El desarrollo del aprendizaje autónomo. Año 4. Número 11

Autora: Ariana Ivet Ramírez Arellano.

RESUMEN

El presente artículo aborda el tema del aprendizaje autónomo enfocado en despertar las habilidades del estudiante y del ser humano en general para poder hacer uso de ellas en diferentes aspectos de su contexto, no solamente en el contexto educativo sino en el de la vida cotidiana y permanentemente.
PALABRAS CLAVE: Aprendizaje, desarrollo, metacognición, autonomía.

INTRODUCCIÓN
La sociedad se encuentra en constante cambio, por lo que la Educación y todos sus actores deben mantenerse actualizados para poder cumplir con las exigencias que demanda la sociedad a todos los jóvenes. Por ello es imprescindible que se realicen cambios a los diferentes paradigmas asociados a los modelos utilizados en las instituciones educativas, uno de ellos, sobre la recepción de contenido por parte de autoridades (docentes) que afecta la iniciativa y la creatividad del estudiante, aceptando un papel pasivo en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

La educación es considerada como un medio fundamental para la formación integral de los individuos, debido a ello se han presentado diversas teorías y corrientes que favorecen el ámbito educativo con el propósito de mejorarlo y, a pesar de los cambios, aún existen aspectos donde se requiere una mayor atención para el beneficio del estudiante y su aprendizaje.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) en el informe titulado Estado de la población mundial 2014 menciona que “Los jóvenes son los innovadores, creadores, constructores y líderes del futuro. Pero pueden transformar el futuro solo si cuentan con las aptitudes, la salud, la capacidad de adoptar decisiones y verdaderas opciones en la vida” (ONU, 2014). Esto refleja que la educación es uno de los aspectos más importantes en la actualidad, las exigencias del mundo son mayores. La evolución de la sociedad en diferentes disciplinas ha provocado que las habilidades consideradas como necesarias hoy, sean muy diferentes a las que se trabajan en un contexto académico cotidiano.

Se asume que el aprendizaje autónomo y su desarrollo dentro de las aulas son muy importantes ya que los estudiantes tienen dificultades al generar aprendizaje de manera formal, derivado de las estrategias que se emplean en las clases. Por ello se debe reestructurar la forma en que se trabaja el proceso de aprendizaje y la presente investigación propone una mejora para ello.

DESARROLLO
La formación integral de los estudiantes permite desarrollar un aprendizaje autónomo, además de considerar todas las esferas que intervengan con el alumnado. Armenteros (2010) señala la importancia de intervenir en aspectos socioafectivos y conductuales que afectan directamente al aprendizaje, para generar un ambiente óptimo con las características y los conocimientos indispensables para poder favorecer este proceso.

Al existir cambios educativos, o reformas, generalmente se dirige al propio sistema, y actualmente es necesario que éste tenga el enfoque hacia la formación de los estudiantes, para el desarrollo de una verdadera autonomía en el aprendizaje: “no hay mejor sistema de educación que aquel que prepara al niño a aprender por sí” (Martí, 1881).

El aprendizaje se reconoce como un cambio, una modificación que se percibe dentro del individuo; ese proceso interno que se estudia de manera particular, al evaluarlo en todas las dimensiones que abarcan al ser humano, desde las habilidades físicas hasta las capacidades cognitivas.

“Se puede definir el aprendizaje como el proceso mediante el cual una persona adquiere destrezas o habilidades prácticas (motoras e intelectuales), incorpora contenidos informativos o adopta nuevas estrategias de conocimiento y acción” (Garza, 2000).

Es importante reconocer que los jóvenes afrontan diferentes retos y desarrollan habilidades que dan respuesta a las mismas. Según Covey (2003), “la proactividad es importante en nuestras vidas, pues da la libertad para poder escoger la respuesta a los estímulos del medio ambiente; faculta para actuar con responsabilidad de acuerdo con los principios y valores”.

“El aprendizaje es un proceso de la persona total, en el que interviene todo el yo con sus capacidades, emociones, sentimiento, motivaciones y habilidades” (Ontoria, 2005). Es por ello que resulta preciso intervenir en todos los aspectos que involucran al estudiante y aún más en las nuevas generaciones que desarrollan mayores conocimientos y habilidades, en diferentes campos, como es el caso de la tecnología.

La evolución de la sociedad ha impulsado el crecimiento de diferentes habilidades entre los individuos, atrayéndolos a una nueva sociedad que es conocida como “sociedad del conocimiento”, en donde existen otro tipo de necesidades que el joven debe adquirir y adaptar a su contexto. Afirma Wolton (2000) que “la igualdad de acceso al conocimiento, no es la igualdad ante el conocimiento, por ello se asegura que existe una brecha entre los educadores y educandos y aún, entre ellos mismos”.

El rol del estudiante es muy importante para el aprendizaje autónomo, ya que resulta claro dirigir el proceso totalmente al desarrollo de un aprendizaje verdaderamente eficaz para el estudiante y que sea el joven aprendiz quien tenga las habilidades para poder autorregular sus estrategias y técnicas.

“En el nuevo enfoque del aprendizaje se potencia el pensamiento divergente, que sintoniza con el proceso creativo y con la diversidad de opciones en relación con la información que hay que adquirir y las estrategias que conviene seguir, frente al pensamiento convergente o único” (Ontoria, 2005).

Resulta fundamental tener presente que el aprendizaje es un proceso intrínseco, aunque como seres sociales, el ser humano está en contacto con diferentes estímulos y personas, y como lo señala la teoría sociocultural, planteada por Vigotsky, la interiorización del conocimiento es de vital importancia, sin dejar de lado el proceso que se realiza al momento de exteriorizarlo a través de la mediación. En otras palabras, se aprende mejor con ayuda de otros, por lo que, el estudiante no debe olvidar la importancia que tiene la metacognición, que refiere a ser consciente de los propios procesos de aprendizaje.

Por lo que las estrategias que se realizan dentro del aula tendrán que estar estrechamente vinculadas con el desarrollo de un aprendizaje autónomo y libre, que ayude al estudiante a sentirse capaz de resolver problemáticas por sí mismo, sin la necesidad de tener a alguien que lo guíe en todo momento.

“El respeto a la autonomía y a la dignidad de cada uno es un imperativo ético y no un favor que podemos o no concedernos los unos a los otros” (Freire, 2009).

Así se puede ver que es labor del docente generar este tipo de ambiente y no se puede tomar como una simple recomendación, sino como un elemento esencial en la práctica diaria de su proceso como educador y guía del aprendizaje, fomentando la curiosidad y el deseo del saber en sus estudiantes de forma cotidiana.

“La curiosidad como inquietud indagadora, como inclinación al desvelamiento de algo, como pregunta verbalizada o no, como búsqueda de esclarecimiento, como señal de atención que sugiere estar alerta, forma parte integrante del fenómeno vital” (Freire, 2009).

Es discutible la participación del estudiante dentro de esta labor, pues actualmente su papel activo y curioso juega más como un pretexto para diferentes cambios, reformas y renovación en las perspectivas, que como una realidad dentro del sistema educativo, sobre todo, si no se tiene en cuenta el contexto en el que viven los estudiantes.

“Aprender a aprender activa y experimentalmente es usar un programa de aprendizaje propio, descubrir el conocimiento y no repetir conocimientos ajenos” (Calero, 2009).

Si se comienza a trabajar en las aulas de todo el país con una dinámica que favorezca al aprendizaje autónomo, será más efectivo el proceso de adaptación del estudiante a la sociedad demandante de profesionistas aptos para el desarrollo nacional.

Como menciona Manrique (2004) “el aprendizaje autónomo es la facultad que tiene una persona para dirigir, controlar, regular y evaluar su forma de aprender, de forma consciente e intencionada haciendo uso de estrategias de aprendizaje para lograr el objetivo o meta deseado”. Si en las instituciones educativas se cumpliera el propósito de que el estudiante pueda alcanzar estas metas, sería imposible que no pueda conseguir el desarrollo de un aprendizaje verdaderamente autónomo.

CONCLUSIONES
Actualmente ya no es suficiente tener conocimientos teóricos y científicos, lo ideal es saber aplicarlos en diferentes situaciones y cuando sean necesarios, con la finalidad de poder responder de manera favorable a cualquier problemática, por lo que el desarrollar en el ser humano un deseo constante por seguir aprendiendo sin la necesidad de tener a un guía es imperativo, ya que el simple hecho de indagar, experimentar y crear por su cuenta, hace de éste un ser eficiente para sí mismo y su comunidad.

Si la educación no puede otorgar las herramientas necesarias al estudiante, para poder gestionar sus propios procesos, difícilmente podrá desarrollarlas de forma personal, por lo que es de gran importancia que en las instituciones educativas se comience a fomentar realmente una cultura de autonomía en el aprendizaje, impulsando al joven a tomar sus propias decisiones y orientaciones en cuanto a qué y cómo es que aprende.

Ya se ha comprobado que el cambio puede ser de gran ayuda para las sociedades, pero si no se aplica de forma consciente y activa en la realidad escolar, se seguirá manejando como un aspecto aislado dentro de las distintas teorías y corrientes del aprendizaje, a menos que verdaderamente se tenga una cultura de autonomía dentro del proceso educativo, difícilmente llegará a existir un cambio en la perspectiva educativa actual.

Por lo que el cambio no necesita ocurrir sólo en uno de los actores del proceso, en este caso, el estudiante, sino en todos los elementos que lo conforman, desde la más simple adecuación curricular, hasta la modificación de planes y programas que aún siguen favoreciendo al docente como punto central del proceso.

BIBLIOGRFÍA
Armenteros, J. (2010). La intervención en las dificultades de aprendizaje. Enfoques Educativos, 57(14).

Bromberg A., Kirsanov, E. y Longueira Puente, M. (2007). Formación profesional docente. Nuevos enfoques. Buenos Aires: Bonum.

Calero, M. (2009). Técnicas de estudio. México: Alfaomega.

Castañeda, L. y Sánchez, M. M. (2008). Software social y aprendizaje autónomo en la educación superior. La experiencia del 3er trial del proyecto europeo iCAMP.

Covey, S. (2003). Los siete hábitos de la gente altamente efectiva. Buenos Aires: Paidós.

Freire, P. (2008). Cartas a quien pretende enseñar. México: Siglo XXI.

Freire, P. (2009). Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa. México: Siglo XXI.

Garza, R. (2000). Aprender cómo aprender. México: Trillas.

Gros, B. y Silva, J. (2005). La formación del profesorado como docente en los espacios virtuales. Madrid: CCS.

Manrique, L. (2004). El aprendizaje autónomo en la educación a distancia. Primer congreso Virtual Latinoamericano de Educación a distancia.

Martí, E. (2000). Metacognición y estrategias de aprendizaje. En Pozo, J. I. y Monereo, C. El aprendizaje estratégico. Madrid: Santillana.

Martí, J. (1881). Obras completas. Cuba: Edición crítica.

Martínez Fernández, J. R. (2005). Concepción del aprendizaje, metacognición y cambio conceptual en estudiantes universitarios de Psicología. (Tesis inédita de doctorado). Universidad de Barcelona.

Ministerio de educación del Ecuador. (2011). Padres de la educación especial. Portal educativo educar ecuador. Ecuador.

Ogalde, I. (2008). Nuevas tecnologías y educación. Diseño, desarrollo, uso y evaluación de materiales didácticos. México: Trillas.

Ontoria, A. (2006). Aprendizaje centrado en el alumno. Metodología para una escuela abierta. España: Narcea.

Ontoria, A. (2005). Potenciar la capacidad de aprender y pensar. España: Narcea.

ONU. (2014). Estado de la población mundial. UNFPA. ONU.

Wolton, D. (2000). Internet ¿Y después? Barcelona: Portic.

El desarrollo del aprendizaje autónomo. Año 4. Número 11