Modelo de evaluación del desempeño docente aplicado al caso de Aliat Universidades. Año 4. Número 12

Autora: Ma. Griselda Lugo Cornejo.

RESUMEN
En el presente artículo se describe de modo general, el modelo de heteroevaluación del desempeño docente que actualmente se aplica en los niveles medio superior y superior, de los planteles que conforman la red Aliat Universidades; además del perfil docente, los estándares de desempeño docente y algunos de los fundamentos teóricos en que se basa este modelo.

PALABRAS CLAVE: Evaluación, docente, calidad, educativa, desempeño, práctica, competencia, habilidades.

INTRODUCCIÓN
Con un respaldo teórico y de estudio sobre la evaluación del desempeño docente y habiendo incluso observado algunos sistemas de otras instituciones educativas, en Aliat Universidades se desarrolló un modelo integral de evaluación basado en el perfil docente de la Institución, que se aplica de forma sistematizada y automatizada. Este modelo considera varias perspectivas del proceso de enseñanza y aprendizaje. Aquí se describen primeramente algunos fundamentos teóricos y de manera general en qué consiste este modelo, su finalidad y, a manera de conclusión, algunos de los retos que aún se tienen en este proceso evaluador.

DESARROLLO
La literatura en torno a la evaluación del desempeño docente es amplia, y a pesar de que no es factible agotar aquí el marco teórico que subyace al modelo que se presenta, los siguientes son algunos de los fundamentos teóricos que se consideraron.

La calidad educativa ha sido asociada reiteradamente con el hecho de contar con docentes excelentes que posean los saberes necesarios para propiciar el aprendizaje de los estudiantes; conduzcan una dinámica eficaz del proceso de enseñanza y aprendizaje; sean capaces de aprovechar los materiales y las tecnologías educativas en su práctica; y contribuyan a retener a los estudiantes y lograr buenos resultados de eficiencia terminal (OCDE, 2012; Colclough, 2004; Times Higher Education Supplement World Universities Ranking; Tejedor y Jornet, 2008; Zabalza, 2011; García, 2008; Rigo Lemini y Díaz-Barriga, 2004).

La evaluación del desempeño docente es el proceso que permite tener información con respecto a tales saberes, y sobre todo, apoyar la mejora de las competencias requeridas para lograr el desempeño esperado en los estudiantes. Desempeño que responda a ciertas necesidades de aprendizaje y permita brindar un servicio educativo de alta calidad. Calidad que, en efecto, represente el cumplimiento del perfil de egreso de los estudiantes que proponen los planes y programas de estudio.

García (2008) señala que para dar cuenta de la calidad educativa, las iniciativas de evaluación en la educación superior deben afrontar el reto de ir más allá del ámbito predominante de control y fiscalización, para llegar al cumplimiento de la vocación de éstas al valorar y mejorar las actividades que se evalúan, dentro de las cuales sobresale la actividad docente, por su papel decisivo en el desarrollo de la educación superior y por su contribución al progreso de la humanidad y de la sociedad moderna; sobre todo cuando tal evaluación se enfoca en el reforzamiento de las aptitudes pedagógicas de los docentes y en la mejora de su historial académico, así como en la actualización dentro de su disciplina. Al analizar lo que menciona esta autora, destaca para este trabajo que el sentido de la evaluación docente: el para qué, recae en la mejora de lo que se evalúa, las aptitudes pedagógicas, el historial del docente y su actualización dentro de su disciplina; y más allá de lo inmediato, en la calidad que pueden brindar las instituciones educativas.

A decir de Canales Sánchez (2004): “La evaluación de la docencia universitaria impone, además, una reflexión sobre lo que se espera del rol docente en la educación superior en este siglo XXI. El acelerado crecimiento de los acervos de conocimiento, el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, y muy especialmente el hecho de que la universidad ha dejado de ser el espacio privilegiado de trasmisión del conocimiento, parece desafiar el papel tradicional de la actividad docente. A pesar de que el reto no necesariamente tiene la misma dimensión para todas las instituciones y tampoco se expresa de igual forma en las distintas sociedades, parece inevitable su impacto en la vocación y desempeño del profesor… La pregunta es si le evaluación será capaz de mejorar efectivamente el desempeño docente y hacer frente a los retos o, por el contrario, seguirá una tendencia inercial y condenará a la docencia a un deterioro irremediable”.

Esta disertación de Canales Sánchez (2004) es otra manera de referir el sentido de la evaluación docente. El reto es: para qué se evalúa, el sentido es mejorar efectivamente el desempeño del profesor.
Ahora bien, si este es el reto de mejora del desempeño docente que responde al para qué. Cómo responder a la pregunta: qué evaluar, en concordancia con el para qué. Zalbalza (2006) indica que la docencia como cualquier otra profesión, se constituye en espacio de competencias profesionales. Estas competencias están compuestas por conocimientos de los contenidos que se enseñan y de los procesos de enseñar y aprender, así como por ciertas habilidades específicas como la comunicación, el manejo de recursos didácticos, la gestión de métodos docentes y de evaluación; además de las actitudes propias de la docencia: disponibilidad, empatía y rigor intelectual. Lo que Tejedor y Jornet (2008) plantean es que se debe determinar el modelo de profesores que se requiere, para luego establecer los comportamientos deseables y analizar en función de ello, en qué medida la conducta del profesor satisface el referente de calidad establecido.

Respecto a cómo se evalúa el desempeño docente existe un procedimiento típico que consiste en conocer la opinión de los propios alumnos (García Garduño, 2004). Sin embargo, se conocen ya métodos que contemplan otras perspectivas. Por ejemplo, Rueda Beltrán y Torquemada González (2004) presentan el diseño de un sistema de evaluación de la docencia en la universidad, consistente en que tal evaluación no puede realizarse a través de un único medio, basándose en fuentes múltiples y complementarias. Para ello, presentan tres fuentes para evaluar al profesorado:

La autoevaluación asistida, vista por algunos autores como la única evaluación auténtica, puede ser una de las primeras estrategias a explorar, sobre todo en comunidades académicas que no cuentan con experiencias de evaluación integradas a sus prácticas cotidianas. En esa misma perspectiva, la evaluación de pares también puede funcionar como complemento ya que múltiples aspectos de la docencia pueden ser juzgados con pertinencia por quienes están involucrados en dicha tarea. En este marco los cuestionarios dirigidos a los alumnos pueden ser un instrumento más dentro del conjunto de procedimientos que permiten llegar a tener una visión integral de la actividad docente (Rueda Beltrán y Alma Delia Torquemada, 2004).

Por su parte, Tejedor y Jornet (2008) consideran tres fuentes de información: el profesor a través de un autoinforme y un análisis de su práctica docente en el que aporta reflexiones y valoraciones sobre su propia práctica; los responsable académicos de los centros donde el profesor imparte docencia que elaboran informes mediante los cuales manifiestan su valoración; y finalmente los estudiantes cuya opinión se recaba a través de encuestas de satisfacción sobre la actuación del docente.

Tejedor y Jornet (2008) concluyen que conseguir el objetivo básico de la evaluación del profesorado, que es estimar el nivel de calidad de la enseñanza a fin de contribuir progresivamente a su mejora, implica un doble reto. El primero: obtener información objetiva, fiable y válida para lo cual es necesario diseñar instrumentos adecuados, ampliar las fuentes informativas y contextualizar los resultados con variables intermitentes. El segundo: utilizar los resultados para el diseño de estrategias de formación docente que surjan de las finalidades de:

•    Mejora de la calidad de la enseñanza y del aprendizaje.
•    Revisar la actualización del docente para identificar habilidades y deficiencias que ayuden a planificar actividades formativas.
•    Desarrollar profesionalmente al docente para permitirle incrementar su capacidad de respuesta a las demandas cambiantes (Tejedor y Jornet, 2008).

Finalmente, la Red Iberoamericana de Investigadores sobre la Evaluación de la Docencia (RIIED, 2008) menciona una serie de aspectos y recomendaciones que pueden alentar el diseño e impartición de programas de evaluación del desempeño docente, dentro de los cuales destacan para el contexto de este trabajo, que esta evaluación:

•    Debe ser congruente con la filosofía institucional.
•    Va dirigida a la mejora del proceso de la enseñanza y el aprendizaje.
•    Da importancia al involucramiento de los diferentes sectores de la comunidad educativa.
•    Debe garantizar el diálogo entre evaluadores y evaluados en igualdad de circunstancias, cuidando los aspectos éticos.
•    Debe fundamentarse en el modelo de enseñanza y requiere ser consensuado con toda la comunidad escolar.
•    Considera la articulación de las funciones que les son asignadas a los docentes.
•    Considera necesario el contexto educativo en que se desarrolla la docencia, por ejemplo la modalidad y la periodicidad, entre otros factores.
•    Considera el uso de las diversas fuentes de información, tomando en cuenta los alcances y limitaciones de cada una de ellas.
•    Hace públicos y explícitos los criterios de evaluación para contribuir en la credibilidad de la evaluación (RIIED, 2008).

Modelo de evaluación docente de Aliat Universidades
El modelo de Aliat Universidades para evaluar el desempeño docente a nivel medio superior y superior se desarrolla en función de tres preguntas: para qué evaluar, qué se evalúa y cómo se evalúa.

La respuesta a para qué evaluar es: para la mejora del desempeño docente. Esta red de instituciones educativas asume el compromiso de contar con docentes de excelencia para asegurar la calidad educativa, comprendida por el logro del aprendizaje de los estudiantes y el cumplimiento del perfil de egreso definido en los programas educativos. Se concibe al docente Aliat como un profesionista con capacitad técnica, experiencia, habilidades de comunicación y promotor del aprendizaje y autoaprendizaje de nuevos conocimientos; que valora los atributos endógenos del ser humano ya que lo visualiza como un ser dotado de habilidades, conocimientos, experiencias y con capacidad de mejorar permanentemente sus condiciones de vida; y como un emprendedor que produce esta proactividad también en los estudiantes. El modelo educativo (Aliat Universidades, 2012) describe el perfil de los docentes de la siguiente forma:Asumiendo el reto de contar con docentes que respondan a este perfil, se definió un proceso de desarrollo docente que se conforma básicamente por la hermandad de dos subprocesos: la evaluación y la formación docente. Ambos, teniendo como punto de partida el perfil docente y la derivación de este perfil en estándares de desempeño docente que permiten comunicar en términos concretos las conductas de enseñanza para el aprendizaje, lo que la red Aliat Universidades espera de sus docentes.

Al mismo tiempo que se comunica lo que se espera del desempeño docente, estos estándares permiten responder a la pregunta qué se evalúa, y ayudan a transparentar la evaluación docente. Y también son la base que orienta la formación docente. Los estándares están organizados en categorías conforme a competencias profesionales docentes que representan, salvo las dos últimas categorías que se refieren a aspectos que la institución considera básicos por tratarse de la administración escolar y de los valores y virtudes institucionales comprendidos en el perfil docente. Sin embargo, en general los estándares integran habilidades específicas derivadas del perfil docente Aliat, expresadas y observables en conductas del proceso de enseñanza:Finalmente, respecto a la pregunta cómo se evalúa el desempeño docente, una breve reseña antes. En 2012 se diseñó el primer bosquejo de un modelo integral que considera varias fuentes de información y pretendía implementarse de forma automatizada. Poco a poco se fue avanzando con la participación de autoridades académicas de la Red y de grupos colegiados para integrar los instrumentos concebidos y recabar la información de estas fuentes. En 2013 se implementó la valoración estudiantil de forma automatizada, previo su correspondiente piloteo y análisis de validez y confiabilidad. Después, en 2014 se comenzaron a pilotear otros instrumentos y finalmente en 2015 se logró aplicar un modelo de heteroevaluación, llamado 360º, que recoge la evaluación del desempeño docente mediante instrumentos que se aplican de forma automatizada, a través del sistema de gestión escolar.

Con este modelo, participan en la evaluación: el alumno, contestando un instrumento de percepción y satisfacción; el jefe inmediato que es el coordinador académico (en casos donde no se cuenta con coordinadores participa el director académico), que contesta un instrumento que mide –subjetivamente- la percepción de la disposición y competencia del docente; observadores de la práctica docente, que cuentan con la competencia para integrarse a las sesiones del aula y contrastar las conductas esperadas con la práctica docente observada; nuevamente el coordinador académico, que contesta una rúbrica de cumplimiento y calidad de productos vinculados al desempeño docente -por ejemplo la planeación docente-; y finalmente el propio docente, que realiza una autoevaluación donde debe valorar su desempeño, hacer una reflexión del mismo y establecer compromisos específicos de mejora, en caso de que tome conciencia de su necesidad. Esta es la representación gráfica de dicho modelo, que tiene como puntos de referencia el perfil y los estándares de desempeño docente y se aplica de forma sistematizada y automatizada. En este esquema se indica el peso ponderado que tiene cada fuente de evaluación y que se integra completando un 100% final:

Es necesario agregar que la retroalimentación al docente es fundamental, por ello se cuenta con reportes de resultados automatizados y se trabaja actualmente en procesos de capacitación dirigidos al personal académico que coordinan a los docentes y a los observadores de la práctica docente.

Como se ha indicado, la evaluación del desempeño consiste en una valoración integral que contempla varios actores involucrados: el estudiante, el jefe inmediato -el coordinador académico- y el propio docente. El modelo de evaluación descrito se aplica a los docentes de todas las instituciones educativas que conforman la Red Aliat. Abarca los niveles educativos medio superior y superior, de las modalidades escolarizada y mixta. Y promueve la participación y la retroalimentación para el propio método por parte de evaluadores, autoridades académicas de la institución y docentes evaluados.

CONCLUSIONES
En Aliat Universidades, la evaluación del desempeño docente es un proceso de valoración y retroalimentación de la práctica académica que se basa en el perfil del propio docente y en los estándares de desempeño definidos por la Red, a fin de reconocer fortalezas y oportunidades que permitan mejorar la calidad educativa y orientar la toma de decisiones relacionadas con la formación y el desarrollo en general de docentes exitosos en la Institución. Siguiendo objetivos a mediano plazo, se ha logrado aplicar un modelo integral que considera diferentes fuentes de información, que tiene un respaldo teórico, que está alineado al modelo educativo de la institución y que tiene como objetivo primordial la mejora del desempeño docente para lograr la generación de los aprendizajes esperados en los estudiantes.

Sin embargo, queda aún mucho camino por recorrer. Tenemos pendiente la consolidación de la evaluación del desempeño docente en la modalidad no escolarizada. Tenemos metas claras en cuanto a la formación docente vinculada a este proceso y al fortalecimiento de la capacitación de quienes tienen la tarea de retroalimentar sobre el desempeño. El cambio acelerado y dinámico de la enseñanza, ante el cada vez mayor avance tecnológico, también nos ha dado mayores alternativas de tecnologías educativas y didáctica, que demanda la actualización de nuestro modelo educativo y didáctico, de tal forma que también tenemos el reto de actualizarnos. Las necesidades de educación se modifican y es necesario mantenernos a la vanguardia para ofrecer calidad y pertinencia educativa.

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