerca de nuestro planeta gemelo
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Lo que probablemente muchos hemos escuchado es que si pudiéramos llegar al planeta Venus moriríamos intoxicados por el ácido sulfúrico del que está compuesta la capa de nubes de su superficie. Un planeta tan similar a la Tierra, en tamaño al menos, resulta ser una zona mortal para cualquier ser humano. Su cercanía al Sol lo hace un lugar ardiente en el que no nos mantendríamos con vida mucho tiempo.
Por su cercanía a la Tierra, al igual que el planeta Marte, la exploración y envío de naves para estudiar a nuestro planeta gemelo, constantemente resuelven incógnitas sobre las condiciones que mantiene Venus. En los últimos tiempos, gracias a naves como la Venus Express, se han reportado, en informes pertenecientes a una larga investigación, que las nubes del planeta se aceleran con respecto de lo que ocurría en el pasado.
Lo importante e interesante de este descubrimiento es que las variaciones de los vientos son verdaderamente vertiginosas, inesperadas y sin una explicación razonable o siquiera identificable por parte de los científicos como Igor Khatuntsev, del Instituto de Investigación Espacial de Moscú quien junto con su equipo de trabajo ha logrado determinar los movimientos de las nubes de Venus, pero no la razón del cambio de los mismos.
Los resultados presentados después de seis años de observaciones de las nubes de Venus, gracias a la nave enviada por la Agencia Espacial Europea (ESA) y que desde 2006 está observando al planeta gemelo de la Tierra, a nuestro planeta vecino, han determinado que una acelerada rotación de la atmósfera de Venus, contrastante con la lentitud de la rotación del planeta mismo han acelerado los vientos de su superficie hasta alcanzar los 400 kilómetros por hora durante el periodo de tiempo que esta misión ha estado registrando los cambios, que en el inicio de la misión eran de 300 km., por lo que el aumento de la tercera parte de la velocidad se vuelve significativo y muy importante para entender la naturaleza del planeta