Hacia una formación epistemológica de los docentes con función de facilitadores pedagógicos en Educación Primaria. Año 4. Número 12

Autor: José Ramiro Culebro Argüello.

RESUMEN
Hoy los docentes que cumplen funciones de asesoramiento en la Educación Primaria poseen un bagaje de formación pedagógica desde las Normales en Educación Básica o a nivel Licenciatura, mismos que legitiman su estadía frente a un grupo, aunque se llega a esta función por necesidades del servicio educativo en las zonas escolares y no por una formación que cubra las competencias profesionales necesarias de ese profesional. En este artículo se plantea esta función con el advenimiento de la Reforma Educativa en Educación Básica que sí requiere que estos profesionales cumplan competencias profesionales sólidas epistemológica y pedagógicamente.

PALABRAS CLAVE: Facilitador, pedagógico, epistemología, educación, cultura, mejora, vocación, convicción.

INTRODUCCIÓN
Si hemos sabido llegar es porque antes de empezar a caminar nos hemos propuesto hacerlo, aunque falta mucho trayecto por recorrer en un mundo lleno de violencia, poder, corrupción e impunidad y sobre todo en un país donde todo pasa y no pasa nada… ¿Filosofía de la corrupción?

En tiempos de la Reforma Educativa en México (2013), la educación adquiere un papel esencial en el enfoque por competencias porque requiere de educadores investidos, idóneos para disipar cualquier realidad que se les presente. El magisterio actual necesita educadores que perciban y conciban estas necesidades y las tecnológicas: necesitan saber manipular computadoras, celulares, tabletas, para lograr una educación de mayor calidad demandada por la sociedad y por la Constitución mexicana (art. 3).

En este contexto los facilitadores pedagógicos de Educación Primaria, (Subdirección de Educación Primaria, 1995) no se escapan de ser actores en el asesoramiento para los distintos procesos de actualización y capacitación que demanda la reforma educativa, aunque este proceso puede significar que los facilitadores pedagógicos posean un alto grado de sensibilidad epistemológica a través de procesos axiológicos bien definidos que se encaminen a conseguir una educación y asesoramiento altamente deseados, “sin embargo es preciso entonces, recurrir a una verdadera epistemología para que la acción educativa reciba una adecuada orientación” (Guzmán, 2012).

Antiguamente la educación se concebía como un paso de perfeccionamiento y embellecimiento del ente-esencia y el alma, al acercarse a la episteme por medio de la contemplación del amor y la razón (Platón). Esto hace referencia a los sentimientos, pensamientos y acciones, al comportamiento que se muestra o demuestra, que hace sentirse bien con uno mismo y deben poseer tanto docentes como facilitadores pedagógicos.

El logro que se obtenga por medio de la educación promoverá una formación amplia desde la subjetividad y la objetividad ya que se impregna de diferentes acontecimientos y fenómenos que provienen de sí mismos y que con la interacción con otros provoca nuevos constructos sociales de la realidad.

Con esta visión, la educación es el resultado de diversas experiencias teóricas, empíricas, valores morales, éticos, estéticos, mismos que contribuyen hacia la realización de un constructo de progreso humano, símil proceso que tiene tintes de aprendizaje significativo a través de las diversas generaciones en la familia, en la escuela y en la propia cultura.

Bajo esta perspectiva los facilitadores pedagógicos tienen una doble misión, por un lado apropiarse de sus propios constructos epistemológicos y por el otro divulgarlos con facilitadores de su mismo estatus o bien con los estudiantes en las aulas. Esta apropiación de conocimientos conformará y potenciará la epistemología, actualización y facilitación del conocimiento hacia otros mediante la esencia humanística del dar y recibir información veraz, oportuna, eficiente y eficaz.

DESARROLLO
Parte de la esencia humana es su constructo educativo, al dinamizar actitudes, destrezas y habilidades para brindar saberes de acuerdo a su parafernalia cultural: a partir de la formación de valores éticos y estéticos que denoten su valía axiológica con él mismo. El perfil deseado del ser humano desde su educación debe tratar de develar la verdad ante la evolución constante del conocimiento.

La cultura de cada individuo o sociedad provoca transformaciones de manera vertiginosa en una metamorfosis mutable o inmutable que a veces aliena al hombre o lo civiliza. En este horizonte epistémico los facilitadores pedagógicos se encargarán de develar las teorías a la luz del conocimiento, mismas que se dan a través de procesos de construcción, deconstrucción y reconstrucción del mundo de las ideas.

Bajo esta perspectiva hay indicios de que la epistemología y la educación marchan por dos senderos, uno que busca constantemente develar las complejidades de la educación y su esencia y significado; por el otro se trata de introyectar el estudio de la problemática educativa en sus causas, consecuencias, fines y medios con todo el saber de la humanidad.

En este ecosistema social la epistemología de la educación puede recorrer diversos procesos para saber cómo (know-how), sea desde su cimentación, edificación y reedificación de la noción epistémica-educativa.

¿Por qué partir del análisis de locuciones pedagógicas? Uno de los fenómenos educativos que constantemente se observa en el aula en la actualidad es el proceso dialógico entre docentes y discentes, ya que cada palabra posee un mensaje lleno de factores biopsicosociales individuales y colectivos. Por ende, en el contexto no coexiste una relación biunívoca sinérgica entre epistemología y educación. Más aún si los facilitadores del conocimiento pedagógico no promueven ciertos procesos de acompañamiento a los docentes en las aulas. Sin embargo, al “emplazar a la pedagogía como objeto de investigación, conocimiento, lo hacemos bajo la seguridad de que toda ciencia en su desarrollo y en su explicación sociohistórica requiere de permanente recreación y reformulación” (Rodríguez Rivera, 2004).

¿Acaso es la epistemología de la educación la panacea en la Reforma Educativa? Se percibe que la realidad se halla en medio del precepto y el caos. Esta nos fuerza a observarla desde diversas miradas: científica, argumentación epistémica y doxática de la educación. Por lo tanto, la educación se fundamenta en los estudios explicativos de la realidad de lo que se enseña y de lo que se aprende. En este proceso elimina lo que le contamina y refuerza lo que le beneficia. En suma, conducir al hombre en prolegómenos verdaderos o falsos para consolidar conocimientos significativos. “La epistemología se ha convertido, en suma, en un área importante de la filosofía, tanto conceptual como profesionalmente. Por consiguiente vale la pena averiguar qué es y para qué sirve o podría servir” (Bunge, 2007).

¿Es necesaria la antropología de la educación en los procesos de asesoramiento? Si la antropología se encarga de estudiar las características sociales, entonces es necesaria su inserción en los procesos de asesoría ya que permite penetrar en estudios confiables a través de la etnografía, etnología, arqueología, lingüística. Las cuales cohabitan de manera férrea hacia la antropología cultural de manera general y con el acompañamiento de estos estudios se legitima su quehacer educativo-pedagógico. Esto hace referencia a los conocimientos y da sentido al ser humano y sobre todo al dar y recibir mutua ayuda en relación al trabajo entre pares, con otros facilitadores pedagógicos.

¿Cuál es el constructo posible entre el estudio del ser ontológico y la finalidad de las cosas en el acto educativo? Bajo este enfoque el conocimiento teleológico se comprende como la

(…) perspectiva según la cual hay un propósito y un diseño en la vida y el universo. La teleología considera que el desarrollo y las transformaciones en los organismos y en los sistemas se deben a los propósitos o al designio que los informa. Esta creencia de que el cambio tiene un propósito ha sido influyente en el pensamiento metafísico desde Aristóteles y el estoicismo en la antigua Grecia, pasando por la Teología cristiana hasta Hegel en el siglo XIX. Un ejemplo notable de teleología es la interpretación errada que hicieron el darwinismo[,] Spencer y otros, quienes vieron la evolución como progreso. Entre quienes se han opuesto a la Teleología se encuentran Epicuro, Lucrecio, Descartes, Hobbes y Bacon, quienes decían que la evolución y el cambio no tenían propósito (Océano, 2000).

A contraparte la Ontología del ser deviene del “(…) griego on, ontos, el ser, y lógos, tratado, doctrina que a su vez desde la Filosofía es un término introducido por C. Wolf. Suele utilizarse como sinónimo de metafísica en el sentido de la Filosofía primera de Aristóteles o estudio del ente en cuanto ente; es decir, de la esencia de las cosas y no de su apariencia externa. Para E. Husserl es la investigación universal y a priori de las esencias, diferenciándose del puro análisis fáctico. Según M. Heidegger la Ontología busca la comprensión y el sentido del ser a través del caudal interno que el mismo tiene. A esta tarea la llama Ontología fundamental” (Diccionario de Ciencias de la Educación, 2001).

Bajo este esquema, la posible conjunción se podría establecer a partir de la búsqueda en la axiología de los valores humanos ya que lograría mediar entre los dos procesos antes citados y emerger del análisis, la reflexión y la actitud un nuevo conocimiento para beneficio de la función en cada individuo.

En la historicidad de la educación, ¿cuál es la finalidad de la epistemología? Por un lado el que cuenta o transmite historias se encarga de establecer en su argumentación los diversos prolegómenos en el devenir de la historicidad educativa. Por otro la epistemología educativa se encargará de identificar el rumbo de la cultura: aventurarse en el sendero sinuoso educativo de las respuestas veraces y confiables en el hecho educativo. En esta dimensión podemos afirmar que el estudio antropológico del ser humano es inherente a sus propias características a través del periodo de formación durante su vida educativa. A cambio la axiología estudiará los valores intrínsecos de la familia como unidad nuclear de la sociedad. Entonces buscar un híbrido entre la antropología y la axiología será la pauta a seguir sin ser una cohesión concluyente.

En el plano de reflexión ontológica se parte de un cuestionamiento inherente en el proceso de la construcción de la filosofía educativa, es decir, se plantea con el siguiente cuestionamiento, ¿qué es la metafísica de la educación? Se puede pensar desde seis horizontes posibles, por un lado entender a la filosofía de la educación como la pauta filosófica de tipo práctico que tiene por objeto de estudio al individuo en cuanto a ser educable, es decir, éste ostenta una capacidad intrínseca para ser educado, y el estudio de las diversas naturalezas incluidas en un enfoque así. En segundo término el proceso se funda desde el conocimiento filosófico, absorto y casual de lo que implica ser hombre. En tercer lugar desde la expectación, la contemplación de la persona en cuanto a ser educado. En cuarto lugar la mejora educativa de la filosofía de la educación desde la relación con el fenómeno educativo desde otras ciencias. En quinto punto el proceso dirige la mirada desde la alineación de la ética; por último desde la constitución epistemológica de un saber multidisciplinario con un objetivo específico que a su vez distinga prolegómenos de formación de los profesionales de la educación con competencias profesionales detonadas en ciertos contextos diversos. Sin embargo por otro lado, Nietzsche:

Se sugiere a sí mismo la posibilidad de una consideración artística del mundo, practicada con medios científicos pero en actitud antimetafísica, antirromántica, pesimista y escéptica. Una ciencia histórica de esta guisa, al estar al servicio de la filosofía de la voluntad de poder, puede escapar a la ilusión de la fe en la verdad. Pero entonces habría que empezar presuponiendo la validez de esta filosofía. De ahí que por otro lado, Nietzsche tenga que afirmar la posibilidad de una crítica de la metafísica, que ponga al descubierto las raíces de ésta, pero sin considerarse a sí misma filosofía. Declara a Dionisos filósofo y a sí mismo último discípulo e iniciado de este dios filosofante (Habermas, 1989).

Es indudable que a través de la historia del hombre complejo y complicado en sus procesos de vida es necesaria la identificación de sus procesos axiológicos que se fortalezcan con el tiempo a partir de sus propias experiencias como ente social único, que a su vez representan rivalidades entre valores, conciencia, moralidad, estética y ética. Aunque para Nietzsche: “En general pierde su fuerza el pensamiento teleológico que se caracteriza por contrastar entre sí origen y metal y como Nietzsche no niega la conciencia moderna del tiempo, sino que la agudiza, puede entender el arte moderno, que en sus formas de expresión más subjetivas lleva al extremo esta conciencia del tiempo, como el medio en que la modernidad se da la mano con lo arcaico” (Habermas, 1989).

El camino hacia la perfección del ser humano como especie tiene que percibir desde su propia subjetividad intrínseca, emergente desde las voliciones inherentes en los procesos axiológicos que denoten a su vez la potencialidad de su propio ethos y pathos del hombre sobre sí mismo y para sí mismo aunque la espontaneidad de la condición humana aflore. Ahora bien, para penetrar en el mundo de la sensibilidad habrá que introyectar en ese proceso a la ética aunque coexistan en su ambiente transformaciones propias en mundo cuasimódico y enteramente desigual.

Así, el perfeccionamiento humano con todo y sus procesos sistémicos tendrá visos de resiliencia, de prepararse para los futuros problemas que deberá enfrentar a sí mismo como un reto inequívoco de tratar de resolver a medida de su integridad desde su propia cognición y razón de ser.

La referencia de Schopenhauer a aquel “elemento inhumano que se apodera del hombre cuando súbitamente se le hunde el suelo de las formas cognoscitivas de los fenómenos, y el principio de razón suficiente… parece sufrir una excepción. Cuando a este elemento inhumano añadimos el deleite del éxtasis que al hundirse el principio de individuación surge del fondo más profundo de la naturaleza, es cuando vislumbramos la esencia de lo dionisiaco” (Habermas, 1989).

Hoy las diversas generaciones están cubriendo sus necesidades sustentadas en la utopía del desarrollo sostenible a través de un trabajo digno y bien renumerado, si esta es la mirada personal y social del mundo en que cohabitamos, entonces quién o quiénes tienen a cuestas la gran responsabilidad de irrumpir en la epistemología, la cual demuestre que el entendimiento se observe en cómo concebir al otro para concebirme a uno. Esta posiblemente sea una tarea inherente a los facilitadores pedagógicos, ya que por medio de su propia voluntad actitudinal, más su desarrollo cognitivo, eleven la autoestima epistémica de estos facilitadores pedagógicos que a su vez no se escapan de su propia formación. “El cambio pasa así a ser una prerrogativa de expertos con competencia técnica para dirigir y controlar la transformación de las instituciones educativas” (Popkewitz, 1988).

Esta mejora hace referencia a que se deben aprovechar las entidades objetivas y subjetivas que tenemos sin menoscabo de destruir de un solo golpe lo que estamos reconstruyendo como humanos interesados en que perdure la especia y caminemos como ciudadanos del mundo y que los legados que permanezcan para las generaciones siguientes sean fructíferos dentro de las propias metas de la humanidad.

Si bien es cierto que el mundo de la prosperidad conlleva a tratar de apropiarse y de aprovechar lo que se posee como bien material, entonces se vierte una doble tarea: la de atesorarla y la de hacerla perdurable con las descendencias futuras. Esa será la mayor trascendencia de la especie aunque tendrá sus propias vicisitudes de riesgo como lo hemos planteado, la tarea continúa, los compromisos perduran en tanto cada uno los legitime. Sin embargo, apunta De la Mora Ledesma (1981): “…Qué tremenda responsabilidad la del maestro: ser luz o ser oscuridad. Él no da lo que sabe, sino lo que es”.

Esta concepción filosófica del quehacer educativo encierra en unas líneas lo que ha representado conocer los fundamentos básicos de la filosofía de la educación, además de integrar la firme intención de generar una filosofía propia del proceso educativo y de la labor como ser activo y participante de este proceso. Fortalece esta filosofía los intentos cotidianos por dejar en el aula algo más que un puñado de conocimientos: dejar la esencia misma como ser humano que percibe y concibe la vida como un proceso de educación continua que inicia con la gestación y hasta el último respiro (De la Mora Ledesma, 1981).

CONCLUSIONES
La labor está inconclusa, ¿tenemos tiempo de reflexionar epistemológicamente ante los embates irremediables del avance tecnológico? o ¿sólo es una herramienta inventada por el hombre a manera de establecer el consumismo como una necesidad humana y de una especie de fanatismo educativo?

Los maestros en la actualidad se están preocupando de manera profesional ante el advenimiento de la Reforma Educativa en la Educación Básica, algunos vislumbran mejoras en el desempeño de sus funciones docentes al manejar experiencias de trabajo colaborativo con la firme intención de impulsar mejoras en el desempeño, que brinde a su vez el desarrollo de competencias profesionales para bien de ellos mismos y más aún a los discentes que demandan un aprendizaje de calidad.

Ante este marco, hoy los facilitadores pedagógicos de Educación Primaria se enfrentan a una disyuntiva: ser mejores asesores ante la actualización permanente de los docentes o quedar imbuidos en la parafernalia de su historicidad mediocre. Luego entonces para acceder al plano epistemológico tendrán otra tarea consecuente, comprometer su yo ontológico con todo un bagaje axiológico que denote un perfil moral intachable que sea digno de dimensionar como un ejemplo a seguir. Esto lo tendrán que hacer bajo la premisa indisoluble de involucrar como principal responsabilidad la de fortalecer la ayuda mutua entre compañeros y entre maestros.

“El Sistema Educativo Nacional está configurado por una red de poder y responsabilidades y el asesoramiento es un servicio a la comunidad suministrado a través de la administración local y nacional. De modo que el agente de apoyo realiza su labor en contextos sociopolíticos y que está obligado a tomar posición, contribuyendo a clarificar los derechos y responsabilidades de quienes participan” (Rodríguez, 1996).

Los facilitadores pedagógicos tendrán una misión mucho más enraizada toda vez que su principal objetivo esté centrado en una vocación que se refleje hacia la educación de su persona y de las metas educativas que demanda el currículum abierto y el oculto, esto en su contexto laboral. La principal carencia ante este reto es su propia formación ya que esto conlleva a la actualización permanente. Trabajar con un alto sentido de responsabilidad laboral lo llevará a observar de manera diáfana su desempeño profesional en el horizonte epistemológico que le implique ocuparse.

El trabajo por competencias profesionales entre docentes de educación primaria demostrará hasta dónde es capaz el facilitador pedagógico de involucrarse en un contexto social que sea su estandarte de coexistencia entre lo que se enseña y lo que se aprende, así podrá construir su propia epistemología de vida.

En tiempos presentes la escuela Normal para maestros y la Universidad están transformando a sus egresados hacia una formación integral a efecto de que los estudiantes que se gradúan puedan acceder a un campo laboral muy competido.

¿Habrá tiempo para que las Normales o Universidades puedan egresar a docentes como facilitadores pedagógicos, o será acaso solamente una semejanza de su propia involución formativa? Hoy en día la Reforma Educativa está en boga y tiene sus benevolencias reconstructivas en nuestro país. En este sentido, México tiene oportunidad de avanzar con estas metodologías de la enseñanza-aprendizaje ya que se vislumbran procesos de mejora en cuanto a las condiciones de vida de las comunidades fuera de los contextos educativos urbanos y rurales, ¿cuáles son entonces nuestros mayores temores?

BIBLIOGRAFÍA
Bunge, M. (2007). Filosofía/Filosofía de la Ciencia. A la caza de la realidad. La controversia sobre el realismo. Barcelona: Gedisa.

Cuéllar Pérez, H. (2010). ¿Qué es la filosofía de la educación? México: Trillas.

De la Mora Ledesma, J. G. (1981). Esencia de la filosofía de la educación. Editorial Progreso.

Fullat, O. (2000). Filosofías de la educación. Barcelona: CEAC.

Guzmán Suárez, D. (2012). Guía de orientación Vocacional. Bogotá: Universidad Libre.

Habermas, J. (1989). El discurso filosófico de la modernidad. Taurus.

Océano. (2000). Diccionario Enciclopédico Océano. Océano.

Popkewitz, T. S. (1988). Educational reform: Rhetoric, ritual, and social interest. Educational Theory, 38(1):77-93.

Rodríguez Rivera, V. M. (2004). Pedagogía Integradora. Desafío de la Globalización. México: CEYSE.

Rodríguez Romero, M. M. (1996). El asesoramiento en educación. Edit. Aljibe.

Santillana. (2001). Diccionario de las ciencias de la Educación. México: Santillana.

Subdirección de Educación Primaria. (1995). Manual de funciones del Grupo Técnico Pedagógico de Sector y supervisiones escolares. Chiapas: SECH.

Hacia una formación epistemológica de los docentes con función de facilitadores pedagógicos en Educación Primaria. Año 4. Número 12