Cálculo de requerimientos calóricos y contenido calórico de los alimentos. Año 3. Número 6

Autora: Belén Otero Lamas.

Resumen
El presente texto explora cuáles son las condiciones calóricas de diferentes grupos de alimentos e identifica cuál es el requerimiento calórico cotidiano de las personas a partir de fórmulas específicas, esto dada la necesidad de llevar a cabo una alimentación equilibrada y óptima, la cual dependerá de si se es adulto, niño, hombre o mujer.

Palabras clave: Alimentación, requerimientos, calóricos, nutrición.

Introducción
Para poder realizar un plan de alimentación lo más importante es conocer el gasto energético total de la persona. El cálculo podría parecer sencillo, pero se deben considerar características como edad, sexo, estatura; y factores económicos, sociales, culturales, etc. Ningún individuo es igual y, por lo tanto, la dieta debe ser específica para cada persona.

El uso de fórmulas es de gran ayuda; sin embargo, conocer a la persona y entender su dieta diaria será de mucha utilidad para ajustar los menús a sus necesidades.

En México existe el plato del bien comer, que sirve como guía para realizar planes de alimentación; sin embargo, para trasladar a números este plato se requiere aprender a utilizar el Sistema Mexicano de Alimentos Equivalentes (SMAE), donde se puede aprender a identificar a cada alimento.

Una forma de entender la nutrición es mediante las etapas de la vida; cada una de ellas tiene características que ayudarán a comprender de manera clara los requerimientos de cada persona y así poder realizar menús con cálculos adecuados a las necesidades de cada quien.

En la actualidad, la nutrición es un tema muy importante debido a su reconocimiento para lograr una buena salud. En general, la alimentación está influenciada por la edad y es sumamente importante aprender a usar el SMAE, pues resulta de gran utilidad al realizar sustituciones, así como aprender a tener una alimentación adecuada.

Desarrollo
Cálculo de requerimientos calóricos
Lo más importante que debe hacer el nutriólogo es determinar las necesidades energéticas. El metabolismo determina el gasto energético que representa todos los cambios que puede presentar el ser humano.

Cálculo del gasto energético basal y total
El cálculo del gasto energético basal (GEB) y total (GET) es indispensable, ya que es la única manera de conocer los requerimientos de cada persona. Las variables que se deben considerar en su cálculo son: sexo, edad, estatura, composición corporal, factores genéticos, consumo de energía, estado fisiológico, condiciones patológicas y temperatura ambiente.

El gasto energético basal (GEB) se define como: la tasa de gasto energético en estado postabsortivo, después de un ayuno nocturno de 12 a 18 horas, y corresponde a la energía gastada para conservar las actividades basales del organismo que incluyen los gastos para la conservación del tono muscular, de la temperatura corporal, la circulación, la respiración, así como las actividades glandulares y celulares incluyendo el crecimiento; se considera que es el gasto mínimo de energía compatible con la vida (Suverza y Haua, 2010).

También se le conoce como gasto energético en reposo (GER). El GEB se puede calcular de varias formas, sin embargo, la más recomendada y usada, con más estudios de validación, es la Harris Benedict:

Para hombres (adultos): GEB (Kcal/día) = 66.5 + 13.75 (peso en kilos) + 5.08 (talla en cm) – 4.68 (edad en años).

Para mujeres (adultos): GEB (Kcal/día) = 655.1 + 9.56 (peso en kilos) + 1.85 (talla en cm) – 4.68 (edad en años).

Existe una variable muy importante que debe ser valorada en el cálculo del GET: el efecto termogénico de los alimentos (ETA). Este efecto termogénico “es el incremento sobre el dato energético basal debido a la energía que se gasta por el trabajo de la digestión y absorción de los alimentos, aunque este gasto se presenta también en la alimentación intravenosa. El efecto termogénico de los alimentos (ETA) se calcula sobre un 10% de gasto energético basal en una dieta mixta” (Pérez de Gallo y Marván, 2000).

Otro contribuyente al GET es el gasto de energía por actividad física (AF), “éste puede variar desde un 10 a un 40% en 24 horas ya que se puede incrementar en base a la duración, intensidad, tipo y constancia de la actividad física. El cálculo energético que se gasta por actividad o deporte energético se puede calcular considerado en el 10% del GEB para sujetos encamados sin hipercatabolismo, 20% de GEB para sujetos con actividad secundaria, 30% de GEB para sujetos con actividad moderada y 40% para sujetos con actividad fuerte” (Pérez de Gallo y Marván, 2000).

El GET se calcula de la siguiente manera: GET= GEB + ETA + AF
Donde: GET= Gasto energético total. GEB= Gasto energético basal. ETA= Efecto termogénico de los alimentos. AF= Actividad física.

En el caso de mujeres embarazadas o lactantes es necesario aumentar 300 y 500 kcal al gasto total del día, respectivamente.

Cuando un paciente se encuentra internado en un hospital por alguna enfermedad o tipo de trauma se genera el conocido “estrés fisiológico”, el cual puede generar un gasto de energía extra al cuerpo, para hacer el cálculo en estas situaciones existen tablas de apoyo.

Cálculo del contenido calórico de los alimentos
El sistema de equivalentes es el método que se basa en grupos de alimentos, es útil para planificar la alimentación, considerando la parte cualitativa y cuantitativa, y así darle variedad a la dieta sin modificar la energía y su equilibrio.

El Sistema Mexicano de Alimentos Equivalentes
Los grupos de alimentos se utilizan para ofrecer orientación alimentaria; el plato del bien comer es una excelente herramienta práctica y sencilla para enseñar a comer, para hacer menús que cumplan las características de una dieta correcta, ya sea a nivel personal o grupal, a partir de tres grupos principales de alimentos.

Sin embargo, generalmente se requiere mayor detalle en el diseño y/o evaluación en los planes de alimentación. “En estos casos particulares, en los que no es suficiente una recomendación general y puramente cualitativa, pero tampoco se requieren cálculos estrictos de cada uno de los nutrimentos contenidos en la dieta, es que el Sistema Mexicano de Alimentos Equivalentes ocupa un sitio relevante, pues se encuentra en el justo medio” (Pérez Lizaur et al., 2008). Este sistema facilita la comunicación entre quien está realizando el plan de alimentación con el paciente o con el personal de la cocina.

El sistema de equivalentes es una herramienta necesaria para el diseño de planes de alimentación normales, modificados y hechos a la medida; en especial, para las personas que necesitan bajar de peso; se basa en el concepto de “alimento equivalente, es decir, aquella porción (o ración) de alimento cuyo aporte nutrimental es similar a los de su mismo grupo en calidad; lo que permite que puedan ser intercambiables entre sí” (Pérez Lizaur et al., 2008). Los alimentos equivalentes están calculados con base en: “El peso neto de los alimentos, es decir, sin cáscara, semillas, ni huesos y espinas. El peso de los alimentos cocidos” (Pérez Lizaur et al., 2008).

El Sistema Mexicano de Alimentos Equivalentes además ayuda en:

1. El diseño de menús en guarderías, comedores institucionales, restaurantes.
2. El manejo de las porciones de alimento en medidas caseras.
3. El cálculo de las cantidades de alimento en peso bruto, peso neto, (crudo y cocido) para realizar compras adecuadas en establecimientos que se dedican al servicio de alimentos.
4. Diseñar menús para pacientes con algún tipo de padecimiento.

“El Sistema Mexicano de Alimentos Equivalentes se basa en la agrupación de alimentos propuesta en la NOM-043-SSA2-2005. Servicios básicos de salud. Promoción para la salud en materia alimentaria” (Pérez Lizaur et al., 2008). En él se consideran las “características cualitativas de los alimentos, (determinación del principal aporte nutrimental o de los componentes nutricios representativos) y cuantitativas (determinación de la media equivalente -tamaño de las porciones- que en promedio aporten al consumidor cantidades similares de energía, proteínas, hidratos de carbono y lípidos)” (Pérez Lizaur et al., 2008).

Alimentación en las diferentes etapas de la vida
Cada etapa de la vida está marcada por diferentes situaciones, desde la parte física hasta la parte psicológica y emocional, por ello es importante separar cada una de estas etapas con respecto a la nutrición. Desde el nacimiento hasta la edad adulta los requerimientos físicos, mentales y de alimentación van cambiando, y a través de los años se debe procurar mantener la salud en cada una de estas etapas.

Nutrición en el primer año de vida
En el primer año de vida, se producen dos momentos nutricionalmente importantes: la lactancia y la ablactación.

Lactancia
La lactancia es fundamental, se ha demostrado que los niños lactados exclusivamente con pecho durante los primeros 4 a 6 meses de vida crecen de manera adecuada. La lactancia es un proceso hormonal que desencadena la estimulación del niño. Lo único que requiere el cuerpo para tener una producción de leche adecuada es agua (2 litros de agua mínimo), alimentación apropiada con base en el GET y 500 calorías extra para asegurar la producción de leche.

El calostro es el “líquido amarillo que sale antes que la leche que tiene mayor cantidad de proteínas y menor contenido de lípidos y lactosa” (Casanueva et al., 2010), es muy importante, ya que contiene muchos nutrimentos que requiere el bebé para formar su sistema inmunológico.

Las ventajas de la lactancia son:

− Nutricionalmente es superior a cualquier alternativa para el bebé.
− Es inocua, es decir, segura para el bebé.
− Siempre está fresca.
− No es alergénica.
− Los bebés comen la cantidad que requieren y no más de lo que necesitan.
− Favorece el desarrollo mandibular y dental.
− Resulta más económico.
− Favorece el contacto entre madre e hijo.

La leche materna cubre todas las necesidades del bebé, incluso hasta el año de vida, sin embargo, se recomienda el proceso de ablactación a partir del cuarto al sexto mes. Normalmente es el pediatra el que guía a la madre en este proceso, aunque el apoyo de un nutriólogo puede ser fundamental.

Ablactación
La ablactación “es la introducción de alimentos diferentes de la leche” (Casanueva et al., 2010). “El desarrollo fisiológico de los niños a partir del 4º mes les permite aceptar sin mayor dificultad los alimentos semisólidos y aprovechar los nutrimentos que contengan” (Casanueva et al., 2010).

Con la introducción de nuevos alimentos existen nuevas fuentes de energía de otros nutrimentos, por lo que la leche materna dejará gradualmente de tener tanta prioridad, “es por esto que al cumplir el primer año de vida, cerca de la mitad de las necesidades energéticas del niño están cubiertas por alimentos diferentes a la leche materna” (Casanueva et al., 2010).

Para empezar la ablactación, primero se recomienda introducir frutas y verduras; después, cereales, alimentos de origen animal y leguminosas. Se puede iniciar en consistencia de puré y poco a poco aumentar la consistencia de los alimentos. Es importante que la leche que siga consumiendo el niño sea materna o de fórmula, según sea el caso.

Se recomienda evitar, hasta cumplir el primer año de vida, el consumo de chocolate, huevo entero, nueces, mariscos, miel, jugos cítricos, jugos en bote, alimentos azucarados, leche entera y sus derivados, para que el sistema inmunológico se forme perfectamente, y de esta manera no se generen alergias alimentarias, y que el niño aprenda a conocer los sabores originales de los alimentos. En la preparación de las papillas y purés se recomienda no agregar sal ni condimentos.

La formación de hábitos alimentarios debe empezar desde la ablactación, por ello es importante fijar horarios de comida (5 veces al día), evitar ver la televisión y que la comida sea monótona, para lograr esto se puede jugar con los colores y las texturas de los alimentos. La variedad en la dieta asegura el contenido de vitaminas y minerales que requieren los niños.

“Desde el nacimiento hasta alrededor del primer año, la estatura del niño aumenta cerca del 50% y triplica su peso” (Casanueva et al., 2010).

Nutrición del preescolar y escolar
“La alimentación y la nutrición suelen tener implicaciones a largo plazo; lo que sucede en la infancia y en la niñez repercute en la adolescencia y al crecer. El cuidado de la alimentación y nutrición de los niños es parte fundamental de su salud integral. El énfasis no debe ponerse en solucionar los problemas, sino en prevenirlos y promover la salud atendiendo los detalles de la vida diaria” (Casanueva et al., 2010).

Etapa preescolar
La etapa preescolar está entre los 6 y los 11 años de edad, y el incremento en el peso y la estatura se mantienen normalmente constantes. En esta etapa se produce el desarrollo de los dientes, esto se debe considerar al momento de elegir el menú. Se recomienda que el requerimiento de energía de los preescolares sea de 70 kcal/día/kg de peso, cuidando que el aporte de proteína sea adecuado, que se sugiere de 28 gr/día de proteína.

El cálculo de energía es muy variable de un niño a otro, por ello se debe considerar que las recomendaciones sirven sólo como referencia. En esta etapa se forman hábitos buenos y malos, así como gustos y actitudes, es por esto que el responsable de proporcionar los alimentos al niño debe informarse con el especialista.

La presentación divertida, atractiva y variada de los alimentos en esta etapa hará que el niño pruebe nuevos alimentos y disfrute comer con la familia, pero no se debe de dar trato “especial”, pues es necesario que aprenda a probar los diferentes alimentos y decida si le gustan o no, y el responsable de la alimentación debe dar opciones de un mismo alimento para motivar al niño a que lo acepte finalmente.

En esta etapa de la vida, el hábito del desayuno es fundamental, si el adulto o responsable de la alimentación del niño no inculca esta costumbre, difícilmente lo podrá hacer en el futuro; hacer cinco comidas también se debe enseñar en esta etapa.

Generalmente a los niños les gustan los dulces, las botanas, los refrescos y los pasteles, pero su consumo debe ser moderado. No se deben usar este tipo de alimentos como premio por comer otros, de lo contrario, el niño le dará una connotación de bueno o malo a los alimentos. En fiestas, reuniones, cumpleaños, etc., se pueden comer dulces, pero no deben ser parte de su alimentación diaria.

El error más común de los padres es no preparar lunch y dar dinero a los niños, al hacerlo se generan hábitos inadecuados; se recomienda como refrigerio de los niños: agua de frutas, leche, queso, sándwiches de diferentes rellenos, verduras, frutas, molletes, yogurt, cacahuates, palomitas, ensaladas, salchichas.

La deficiencia más común en niños preescolares es la del hierro, que puede generar anemia, es importante que el niño tenga una dieta adecuada, que consuma carne, cereales, pan, verduras, frutas, leche, así como que acuda a las citas del pediatra y haga ejercicio.

Etapa escolar
La etapa escolar está entre los 11 y los 13 años, en general se deben cuidar los mismos aspectos que el preescolar, pero también es importante monitorear el consumo de fibra, calcio y líquidos. En esta etapa se requiere bastante apoyo de los padres, debido a que se acerca la adolescencia, y en esa etapa ocurren muchos cambios físicos y psicológicos, y si la alimentación no se vigila desde la etapa escolar pueden producirse problemas a largo plazo.

México ocupa el primer lugar de obesidad en niños preescolares y escolares; esto es el reflejo de los hábitos inadecuados que se han inculcado a los niños desde temprana edad. Para prevenir la obesidad es necesario controlar la alimentación y hábitos alimentarios, realizar y fomentar la actividad física, informar a los niños sobre los problemas de salud que pueden tener al presentar sobrepeso y obesidad, y explicarles los beneficios que obtendrán al hacer estos cambios. Sin embargo, si los padres no comienzan a realizar los cambios de estos hábitos, difícilmente el niño los podrá hacer. Finalmente, se debe considerar que los niños imitan lo que hacen los adultos, lo cual puede convertirlos en obesos, además de otro factor como es la herencia.

Nutrición del adolescente
“Antes de abordar los aspectos más importantes de la nutrición durante la adolescencia, es necesario hacer la distinción entre pubertad y adolescencia” (Casanueva et al., 2010).

La pubertad es el periodo posnatal de máxima diferenciación sexual, en el que se producen cambios en los órganos reproductivos, aparecen las características sexuales secundarias y se modifican el tamaño y la composición corporales (las proporciones de músculo, grasa y esqueleto), lo que requiere de un sinnúmero de ajustes fisiológicos. En términos generales, se considera que la pubertad termina cuando el individuo deja de crecer y está apto para la reproducción.

Mientras que la pubertad es un proceso fisiológico, la adolescencia es un proceso psicosocial, que comprende todos aquellos cambios que constituyen la transición de niño a adulto y que se acompaña de una serie de ajustes que eventualmente le permiten aceptar las trasformaciones morfológicas, buscar un nuevo concepto de identidad (el yo) y realizar un plan de vida (Casanueva et al., 2010).

Los factores que pueden afectar los requerimientos nutricios en la adolescencia son: actividad física, embarazo y/o lactancia, enfermedades crónicas. En general, estos factores son los que suelen hacer la diferencia en los requerimientos en el adolescente; si son adolescentes sanos, se debe hacer el cálculo como una persona sana y manejar una dieta recomendable.

Debido a que en esta edad se forma el carácter, se presentan muchos cambios; además, los adolescentes son un grupo vulnerable que puede presentar trastornos en la alimentación y repercutir en su estado de salud, lo que podría ocasionar fallas en el crecimiento y desarrollo. Algunos de los trastornos en la alimentación son: anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, obesidad. Estos trastornos se deben atender por un equipo multidisciplinario que incluya médico, psicólogo y nutriólogo.

Nutrición del adulto
La edad adulta está comprendida entre el término de la pubertad y el inicio de la vejez; es un periodo muy largo y la alimentación en esta etapa es más compleja debido a que generalmente se hace fuera de casa. Por otra parte, se tienen malos hábitos, se consume alcohol con más frecuencia, puede existir tabaquismo, se presentan enfermedades, etc., es por toda esta complejidad que en esta etapa se debe cuidar la salud del paciente y realizar una tarea muy fuerte para modificar hábitos y prevenir enfermedades o corregir las que ya existen. Las enfermedades más comunes en esta etapa son: obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, cáncer, enfermedades gastrointestinales.

Estas enfermedades se pueden prevenir o mejorar en el tratamiento con la alimentación, más adelante se mencionará a cada una de ellas; sin embargo, el manejo de la alimentación es fundamental para evitar su presencia.

Los requerimientos nutricios y la dieta deben permitir el mantenimiento del peso evitando la obesidad o el bajo peso, y cubrir las recomendaciones diarias de nutrimentos. Algunas modificaciones alimentarias y de estilo de vida del adulto son:

a) “Equilibrar el consumo de energía con la actividad física para alcanzar o mantener un peso saludable.
b) Consumir una gran variedad de alimentos en cantidades adecuadas, combinando todos los grupos de alimentos”.
c) “Moderar el consumo de alimentos de origen animal debido a que contienen más cantidad de lípidos (ácidos grasos saturados y colesterol), como la yema de huevo, el chicharrón, la crema, las carnes grasosas, la pollo con piel, el tocino, entre otros” (Casanueva et al., 2010).
d) Elegir el consumo de pescado y aves.
e) Preferir los cereales integrales ya que tienen mayor contenido de fibra.
f) Consumir leguminosas ya que contienen menos lípidos y buen contenido de proteína y fibra.
g) Reducir el uso de grasas animales y utilizar aceites vegetales.
h) Aumentar el consumo de verduras y frutas.
i) Mantener un “consumo adecuado de calcio consumiendo productos lácteos que pueden ser descremados, tortillas, charales, sardina, verduras de hoja verde” (Casanueva et al., 2010).
j) Disminuir el consumo de alimentos ahumados, bebidas alcohólicas, azúcar, sal y grasas.
k) Consumir líquidos en abundancia y realizar actividad física.

Nutrición de la mujer adulta y embarazo
La nutrición de la mujer adulta tiene algunas diferencias, la primera se refiere al proceso reproductivo. “La edad adulta de la mujer comprende varios procesos fisiológicos, que en forma genérica se describen como: no embarazo, embarazo, lactancia y climaterio.

Cuando la mujer adulta no está embarazada se presentan ciertos cambios hormonales que deben ser monitoreados anualmente por su médico y estos cambios pueden afectar la alimentación. El denominado “síndrome premenstrual” tiene ciertas características que pueden modificar la conducta alimentaria: incremento de hambre, antojo de alimentos dulces, aumento en el consumo de alcohol, disminución de actividades sociales y físicas.

Es importante que en esta etapa donde no hay embarazo, el monitoreo hormonal lo realice un médico para administrar el medicamento adecuado para la mujer (aunque la automedicación no se recomienda en ninguna etapa).

Es muy común que, por diferentes cuestiones, la actividad física sea prácticamente nula, por lo que el riesgo de presentar ciertas enfermedades aumenta. Acudir con un especialista a valorar el estado de salud y la nutrición en esta etapa es fundamental.

Durante el “embarazo la mujer recibe más atención médica que en cualquier otra etapa de su vida reproductiva” (Casanueva et al., 2010). Ya que el embarazo puede detonar enfermedades como la hipertensión, la diabetes gestacional o la anemia. En esta etapa, el aumento controlado y adecuado de peso disminuye la presencia de estas enfermedades, por ello es muy importante cuidar y monitorear este aspecto durante el embarazo. El aumento de peso durante el embarazo dependerá del peso de la mujer al quedar embarazada.

Algunos malestares del embarazo que pueden intervenir en la nutrición de la mujer son las náuseas y los vómitos, que son muy comunes en el primer trimestre del embarazo, además del estreñimiento, las hemorroides y los calambres que se presentan por las noches; todos estos se pueden aminorar si existe una alimentación adecuada.

El aumento de energía en la dieta durante el embarazo debe ser de 300 kcal/día. Las restricciones alimentarias que se recomiendan en esta etapa son: no consumir alcohol (ya que puede originar que el bebé no crezca adecuadamente y se presenten malformaciones congénitas); no fumar (se ha observado un incremento en la mortalidad, además de bajo peso al nacer, retardo en el crecimiento intrauterino y ruptura prematura de membranas); no tomar cafeína (puede generar retardo en el crecimiento intrauterino); evitar el consumo de mariscos, carnitas, fresas y productos crudos, debido a que son productos altamente infecciosos y pueden generar una enfermedad gastrointestinal fuerte y, durante el embarazo, el uso de medicamentos es limitado y controlado estrictamente por el médico.

También es importante no consumir productos que contengan fenilcetonúricos, debido a que existe una enfermedad llamada fenilcetonuria, la cual puede padecer el bebé, pero esto no se puede saber hasta el momento de su nacimiento y realizar la prueba del tamiz, si el bebé presentara esta enfermedad y se consumen fenilcetonúricos se puede ocasionar daño cerebral.

Antes del embarazo se recomienda dar complementos de ácido fólico a la mujer para evitar enfermedades en el tubo neural de los niños.

Evaluar la reserva de hierro en el embarazo es importante, si es baja, se debe suplementar con hierro y verificar que se consuma con vitamina C para asegurar su absorción.

Durante la lactancia la alimentación también tiene un papel muy importante. “El aumento del gasto energético en la mujer lactante aumenta 500 kcal” (Casanueva et al., 2010).

La lactancia es un momento en el que hay muchos cambios hormonales, pero por otra parte, es el mejor momento para recuperar el peso adecuado en la mujer debido al aumento en el gasto energético, el cual es generado por la producción de leche materna.

La producción de leche es un proceso hormonal, la estimulación del bebé genera que se envíen “señales” hormonales y se desencadene el proceso de producción de leche. El consumo de atole, levadura o cerveza no produce más leche; sin embargo, el consumo de agua (además de que el cuerpo la pide) es fundamental para tener leche suficiente para el bebé. Si se empiezan a sustituir las tomas por fórmulas en biberón, la estimulación comenzará a disminuir y por lo tanto, la producción de leche.

Durante la lactancia las restricciones alimentarias son muy parecidas a las del embarazo, sin embargo, el consumo de ciertos alimentos puede generar molestias gástricas en el bebé, como por ejemplo, los cítricos, la papaya o las guayabas, si esto ocurre se deben de suspender de la dieta hasta que la madre ya no le suministre leche al bebé.

El climaterio “es la época fisióloga de la vida de la mujer que se caracteriza por la disminución en la función ovárica, seguida de una serie de ajustes endócrinos que se manifiestan de manera sucesiva por alteraciones menstruales, esterilidad y suspensión de la menstruación” (Casanueva et al., 2010).

El término menopausia se refiere “a la fecha en que la mujer menstrua por última vez. Para aceptar que esto ha ocurrido deben de haber transcurrido por lo menos 12 meses desde la fecha del último sangrado. La edad de la menopausia oscila entre los 45 y los 50 años de edad” (Casanueva et al., 2010). En esta etapa se debe cuidar el consumo de calcio, ya que es muy común su deficiencia, y a largo plazo genera osteoporosis. El consumo de alcohol, cafeína y el tabaquismo puede ocasionar que no se absorba el calcio de manera suficiente, por ello se recomienda su eliminación de la dieta diaria. Por otro lado, la actividad física previene que se pierda calcio. Si es necesario suplementar la dieta con calcio, se debe monitorear por el médico y el nutriólogo.

Es necesario equilibrar el consumo de energía y la actividad física en esta etapa, ya que el metabolismo disminuye conforme el crecimiento y hacer un ajuste en el balance entre estos aspectos será suficiente para mantener el peso adecuado de la mujer.

Nutrición del anciano
En general, en el mundo, la esperanza de vida ha aumentado, y en consecuencia, también se ha incrementado el número y la proporción de personas de edad avanzada.

El conocimiento de las relaciones entre las enfermedades crónicas y el proceso de envejecimiento ha avanzado de forma considerable. “Esto nos permite hoy en día modificar la historia natural de algunos padecimientos crónicos. Los factores nutricios tienen una profunda influencia en el desarrollo del individuo y en su predisposición a las enfermedades degenerativas” (Casanueva et al., 2010).

Conforme avanza la edad, la composición corporal va cambiando, se pierde estatura, agua corporal, así como masa muscular y ósea, sin embargo se gana masa grasa. Por ello, en la dieta es muy importante cuidar el consumo de energía, las proteínas, hidratos de carbono y lípidos, ya que al disminuir el consumo de estos tres macronutrimentos, que son proveedores de energía, y al no tenerlos en la cantidad adecuada, se puede originar desnutrición.

En esta etapa se presenta con frecuencia estreñimiento, por lo cual es muy importante cuidar el consumo de fibra y agua. La deshidratación es común en los ancianos, por ello es esencial monitorear el consumo de líquido, se recomienda que sea de 1.25 a 1.5 litros por día.

Es muy común el apoyo de complementos nutricios en esta etapa, debido a que el apetito y la capacidad gástrica están severamente disminuidos.

La pérdida de dientes y los cambios en el olfato y el gusto también provocan que disminuya el apetito, es importante conocer estos factores para poder preparar un menú adecuado a sus circunstancias y que sean apetitosos a la vista, al olfato y al gusto.

Conclusiones
La actualidad requiere que los seres humanos se alimenten de forma correcta y tener información acerca de lo que el cuerpo necesita y lo que los diferentes grupos de alimentos proporcionan es fundamental para comer sano, variado y en proporciones adecuadas.

De lo anterior, la importancia de identificar los diferentes grupos alimenticios y en qué medida son necesarios para el cuerpo. Esto no quiere decir que de vez en cuando no se puede hacer una excepción, pero el siglo XXI sí exige ser personas informadas y consumir lo mejor en alimentos frente a lo poco adecuado de los alimentos altamente procesados en la actualidad.

Bibliografía

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Suverza, A. y Haua, K. (2010). El ABCD de la evaluación del estado de nutrición. México: McGraw-Hill.

Cálculo de requerimientos calóricos y contenido calórico de los alimentos. Año 3. Número 6

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